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LAS AVENTURAS DE TOM SAWYER


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  6.574 Palabras (27 Páginas)  •  443 Visitas

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LAS AVENTURAS DE TOM SAWYER

Como tantas veces, tía Polly buscaba a Tom. Después de buscarlo por toda la casa, de repente Tom apareció y en cuanto tuvo la oportunidad, se volvió a escapar e hizo travesuras aquel día, como tantos otros los había hecho.

Mientras que cenaban, tía Polly, comenzó a hacerle preguntas a Tom para intentar descubrir que había vuelto a hacer novillos y había ido a nadar. Sin embargo, no lo hubiera conseguido si Sidney, el primo de Tom, no le hubiese dicho a su madre que ella había cosido el cuello con hilo blanco, mientras que el que llevaba ahora, era negro. Así que tía Polly volvió a castigar a Tom a trabajar el sábado. Cuando Sid dijo eso, Tom salió corriendo y se fue a dar un paseo. Por el camino se encontró con un chico nuevo que, aunque era viernes, iba vestido muy elegante. Empezaron a meterse el uno con el otro y acabaron peleándose. Tom le ganó al chico y cuando éste ya estaba yéndose a su casa, le tiró una piedra a Tom y le dio entre los hombros. Tom comenzó a correr detrás del forastero hasta llegar a su casa y allí se quedó fuera en la valla hasta que la madre del muchacho le dijo que se fuera. Al llegar a casa, tía Polly lo pilló entrando por la ventana y, al ver cómo estaban sus ropas, decidió castigarle definitivamente el sábado.

El sábado era un día estupendo. Tom estaba castigado y tenía que blanquear la valla. Mientras que Tom estaba sentado, completamente desilusionado, frente a la verja, pasó por allí Jim, que iba a la bomba a por agua. Tom siempre había odiado ese trabajo, pero ahora le parecía el mejor trabajo del mundo. Preguntó a Jim si él quería blanquear un poco, mientras que Tom iba a coger agua, pero éste ya había recibido órdenes de tía Polly para que no dejara a Tom ir a por agua, sino que fuera él mismo. Tom intentó negociar con Jim, éste finalmente aceptó, pero tía Polly los pilló, así que, Jim fue a por agua y Tom se puso a blanquear.

Cuando ya llevaba un rato blanqueando, le vino la inspiración: haría como si se lo estuviera muy bien, así, los demás, también querrían blanquear, además le pagarían por ello y él se quitaría el trabajo de encima. Por muy improbable que suene esto...funcionó.

Cuando Tom acabó su tarea fue a ver a tía Polly, que estaba duermiendo en un sillón. Le dijo que ya había acabado con todo el trabajo. Ella no quiso creerle y fue a comprobarlo. Cuando vio que toda la valla estaba prefectamente pintada, le entró tal alegría, que le regaló un surtido de manzanas. De repente Tom vio a Sid, y comenzó a tirarle barro. Después de vengarse de Sid por el detalle del hilo negro, saltó la valla y salió corriendo.

Esta tarde se disputó una batalla entre dos bandos. Uno de los capitanes era Tom y el otro, su mejor amigo, Joe Harper. El ejército de Tom ganó la disputa.

A la vuelta a casa. Tom pasó por delante de la casa de Jeff Thatcher. En el jardín había una una niña guapísima y Amy Lawrence (la que entonces era su novia), desapareció de la cabeza de Tom de un momento a otro. Empezó a hacer tonterías, pero la niña no le hacía ni el menor caso. De alguna manera consiguió una flor de aquella chica. La muchacha acabó entrando en la casa y Tom se fue a la suya.

Mientras que cenaban, Tom estaba muy alegre. Intentó robar azúcar, pero su tía siempre lo pillaba. Mientras que tía Polly salió un momento, Sid cogió un terrón de azúcar, se le cayó el azucarero y se rompió. Cuando tía Polly vio esto, comenzó a azotarle a Tom, pero este le dijo que había sido Sid. Mientras que tía Polly se hacía la dura y no quería pedirle perdón a Tom por haberle pegado sin motivos, Tom se imaginó cómo lloraría su tía si él muriera.

Cuando llegó su prima, Tom se fue a dar un paseo para estar solo. A la vuelta pasó por delante de la casa de Jeff Thatcher, entró en el jardín, se tumbó debajo de una ventana, sacó la flor y se la puso encima, y se imaginó cómo reccionaría su amada si lo viera a la mañana siguiente allí muerto. De repente, alguien echó agua por la ventana y empapó a Tom. Él regresó a casa y, sin rezar, se durmió.

