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La Prueba,


Enviado por   •  7 de Junio de 2015  •  539 Palabras (3 Páginas)  •  259 Visitas

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La prueba

José Agustín Escamilla Viveros

Siempre fui un viejo gruñón. Ahora que estoy muerto y soy un fantasma veo a mis familiares llorando frente a mi ataúd. Me duele mucho que mi hija esté deshecha. La acompaña Eduardo, su novio, ¿por qué siempre me cayó tan gordo? ¿Por qué lloran todos si siempre los traté mal?

Nunca creí en la existencia del cielo o del infierno, pero veo una luz muy blanca y siento la necesidad de seguirla. En un instante estoy ante un anciano que tiene una barba muy larga y blanca. Del lado derecho de su túnica cuelga un manojo de llaves. Me mira, sonríe y me dice:

Eusebio, aunque fuiste un buen hombre, jamás demostraste amor por tus semejantes. Para que entres al cielo, es necesario que regreses a la Tierra ya prendas a amar a tu prójimo.

¿Voy a resucitar?

No, reencarnarás

¿Seré niña o niño?

No reencarnarás en un ser humano

¿Hoy voy a regresar?

No, aún no es tiempo. Duerme. No tuve tiempo para protestar. Todo se volvió oscuro y me quedé dormido. Los años pasaron tan rápido como un pestañeo. Una luz intensa me despierta.

Es momento de volver. Es tu oportunidad para demostrar que amas a tu prójimo

Me ordenó el anciano de la barba blanca

¿A quién debo amar?

Lo sabrás en su momento. De repente regresó la oscuridad, avanzo lentamente por un túnel tibio y húmedo, ahora una luz muy intensa me deslumbra, siento frío, unas manos me estrujan, me limpian con un trapo y me ponen sobre una almohada junto con otros cachorros. ¡Soy un perro! ¿Por qué reencarné en un perro? ¿De qué trata este plan? ¿Cómo voy a demostrar que amo a mi prójimo si soy un perro? Tengo hambre y frío. Por instinto busco el cuerpo de mi madre y su calor. La encuentro, me aferro a ella y ella me alimenta, la leche sale dulce y tibia. Esto es vida.

Los días de mi vida como perro pasan muy rápido, ya tengo un mes y medio. Los dueños nos colocan a mis hermanos y a mí en una gran caja de cartón, parece que nos van a vender, porque oigo muchas voces de niños. Acerté.

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Suscríbase

¡Qué lindos perritos!

Las manos de los niños nos toman con rudeza, mis hermanos lloran. Dos niños, al parecer hermanos, me miran enternecidos. El mayor me toma con cuidado, el menor me acaricia mientras le dice a su mamá:

...

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