La Celestina - Resumen Por Actos

RESUMEN DE LA CELESTINA

ACTO I

Calisto ve a Melibea en el huerto de su casa, se enamora de ella y le declara su amor. Melibea lo rechaza des de un primer momento. Ya en su casa, Calisto llama a Sempronio, su criado, y hablan sobre el amor y el dolor que siente Calisto. Para él, Melibea es su diosa. Más que cristiano, se confiesa melibeo.

Sempronio se compromete a cumplir los deseos de su amo. Para conseguirlo, decide solicitar la ayuda de Celestina, una vieja alcahueta. Sempronio va a la casa de Celestina donde encuentra a Elicia, una joven prostituta, amiga suya. Sempronio convence a Celestina para que ayude a Calisto. Pármeno, otro criado de Calisto, advierte a su amo sobre la puta vieja (Celestina). Calisto no le hace caso.

Calisto da las gracias a Celestina quien prefiere cobrar por sus servicios. Calisto y Sempronio van arriba para recoger el pago para Celestina. Mientras tanto, Celestina y Pármeno hablan y ella le promete que él también se verá beneficiado. Celestina le promete los favores de Areúsa, una de sus chicas. Calisto y Sempronio regresan con cien monedas de oro como primer pago a Celestina.

ACTO II

Calisto está impaciente y ordena a Sempronio que acompañe a Celestina y le pida que se dé prisa en realizar su compromiso. Calisto y Pármeno charlan y finalmente, tras haber luchado en vano por convencer a su amo, Pármeno se rinde y decide que lo mejor será dejar que Calisto haga lo que quiera.

ACTO III

Sempronio va a casa de Celestina y le recuerda las prisas de Calisto y su intención de aumentar las ganancias. Celestina habla a Sempronio de Claudina, la madre de Pármeno y su compañera en la puterío. El recuerdo de su madre y la promesa de poder tener a Areúsa terminarán por convencer a Pármeno a colaborar con ellos. Celestina no duda de su éxito en convencer a Melibea. Para mayor seguridad, dice unos conjuros mágicos al dios de los infiernos, y tras confeccionar varias pociones sale hacia la casa de Melibea.

ACTO IV

Cuándo Celestina llega a la casa, Lucrecia, sirviente de Melibea, prima de Elisa, la recibe. Celestina dice que venía de visita; pero Lucrecia duda de eso, pues sabe que Celestina nunca hace nada sin interés. Celestina explica a Lucrecia que ella viene a ofrecerles unos hilos a Melibea y su madre. Lucrecia dice que Alisa, madre de Melibea, llevaba unos días tejiendo y que el hilo le vendría bien. Cuando Alisa se entera de que Celestina está allí la invita a entrar.

De repente, Alisa se acuerda de que ella debe salir a visitar a su hermana que está enferma y deja a Melibea sola con Celestina. Celestina aconseja a Melibea a gozar su juventud antes que llegue la vejez con sus achaques. Celestina aprovecha esta oportunidad y le dice a Melibea la razón altruista de su visita, se extiende en rodeos sobre la necesidad de curar a los enfermos moribundos; en particular un enfermo que le preocupaba y le pide a Melibea una oración en favor de Calisto, para calmar su dolor de muelas. Melibea le concede lo que pide y le da a Celestina un cordón.

ACTO V

Celestina se felicita por haber llevado a cabo su encargo de persuadir a Melibea con gran éxito. Sempronio está en casa de Celestina esperando su llegada. Está curioso por saber lo que sucedió con Melibea, pero Celestina no quiere contarle nada antes de ver a Calisto.

ACTO VI

Calisto está ansioso por saber de Melibea. Celestina trata de aumentar la impaciencia del joven enamorado. El joven se impacienta desesperado y Celestina aprovecha para contarle lo que le ha costado: cómo tuvo que arriesgar su vida y cómo logró al fin ganarse la amistad de Melibea, para que así Calisto le dé más recompensa.

Pármeno, entre tanto, no deja de hacer comentarios contra Celestina y los locos enamorados; Sempronio trata de contenerle para impedir que eche abajo todo el negocio que están tramando. Calisto se arrodilla en frente de Celestina mientras que ella continúa contándole lo que ocurrió entre ella y Melibea hasta llegar al cordón que entrega a Calisto. Celestina solicita recompensa de Calisto por el cordón: una cadena de oro.

ACTO VII

Celestina se enfrenta a Pármeno por oponerse a sus intereses, y al final le acaba diciendo que ella no es peor de lo que fue su madre, insinuando que debiera aceptarla en su lugar. Además, añade la promesa de darle a Areúsa y se dirigen hacia su casa. Entra Celestina en la habitación de la chica y realza su belleza y le habla de Pármeno y de los beneficios que puede proporcionarle su amistad. Hace subir a Pármeno e invita a los jóvenes a gozar del amor.

ACTO VIII

Pármeno se despierta en la cama de Areúsa y se da cuenta de que es ya mediodía; es muy tarde y debe volver a su hogar inmediatamente. Antes de salir invita a Areúsa a la cena en casa de Celestina. En el camino se cree el hombre más feliz y afortunado del mundo. Al llegar a su casa, Pármeno se reúne con Sempronio y le cuenta lo sucedido con Areúsa. Pármeno se arrepiente de haberse opuesto a los planes de Sempronio y Celestina. Sempronio y Pármeno acuerdan olvidar el pasado en vista de un futuro muy prometedor.

Mientras los dos criados organizan la comida en casa de Celestina, con Elicia y Areúsa, Calisto delira de amor, recitando poesías, entre sueños, sin saber si es hora de despertar o acostarse. Calisto oye tocar a misa y se dispone para ir a la iglesia.

ACTO IX

Sempronio y Pármeno salen para ir a la casa de Celestina para la comida.

Elicia y Areúsa están impacientes porque ellos se retrasan. Cuando llegan, los cinco se sientan a la mesa. Celestina alienta a las parejas a besarse y abrazarse.

Lucrecia llega con un mensaje de Melibea y, a solas con Celestina, le ruega que vaya a casa de su señora Melibea y le lleve el cordón, pues aquélla se encontraba afectada por ciertos desmayos y un dolor del corazón y, además, necesitaba sus consejos. Celestina y Lucrecia se encaminan hacia la casa de Melibea.

ACTO X

Melibea habla consigo misma acerca de su amor a Calisto, pero también debe guardar su honor y la pureza. Lucrecia entra en la habitación de Melibea e invita entrar a Celestina. Melibea espera que Celestina sea capaz de curar su sufrimiento,

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