A la mañana siguiente, Tom, Sid y Mary, estaban aprendiéndose sus versículos para ir a la escuela domonical. A Tom no se le quedaba ni un versículo, y la verdad es que tampoco hacía un esfuerzo demasiado grande para aprenderlos. Después de estudiar un rato, se lavó, se vistió y se fueron a la iglesia. Una vez allí, Tom comenzó a comprar vales amarillos, rojos y azules (entregaban un vale azul por dos versículos aprendidos; diez vales azules podían cambiarse por uno rojo, y diez rojos por uno amarillo. Por un vale amarillo regalaban una biblia).

Mientras que el inspector estaba hablando, de repente se abrió la puerta de la iglesia y entró Jeff Thatcher con su hermano y la esposa y la hija de éste. La hija era la chica que Tom había visto el día anterior en el jardín de la casa de Jeff Thatcher y, sin duda, el juez Thatcher era una persona muy importante.

Lo único que deseaba el inspector ahora era poder regalar una biblia, pero nadie tenía suficientes vales. En este momento, Tom fue hacia el inspector y le mostró nueve vales rojos y diez azules. ¡Ésta fue la salvación para el inspector! Con mucho orgullo le entregó la biblia a Tom. El juez le preguntó que cómo se llamaba y decidió hacerle alguna pregunta sobre los versículos. La pregunta era muy sencilla: "¿Cuáles eran los nombres de los dos primeros discípulos?" A esto, Tom contestó: "David y Goliat".

A las diez en punto tocaron las campanas de la vieja iglesia y comenzaron a reunirse allí la gente. Tom, Sid y Mary se sentaron al lado de tía Polly y a Tom lo obligaron a sentarse lo más alejado posible de la ventana para evitar la tentación de distraerse mirando el paisaje.

El cura comenzó con el sermón y Tom no se enteraba de nada. De repente vio una mosca en el respaldo del banco que se encontraba delante suya. Deseaba atraparla, pero no se atrevía mientras duraba el rezo. En cuanto el cura pronució la palabra "amén" Tom hizo prisionera a la mosca, pero tía Polly lo obligó a soltarla. A continuación sacó de una caja un escarabajo "pellizquero" y empezó a jugar con él. Se le cayó al suelo y no se atrevía a recogerlo, debido a que el cura ya había seguido con el rezo. Así que, un perro comenzó a jugar con el escarabajo y mucha genta prestaban más atención al perro que al sermón. El escarabajo estaba tumbado bocarriba en el suelo y el perro intentaba atacarlo. No lo consiguió, así que, empezó a jugar con una mosca, después con una hormiga, y...ya no se acordaba del escarabajo. Se sentó, y, ¡qué mala suerte! justo encima del "pellizquero". Se oyó un aullido muy fuerte y el perro se fue corriendo hacia su amo. Éste lo cogió y lo tiró por la ventana.

El lunes por la mañana Tom no quería ir al colegio. Se inventó varios dolores corporales para quedarse en casa, pero lo único que consiguió fue que su tía le arrancara un diente que se movía un poco. Poco después iba camino al colegio mostrándole a todo el mundo una nueva forma de escupir por el hueco que había dejado el diente. No tardó mucho en ver a Huckleberry Finn. Huckleberry Finn era el hijo del borracho del pueblo y era muy envidiado por los demás chicos, ya que no tenía que ir ni a la escuela, ni a la iglesia, es decir, simplemente era libre y podía hacer lo que le apeteciese cuándo y dónde quería. Huck y Tom tuvieron una charla sobre cómo se quitaban verrugas. Uno de los métodos era ir de noche a un cementerio con un gato muerto. Huck tenía un gato muerto, así que decidieron ir esta noche al cementerio. Tom le cambió el diente por una garrapata y se fue a la escuela.

Como siempre llegó tarde y cuando el maestro le preguntó que dónde había estado esta vez, le contestó que había estado hablando con Huckleberry Finn. El maestro lo castigó y después lo sentó al lado de la hija del juez Thatcher (que era precisamente lo que Tom había querido conseguir). Al principio, la chica lo ignoraba por completo. Él le regaló un melocotón y, aunque al principio no quería aceptarlo, al final se lo quedó. Tom comenzó a pintar algo en su pizarra, la chica era muy curiosa y quería ver qué era lo que había dibujado. Él se lo enseñó y ella le dijo que quería que Tom le enseñase a dibujar. Después escribió algo en su pizarra tapándola con la mano izquierda, pero Becky (así se llamaba la chica) quitó su mano y vio lo que había escrito. En la pizarra ponía: "Te amo". Justo en este momento, el profesor cogió a Tom por la oreja y lo volvió a poner en su sitio.

