LENGUAJE DEL AMOR.

LENGUAJE DEL AMOR.

La música folcklórica suena. Las palomas volando de lado a lado por los cielos. El aire fresco. Se escucha el murmullo de la gente platicando en los cafés. Las risas. Se siente la alegría que hay en el zócalo de la ciudad…

Mey estaba sentada en una banca con unos audífonos en sus oídos, dibujando la fuente del centro del zócalo. El agua brotando, los niños jugando con el agua, las personas tomándose fotos…

Inesperadamente un chico muy alto, llamado Ren se sentó en la misma banca del zócalo a leer el periódico, Mey sólo volteó a verlo, pero en el momento en el que él hizo lo mismo, Mey bajo la mirada. A Ren le pareció muy guapa. Quiso empezar una plática, pero no sabía cómo. Volvió a leer su periódico, lo bajó y dijo: -Que gran día el de hoy, eh. –Pero Mey no volteó a verlo, Ren desilusionado volvió a leer su periódico, lo volvió a bajar y dijo: - ¿Me puedes prestar tu lápiz, un instante?- Mey lo volteó a ver pero no entendió, Ren le volvió a decir: -Tu lápiz, ¿Me lo prestas? Ella le hizo señas de que no lo escuchaba. A él le pareció algo extraño, pues se le hizo algo absurdo no quitarse los audífonos para poder escuchar, entonces Ren le señaló el lápiz, Mey entendió, se lo prestó mientras trataba de ver lo que hacía con el lápiz. Ren terminó de usarlo, y le dijo: -Te lo agradezco, muchas gracias. Y ambos solamente sonrieron.

Al siguiente día, Ren llegó muy temprano a la misma banca en el zócalo esperando encontrar ahí mismo a Mey. Pero ahora llevó un libro de ciencia ficción, un pequeño paquete de post- it y un lápiz. Espero, y espero y espero, hasta que vio sentarse junto a él a una chica, era Mey y también traía un libro, un lápiz, y los mismos audífonos del día anterior. Ambos se vieron y sonrieron. Ren, volteó al lado contrario de Mey y puso una cara de alegría al saber que Mey estaba sentada justo a lado suyo como el día anterior. Ren se acercó un poco más a ella, y le preguntó: -¿Qué estás escuchando?- Mey volteó a verlo, y le hizo señas de que no lo escuchaba. A Ren, le volvió a parecer algo absurdo no quitarse. Pero no era obstáculo para poder platicar con ella. Así que agarró un post-it, le escribió: “¿Qué estás escuchando?” y lo pegó en el

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espacio de la banca que quedaba entre ellos, Mey lo vio, sonrió, agarró un post- it, y escribió: “Una canción especial” y se lo pegó en el libro que Ren llevaba. Ren lo vio y le escribió: “¿Puedo escucharla?” y se lo pegó en el libro que Mey llevaba, ella lo vio y le escribió: “No, me da pena” Ren se sorprendió, pero siguieron haciéndose notitas escribiendo preguntas tales como: “¿Cuál es tu película favorita?” “¿Cuál es tu pasatiempo favorito?” “¿Cuál es tu comida favorita?” “¿Qué te gusta hacer por las tardes?” “¿Cuántos años tienes?” “¿Cómo te llamas?” “¿De dónde vienes?” etc… etc… Hasta que Ren le escribió: “Me encantaría volver a verte. ¿Me das tu número?” Pero ella le respondió: “No, no tengo uno” Ren soltó una pequeña carcajada y le escribió: “¿En serio? Eso es una terrible mentira” Mey sonrió y le escribió: “Si tú quieres, estaré aquí mañana” Ren sonrió y le escribió: “Suena fantástico. Te veré después” Ambos se miraron, sonrieron y Mey se fue.

Al día siguiente Ren ya la esperaba desde muy temprano en el mismo lugar, y de repente Mey llegó e inmediatamente le puso un post-it en su libro que decía: “Que gusto volverte a ver” y después se sentó junto a él. Ren volteó a verla, le sonrió, y le escribió: “Llegas tarde” Mey, soltó una carcajada y le dió un pequeño puñetazo en el brazo jugando, ambos se rieron y siguieron haciéndose notitas como en los días anteriores. Se reían, se pegaban los post-it en la cara, jugaban, pensaban en que preguntarse, se regalaban

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