En una de las horas de clase, Tom estaba muy aburrido. Se metió la mano en el bolsillo y encontró allí la caja que contenía la garrapata. La sacó y comenzó a jugar con ella empujándola con un alfiler. Su amigo Joe Harper, que setaba sentado a su lado, sacó un alfiler de su chaqueta y empezó también a jugar con ella. Entonces Tom cogió su pizarra, trazó una línea por el medio y le dijo a Joe que mientras que la garrapata estuviera en un lado de la pizarra podía jugar Joe con ella, pero si se le escapaba y pasaba al otro lado de la pizarra, le tocaba a Tom hasta que volviese a escapar. Estuvieron un rato jugando a esto, pero pronto se pusieron a discutir porque Tom había tocado la garrapata estando ésta en el lado de Joe. De repente, ambos recibieron unos golpes fuertes en la espalda. Habían estado tan concentrados en el juego que no se habían dado cuenta de que se había acercado el maestro.

Cuando tocó la campana de mediodía, Tom le dijo a Becky que engañara a sus amigas y que volviera a la escuela para que él pudiera enseñarle a dibujar. Así lo hicieron. Estuvieron dibujando pero pronto se cansaron y comenzaron a hablar de otras cosas. Tom le preguntó si había estado comprometida alguna vez. Ella le contestó que no, y él le preguntó si quería comprometerse con él. Ella aceptó y ambos se dijeron que se amaban. Lu

ego se besaron. Después Tom dijo sin querer algo sobre su anterior relación con Amy Lawrence y le partió el corazón a Becky. Ella se puso a llorar y Tom decidió irse. Cuando tocó la campana y todo el mundo volvió a la escuela, Tom no estaba y Becky se encontraba muy, muy triste.

Cuando Tom se había ido de la escuela, se fue al monte donde tenía un escondite para algunas cosas dentro de un tronco hueco. Abrió el tronco y sacó una canica. Según un hechizo que le había echado a aquella canica, ahora deberían hallarse allí todas las canicas que se habían perdido alguna vez. Como no era así, cogió la canica y la tiró. Estuvo un rato pensando sobre lo que quería ser de mayor y decidió hacerse pirata. Al rato pensó que por qué había tirado la canica si podría tener al menos una. Cogió otra canica y la tiró en la misma dirección tres veces hasta encontrar la otra canica. De repente oyó un silbido. Sacó de otro escondite un arco y una flecha y se quitó parte de su ropa. Devolvió el silbido y comenzó a correr hacia Joe Harper, que venía igual que Tom. Representaron una pequeña escena del libro de "Robin Hood", después se vistieron y cada uno regresó a su casa.

Esta noche, Sid se durmió muy rápidamente. Tom no quería dormirse porque había quedado con Huck para ir al cementerio con el gato muerto. Después de unas horas que a Tom le parecieron una eternidad, por fin oyó la señal de Huck. Se vistió y salió silenciosamente por el tejado. Cuando llegaron al cementerio, se ocultaron bajo unos olmos al lado de la tumba de Hoss Williams (que había sido recientemente enterrado). Mientras que estaban allí, de repente vieron venir a tres personajes. En un principio pensaron que eran tres demonios, pero luego se dieron cuenta de que eran humanos. Reconocieron las voces de Muff Potter, del indio Joe y del doctor Robinson. Muff Potter y el indio Joe comenzaron a escavar la tumba de Hoss Williams y el doctor se sentó apoyado en uno de los olmos. Cuando tocaron con las palas el ataúd del señor Williams, lo levantaron y lo pusieron en el suelo. Lo abrieron, sacaron el cuerpo de Hoss y lo tiraron rudamente al suelo. El indio Joe pidió al doctor que le pagara cinco monedas más. Éste dijo que no, que ya les había pagado por adelantado. A consecuencia de esto, los dos hombre comenzaron a discutir. Potter y Robinson empezaron a pelearse. Potter sacó una navaja, pero se le cayó al suelo. Robinson cogió una tabla y derribó a Potter. En este instante, el indio Joe cogió la navaja de Potter y apuñaló a Robinson. Tom y Huck se fueron corriendo. El indio Joe cogió la navaja y la puso en la mano del aún inconsciente Potter, esperó a que éste se despertara, y le dijo que él (Potter) había matado a Robinson. Potter le pidió que no se lo contara a nadie a nadie y el indio aceptó. Sin embargo, cuando Potter se fue corriendo, se le olvidó la navaja, una pista muy importante para la policía.

Tom y Huck corrieron hasta llegar a una casa abandonada. Entraron e hicieron un pacto de que tendrían que permanecer mudos para siempre sobre este asunto, sino, se morirían y se pudrirían allí mismo. Alguien entró en la casa, pero ellos no se dieron cuenta. Un perro vagabundo empezó a ladrar y oyeron los ronquidos de alguien. Bajaron y vieron allí a Muff Potter durmiendo. Muy aliviados de que era Muff Potter y no el indio Joe, se fue cada uno a su casa. A la mañana siguiente Tom se levantó más tarde de lo normal. Tía Polly le dijo que cómo había podido hacerle esto (ya que Sid había estado despierto cuando Tom llegó) y que siguiera estropeando su vida. Después, Tom fue al colegio y encontró su bola de lata (el día antes se lo había regalado a Becky) envuelto en papel.

Por el medio día, todo el mundo se enteró de la noticia. Tom fue al cementerio, donde ya había muchísima gente. Allí se encontró con Huck. El indio Joe también estaba allí pero no tenía nigún sentimiento de culpa. De repente llegó Muff Potter y, reconocido por la navaja, fue detenido. Además el indio dijo que había sido Potter.

Un día por la mañana, Sid contó que Tom hablaba por las noches cosas muy raras. Tía Polly dijo que ella también soñaba con el crimen, así que no le dijo nada más a Tom. A partir de este, Tom dijo que tenía dolor de muelas y se acostaba cada noche con una venda en la mandíbula para no hablar demasiado. Sin embargo, Sid por las noches le quitaba la venda, le escuchaba hablar un rato y se la volvía a poner.

A Potter lo metieron en la cárcel.

Los ánimos de Tom estaban por los suelos porque Becky no venía al colegio desde hacía algunos días. Cuando tía Polly notó esto, probó en Tom la hidroterapia. Ésta, sin embargo, no sirvió. Al mes siguiente salió al mercado una medicina nueva llamada "Mata-Dolor", tía Polly no dudó en probarla en Tom. Él no quería tomarla, así que empezó a pedírsela tantas veces a tía Polly hasta que ésta le dijo que se la sirviese él mismo. Un día, Tom le dio una cucharada del "quita dolor" al gato "Peter". Éste comenzó a saltar, a dar volteretas... hasta que saltó por la ventana. Tía Polly lo descubrió y pegó a Tom con el dedal en la cabeza.

Unos días más tarde, vino Jeff Thatcher a la escuela en el recreo. Un rato después también vino Becky, y Tom empezó a hacer tonterías como siempre cuando la veía. Lo único que dijo ella al repecto fue: "¡Bah! Algunos creen que son muy graciosos. ¡Siempre destacándose!

Debido a las circunstancias en las que vivía Tom ahora, decodió marcharse. Por el camino se encontró con Joe, que justamente También iba a irse de casa porque su madre le había pegado por algo que él no había hecho. Fueron a buscar a Huck y éste también se apuntó. Quedaron para esta noche en la isla de Jackson y decidieron hacerse piratas. Cuando por la noche llegaron a su isla, encendieron un fuego y empezaron a hablar de sus cosas. Un poco más tarde se acostaron. Huck se durmió muy rápido, pero ni Tom, ni Joe fueron capaces de dormirse sin rezar antes.

A la mañana siguiente, Tom fue el primero en despertarse. Estuvo un rato observando la naturaleza y decidió despertar a sus compañeros. Nada más levantarse, fueron corriendo a darse un baño. Fueron a pescar para el desayuno y frieron pescado y tocino. Por la tarde escucharon unos sonidos muy raros. Fueron a la costa de la isla que daba al pueblo y vieron el barco de vapor de la ciudad con un montón de gente e iba dando cañonazos. Esto significaba que alguien se había ahogado. De repente a Tom se le ocurrió que los que se habían ahogado eran ellos. Cuando se hizo de noche encendieron la hoguera. Huck y Joe se durmieron pronto, pero Tom se levantó y fue al banco de arena.

Tom cruzó el río y fue a casa de su tía. Allí, miró por la ventana y vio a tía Polly, Mary, Sid y la señora Harper sentados en la cocina, hablando. Entró sigilosamente por la puerta y se escondió debajo de la cama. Oyó la convesación de su tía y la señora Harper. Ambas decían que estaban muy arrepentidas de haber pegado alguna vez a Joe y a Tom y, si volviesen ahora, nunca más los volverían a tocar. Así continuó la conversación, hasta que se marchó la señora Harper. Tía Polly, Sid y Mary se acostaron y, cuando estuvo seguro de que su tía estaba durmiendo, Tom salió de debajo de la cama. Antes de irse le dio un beso a tía y estuvo a punto de dejar en la mesilla de noche una corteza de árbol en la que había escrito que no estaban muertos para que ella no se preocupara por él. Después volvió al río, robó el esquife del barco de vapor y regresó a la isla. Cuando llegó ya era de pleno pleno día. Contó su historia a sus compañeros y durmió hasta el mediodía.

Después del almuerzo fueron a buscar huevos de tortuga y encontraron un montón. El viernes Joe y Huck decidieron volver a casa, hasta que Tom les contó un secreto que los hizo permanecer en la isla. Más tarde, Huck enseñó a fumar a sus compañeros y estos, aunque al principio aguantaron muy bien, después se sintieron muy mal, se adentraron en el bosque y allí, completamente pálidos, se quedaron dormidos. Después de cenar, Huck se preparó su pipa y también les ofreció a Tom y a Joe prepararles la suya, pero estos le dijeron que no se encontraban bien y que ahora no querían fumar.

Esta noche hubo una horrible tormenta. Los chicos corrieron e intentaron refugiarse en su tienda, pero ésta se fue volando. Finalmente se refugiaron debajo de un árbol muy grande.

Cuando cesó la tormenta y la lluvia tuvieron suerte y encontraron algunas ramas secas y volvieron a encender la hoguera. Estuvieron hasta por la mañana sentados alrededor de la hoguera comentando su aventura. Luego se acostaron en el banco de arena. Por la tarde decidieron ser indios durante unas horas. Se lo pasaron muy bien jugando en la arena y en el bosque y por la noche no les quedó otro remedio que fumar la pipa de la paz. Tom y Joe al principio no querían pero era necesario para hacer las paces. Así que lo intentaron de nuevo y tampoco estuvo tan mal. Llegaron a la conclusión de que podían fumar, pero sin pasarse.

El sábado por la tarde nadie estaba tranquilo en el pueblo. Becky fue, sin darse cuenta, a la escuela y estuvo allí en el patio hablando sola sobre las cosas que le habían ocurrido con Tom en cada uno de los rincones y lugares de la escuela.

Un poco más tarde pasaron por allí una serie de chicos y chicas compañeros de Tom y de Joe que empezaron a discutir sobre quién había visto y hablado el último con los desaparecidos.

El domingo, después de la escuela dominical, todo el pueblo asistió a la iglesia vestido de luto. Mientras que el cura aún estaba hablando, de repente entraron Tom, Joe y Huck por la puerta de la iglesia y el cura no se lo podía creer. Poco a poco el resto de la gente también los vio y, en un santiamén, estaban todos encima de ellos besando y abrazándolos.

El lunes por la mañana, mientras que desayunaban, tía Polly y Mary estuvieron hablando con Tom. Tía Polly se quejó de que Tom no se había acordado de ella en toda esta semana. Él le dijo que había soñado con ella y le contó toda aquella historia de cuando él fue por la noche a su casa y se escondió debajo de la cama, pero le dijo que había sido un sueño. A partir de ese momento, tía Polly se lo perdonó todo.

Más tarde en la escuela, Tom no paraba de coquetear con Amy Lawrence. Esto puso muy celosa a Becky y ella empezó a mirar las estampas de otro chico para darle celos a Tom. Después dejó tirado a ese chico y él, para vengarse de Tom (ya que por su culpa Becky lo había utilizado), le llenó la cartilla de tinta. Becky lo vio y al principio quería contárselo a Tom, pero luego decidió que se olvidaría para siempre de él y que no se lo contaría.

Cuando Tom llegó a casa, su tía estaba algo enfadada. Resultó que ella había ido a ver a Sereny Harper para contarle todo aquello del sueño, pero ya Joe le había dicho a su madre que Tom había regresado por la noche a su casa y lo había oído todo. Tía Polly se creyó que Tom sólo vino para reírse de ella. Él le dijo que no había sido así, que llevaba una corteza de árbol en el bolsillo aquella noche en la que había escrito que no estaban muertos, que sólo se habían ido a hacer piratería. Tía Polly no lo creyó, pero cuando Tom se fue sacó la chaqueta que había llevado mientras fue pirata y miró dentro del bolsillo. De verdad allí estaba la corteza escrita. A tía Polly le entró tal alegría que habría perdonado a Tom todos y cada uno de sus pecados.

En el camino al colegio vio a Becky. Le pidió que le perdonara lo que había hecho el día anterior en el recreo. Ella no quiso saber nada de él y le dijo que no la molestara más.

El profesor Bobbins tenía un libro, al que todos los alumnos del colegio deseaban echarle un vistazo, pero nadie lo había visto jamás. Cuando Becky pasó por delante del pupitre del maestro, vio que la llave del cajón en el que éste guardaba su libro estaba puesta. Miró a su alrededor y cuando se aseguró de que nadie la observaba, giró la llave y abrió el cajón. Sacó el libro y comenzó a hojearlo. De repente se dio cuenta de que Tom estaba detrás suya y sin querer rompió una página del libro. Lo volvió a guardar en el cajón. Ella estaba segura de que Tom iba a mandarla al frente por eso.

Cuando entraron en clase, el profesor zurró a Tom por lo de la cartilla llena de tinta. El maestro sacó su libro y, cuando vio la página rota, preguntó a toda la clase, uno por uno, quién había sido. Cuando le preguntó a Becky estuvo a punto de descubrirla, pero Tom se levantó rápidamente y dijo que había sido él. El maestro le volvió a pegar e incluso le castigó después de clase, pero todo esto no le importó, porque sabía que allí fuera estaría Becky esperándolo cuando saliese.

Las vacaciones se acercaban y, con ellas, también el día del gran examen. El maestro en esta época pegaba a los chicos más que antes para que el día del examen (en el que estarían presentes los padres de los chicos, el alcalde...) todo fuera perfecto. Por las constantes palizas que les pegaba el maestro los chicos se querían vengar. Hicieron un plan con el hijo del pintor de muestra, en cuya casa vivía el maestro, para vengarse de él.

Llegó el día del examen. Muchos chicos recitaron fragmentos de algunas obras (Tom se quedó en blanco y tuvo que sentarse) y las chicas leyeron trabajos que ellas mismas habían escrito. Después de que eligiesen a la ganadora, el maestro comenzó a dibujar un mapa de América en la pizarra para examinar a sus alumnos de geografía. Empezó a dibujar y la gente se reía de él. Él pensaba que era porque el mapa le estaba saliendo muy mal, así que, iba borrando y empezaba de nuevo. Pero la gente no estaban riéndose de eso, sino porque había un gato colgado encima suya que bajaba lentamente sujetado por una cuerda. Cuando alcanzó la cabeza del señor Dobbins, agarró la peluca y se la llevó para arriba. ¡Las vacaciones habían comenzado!

A principios del verano Tom se apuntó a alguna concentración de chicos de la que se separó muy pronto. Becky se había ido a Constantinopla a casa de sus padres. Unos días más tarde llegó un circo al pueblo y después de esto estuvieron algunos días jugando al circo. Luego Tom cogió el sarampión y estuvo dos semanas acostado en la cama. Cuando volvió a salir por primera vez a la calle, de repente, todo el mundo se había vuelto muy religioso (incluso Huckleberry Finn). Esa noche hubo una fuerte tormenta y Tom pensó que sería porque él era el único que no se había vuelto tan religioso y que con esta tormenta se moriría. No murió, pero sí recayó en el sarampión y estuvo tres semanas sin salir de casa. Pasadas tres semanas vio que algunos de sus amigos también habían recaído en el no hacer nada.

Muff Potter seguía en la cárcel. Generalmente no tenía visitas, excepto las de Tom y Huck que le llevaban a veces un poco de tabaco y algunas cerillas. En el pueblo se hablaba muy mal sobre Potter, y Tom y Huck no podían aguantar eso.

Llegó el día del juicio. Todo el pueblo se reunió en el juzgado y Potter fue interrogado. Siempre que el juez preguntaba algo al abogado de Potter, éste decía que no tenía nada que decir al respecto. De repente el juez dejó llamar a Thomas Sawyer. Empezó a hacerle preguntas sobre el crimen y él dijo toda la verdad. Cuando llegó a la parte en la que mencionaba que el indio Joe había matado a Robinson, el mestizo saltó por la ventana y huyó.

Después de hablar del crimen en el juzgado, Tom no dormía bien por las noches debido a que tuvo numerosas pesadillas con el indio Joe. Huck estaba muy aliviado de no haber tenido que hablar ante el juez, gracias a la fuga del indio. Pero también Huck había ido antes del juicio a la casa del abogado y le había contado toda la historia y, aunque éste prometió no decir nada, nunca podían estar seguros de ello.

Ahora Tom estaba en una edad en la que quería encontrar y desenterrar un tesoro. Así que le preguntó a Huck si quería venir con él y éste aceptó. Tom le dijo que todos los tesoros estaban enterrados en una isla, debajo de una rama que sobresale de un árbol muerto justo en el sitio donde cae la sombra a la medianoche, o en el suelo de una casa encantada.

Tom y Huck fueron a un sitio donde había varios árboles muertos y empezaron a cavar. No encontraron nada y se acordaron de que tenía que ser a medianoche. Así que volvieron por la noche y cavaron de nuevo sin resultado alguno. Decidieron dejar los árboles e intentarlo con la casa encantada.

Al día siguiente querían ir a la casa encantada, pero se acordaron de que era viernes (un día de mala suerte) y decidieron ir al día siguiente. La tarde del viernes la pasaron jugando a Robin Hood.

El sábado al mediodía ya estaban en la casa encantada. Dejaron sus herramientas apoyadas al lado de la puerta y fueron al piso de arriba. Mientras que estaban allí arriba, de repente observaron a dos individuos que se acercaban a la casa. Se tumbaron en el suelo y miraron por los agujeros que había en el suelo de madera. Uno de los dos resultó ser el indio Joe, que había estado desde hacía varios días en la ciudad pero siempre disfrazado. Al otro no lo conocían. El indio decidió echarse una siesta mientras que el otro "vigilaba". Pero el otro también se quedó dormido. Sin embargo, Tom y Huck no se atrevieron a bajar y salir de la casa. Cuando ya estaba casi anocheciendo, se despertó el indio y dio una patada al otro para que se despertase. Estuvieron hablando algo de un tesoro de 650 monedas de plata que querían dejar en aquella casa. De repente vieron las palas y los picos de los chicos al lado de la puerta y vieron que tenían tierra fresca. El indio sospechó algo y empezó a subir las escaleras. Los chicos tuvieron tal suerte que, cuando estaba en medio de las escaleras, éstas se rompieron y no los vio.

Mientras que el indio y su compañero intentaban enterrar las monedas de plata, se encontraron una caja llena de monedas de oro. Decidieron enterrar el tesoro en la número dos en la cruz. Luego se marcharon y Tom y Huck volvieron a casa.

Al día siguiente Tom se creía que toda aquella aventura había sido un sueño. Por la tarde vio a Huck y éste le recordó que no lo había sido, sino que había sido real. Pensaron sobre qué podría ser la número dos. Primero pensaron en una casa, pero luego pensaron que podría ser número de la habitación de un hotel. Tom a los dos únicos hoteles que había en el pueblo y sólo uno de ellos podía ser ese número dos. Decidieron vigilar aquella habitación, por si acaso venía allí el indio Joe.

La noche del jueves fue una noche muy oscura. Tom y Huck habían decidido probar todas las llaves de tía Polly para ver si alguna abría la puerta de aquella habitación. Tom probó las llaves, mientras que Huck vigilaba el callejón. De repente Tom echó a correr y ambos no se pararon hasta salir casi del pueblo. Tom le contó a Huck que había intentado abrir la puerta con las llaves, pero al final resultó que ésta estaba abierta. Tom entró y casi le pisó la mano al indio Joe que estaba borracho y durmiendo en el suelo.

Decidieron que a partir de ahora Huck estaría todas las noches de guardia y si alguna noche veía salir al indio, llamaría a Tom para que robase la caja.

Becky había vuelto a la ciudad y decidió hacer su merienda campestre al día siguiente. Al principio, Becky iba a quedarse después de la excursión en la casa de Susan Harper, pero Tom la convenció para que viniera con él a ver a la viuda Douglas. En la excursión se lo pasaron todos muy bien. Se adentraron en las cuevas, jugaron y rieron mucho. Luego cogieron el transbordador y volvieron al pueblo.

Huck estaba vigilando el callejón. De repente vio como dos hombres salían de la taberna con una caja debajo del brazo. Los siguió y se pararon en la casa de la viuda Douglas. Eran los mismos hombres que ya habían visto en la casa encantada, el indio Joe y otro más. El indio quería torturar a la viuda por todo lo que le había hecho su marido (fue juez) y quería que el otro le ayudara en esto. Cuando Huck oyó eso, se fue silenciosamente a avisar al galés y a sus dos hijos. Estos vinieron y se encargaron del asunto.

Por la mañana del día siguiente, Huck fue a la casa del galés y éste le invitó a desayunar y a que se acostara en una cama libre que tenía. Vinieron mucha gente a la casa del galés y éste tuvo que contar la historia una y otra vez.

Cuando fueron todos a la iglesia por el incidente del indio y de su compañero, tía Polly y la señora Thatcher se dieron cuenta de que sus hijos no estaban. Se mandó a un montón de gente a buscarlos en las cuevas, pero no los encontraron. Huck se puso enfermo y la taberna se cerró porque allí se guardaban bebidas alcohólicas.

Al principio Tom y Becky estaban muy contentos jugando con los demás al escondite. Se escondieron, nadie los encontró y se fueron adentrando cada vez más en las cuevas. Cuando se dieron cuenta ya se habían perdido. Menos mal que aún les quedaban algunos trozos de velas. Pasaron por un lugar en el que había murciélagos. Éstos apagaron una de las dos velas y después no querían volver a pasar por allí para que no se les apagaran ambas velas, ya que entonces estarían perdidos. Después de unas horas también se apagaron las últimas velas y se quedaron a oscuras. Becky tenía mucho miedo y estaba muy cansada, así que se sentaron y durmieron un rato. Luego siguieron explorando. Una vez oyeron las voces de algunos buscadores, pero se iban alejando y no escucharon los gritos de Tom. Mientras que seguían buscando el camino, de repente vio al lado de una roca una mano que sujetaba una vela. Vio el resto del cuerpo y reconoció al indio Joe. Soltó un grito y el indio se fue corriendo, pensando que era otra persona. No dijo nada de esto a Becky, para no preocuparla. Finalmente, ella se quedó sentada al lado del manantial y él siguió explorando con una cuerda de cometa.

Una noche, cuando ya todo el pueblo estaba durmiendo, sonaron las campanas y todos salieron a la calle. ¡Qué alegría! Habían encontrado a los niños.

Tom tuvo que contar la historia una y otra vez, y no perdió detalle. Contó que había ido a explorar dos galerías más y que al final de una tercera vio un agujero con luz al final. Soltó la cuerda (porque no llegaba) y sacó la cabeza y los hombros por el agujero. Vio el gran río Mississippi. Volvió y avisó a Becky, y ésta al principio no quería creerle, pero finalmente la convenció. Salieron de la cueva y vieron pasar un esquife, les contaron su increíble historia a los hombres que iban en él y estos los llevaron a su casa. Cuando ya estaba oscureciendo, los llevaron al pueblo.

El viernes Tom ya fue a visitar a Huck, pero no le dejaron verlo. Volvió el sábado y tampoco pudo hablar con él. El domingo sí pudo verlo, pero sin contarle cosas excitantes.

La gente del pueblo había encontrado el cadáver del compañero del indio flotando en el río.

Un día, cuando Tom iba a ver a Huck y se pasó antes por la casa de Becky, su padre le contó que había dejado cerrar la entrada con una puerta metálica. Tom se asustó y, cuando los demás le preguntaron por qué, les dijo que el indio Joe aún estaba en cueva.

La noticia de que el indio aún estaba en la cueva se extendió a una velocidad alucinante. Cuando abrieron la puerta de la cueva, vieron al indio Joe muerto, con su navaja rota a su lado. Había intentado partir la puerta con la navaja, pero no lo había conseguido. Al funeral del indio asistieron mucha gente y todos dijeron que se lo pasaron muy bien. Unos días más tarde, Tom visitó a Huck y se fueron a un lugar tranquilo para poder hablar. Tom le dijo que ya sabía dónde estaba el tesoro y que si quería ir a buscarlo ahora mismo. Huck aceptó, y fueron por el río hasta el sitio por donde habían salido Tom y Becky de la cueva. Entraron por el agujero y, sujetando siempre unos hilos de cometa, se adentraron en la cueva. Vieron el manantial, la vela pegada en la pared... Luego Tom dirigió a Huck al Lugar donde había visto al indio. Allí había una cruz pintada encima de una roca. Empezaron a cavar. Primero no tuvieron mucho éxito, pero luego cavaron debajo de la roca, quitaron unas tablas, entraron en una grieta que había debajo de la roca y siguieron esta grieta. Al final encontraron otra caverna en la que encontraron el tesoro y más cosas. Metieron el oro en bolsas y salieron de la cueva. Iban a esconder el oro en el granero de la viuda Douglas, pero en camino para allá, se cruzaron con el galés, que los llevó a la casa de la viuda. Allí había una fiesta preparada para el galés y sus hijos por haberla salvado del indio. A Tom y a Huck les dijeron que subiesen para lavarse y vestirse y que luego se uniesen a la fiesta.

Al principio Huck no quería bajar a la fiesta, pero luego sí lo hizo. La viuda dijo que quería que Huck se quedase a vivir con ella y que ella le daría una educación y en un futuro le montaría un negocio. Entonces Tom dijo que a Huck no le hacía falta, ya que era rico. Todo el mundo quería reírse, pero entonces Tom salió un momento y volvió con los sacos llenos de oro. Lo contaron y allí había más de 12.000 dólares. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos.

A partir de aquel día, todos los ciudadanos empezaron a cavar en todas las casas encantadas que encontraban, pero no encontraron ningún tesoro.

Huck estuvo tres semanas viviendo en la casa de la viuda y luego desapareció. Lo buscaron durante dos días pero no lo encontraron. Al tercer día, Tom fue a uno de los barriles que había en la calle y encontró a Huck durmiendo dentro. Lo despertó y empezaron a hablar sobre por qué Huck había dejado a la viuda. Huck le dijo a Tom que se quedara con su parte del dinero y que se había marchado de aquella casa porque era todo demasiado organizado y limpio.

Finalmente Tom ofreció a Huck ablandar un poco a la viuda y que Huck volviera con ella. Huck aceptó y a cambio Tom le admitiría en su banda de ladrones.

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