ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Ultima Oportunidad

vicos6923 de Octubre de 2012

39.141 Palabras (157 Páginas)1.281 Visitas

Página 1 de 157

MA OPORTUNIDAD

Un fracaso matrimonial es algo para lo que comúnmente no se esta preparado. La decisión de casarse viene siempre acompañada de una fuerte carga de ilusiones y sueños… “el divorcio es un infortunio que solo sucede solo a los demás, alo que no se ama, a los que descuidan su pareja… eso nunca me ocurrirá a mi..” de la misma forma, visualizamos una familia unida, con niños lindos y sanos… “y los bebes enfermos? Ah, son raros, y por supuesto dios mediante no me tocara uno a mi…”

No puedo menos que sonreír con aciaga melancolía… Los hechos son a veces tan distintos de los anhelos…

Era de noche cuando tome una pluma y un papel por primera vez con la sola intención de desahogarme. Mi única hija se hallaba en la sección de terapia intensiva, en el séptimo piso, su estado era critico y su diagnostico incierto, mi esposa estaba con ella… Solo se permitía una visita y yo tenia que esperar a que ella saliera… No había mucho que hacer…Mi esposa no me permitiría ver a la niña…

Me encerré con doble llave en la habitación y permanecí estática por varios minutos… ¡que pesadilla tan cruel!: mi hija al borde de la muerte. Mi matrimonio deshecho…

Juguetee con la pluma. Trace algunos garabatos grotescos. Necesitaba poner en orden mis ideas, descubrir en que momento comencé a bajar el tobogán que me condujo allí… Discutir con dios en voz alta y calibrar los recuerdos de algunos hechos que aun entendía.

Al fin, mi letra se dibujo redonda y grande al comenzar a reclamar:

¿en qué pensabas señor, cuando hiciste aparecer en mi vida a esa mujer e hiciste que sintiera algo mas por ella, sabiendo que no éramos compatibles?

¿en qué pensabas cuando permitiste que uniéramos nuestras vidas, sabiendo las dificultades que nos esperaban? ¿En qué pensabas cuando me ocultaste sus defectos permitiendo que yo me diera cuenta de ello cuando ya era demasiado tarde? ¿En que pensabas cuando permitiste que nuestra hija viniera al mundo en un cuerpo a veces sano y a veces traicionadamente enfermo? ¿ por qué no me preparaste? ¿Por qué te has deleitado en jugar conmigo?

Detuve la incipiente reclamación. Mire por la ventana. La noche era clara y diafana. Hacia tiempo que no veia un cielo nocturno asi… Mi alma estaba deshecha, mi espiritu atribulado, mi cuerpo cansado… Reinicie la escritura como el viajero que se aventura en busca de tesoros escondidos en los que nadie cree.

Atrapada por tan deprimentes circunstancias entendí los conceptos mas importantes de mi existencia… tuve casi caer hasta el sumidero para detenerme a reflexionar. M e preguntaba, mientras escribía, una y otra vez por que no lo hice antes….

SI QUIERES IRTE VETE capitulo 1

La epilepsia de nuestra hija Victoria fue evolucionando lentamente. Primero tuvo las llamadas crisis focales sensoriales (constantemente decía oler o escuchar cosas que nosotros no percibíamos), mas tarde aparecieron las “ausencias” del pequeño mal (periodos breves, de poca duración, en los que fijaba la mirada, suspendía la actividad que venia realizando y permanecía quieta como estatua sin conocimiento y sin capacidad para responder a los estímulos externos). Finalmente, después de un periodo bastante largo en el que no sufrió ataque alguno, apareció la primera crisis convulsiva tónico-clónica del gran mal.

Esa noche sobrevino también el caos familiar.

Estábamos en la casa después de un día de trabajo común.

Nos disponíamos a dormir cuando escuchamos la voz de la pequeña llamándonos desde su habitación. Mi esposa acudió de inmediato. Yo continué con toda calma, colgando mi traje y mi corbata.

-Yulia ven rápido. Por favor…

Detuve mis movimientos en señal de alerta. La voz de Elena sonó verdaderamente alarmada. Reaccione asustada y corrí al cuarto de la pequeña.

L: tiene alucinaciones… Otra vez.

Me hinque frente a mi hija que, llorando, levantaba la mano derecha y señalaba un ente monstruoso que solo ella veía. Su mirada desencajada y sus palabras eran incongruentes, muestra inequívoca de la actividad eléctrica desordenada de su corteza cerebral.

Y: cálmate mi vida – le decía tratando de abrazarla- , no es nada… cierra los ojos

Pero Victoria seguía gritando presa de un terror indecible con su rostro yerto, contraído en un rictus de pánico…

V: no quiero que se vayan… - articulaba entre gemidos.

Y: ¿que dices? Nadie se va a ir…

En ese momento se tranquilizo y tuvo un periodo de franca lucidez…

V: siento el aura - balbuceo-, los brazos me cosquillean, tengo mucho miedo mami…

Y: no va a pasar nada… - le dije al momento en que la recostaba en su cama previniendo lo que si pudiera pasar…

V: las quiero a las dos… juntas…

Fue lo último que dijo antes de lanzar un grito sordo y paralizarse. Entonces comenzaron las convulsiones.

Lena y yo ya habíamos leído mucho respecto a las diferentes manifestaciones de la epilepsia, pero nunca, hasta esa noche. Presenciamos la fuerza de un ataque espasmódico del gran mal. Mi esposa se mordió el puño llorando y yo, con torpeza afloje la ropa de la pequeña para ayudarla a respirar y puse almohadas a sus costados. La impotencia de no poder hacer otra cosa, era tanto mas terrible cuanto mas violentas las contracciones. No se recomendaba tratar de inmovilizarla, ni introducir ningún objeto a su boca, ni darle medicamentos o remedios … Solo esperar…

A los pocos minutos las sacudidas se hicieron más suaves hasta que desaparecieron por completo. La niña recobro parcialmente el conocimiento moviendo la cabeza y quejándose…

Las lagrimas llenaron mis parpados. La abrace susurrándole al oído que la amábamos.

Lena se acerco también a acariciarla. Era en un extremo doloroso enfrentar el sufrimiento de un hijo y no poder hacer nada para ayudarlo…

V: las quiero a las dos… juntas – articulo pasmosamente como si su mente se hubiese detenido en la misma idea anterior a la crisis.

Y: aquí estamos mi vida - le dije con un nudo en la garganta -. Las dos juntas. No te preocupes… Trata de descansar… todo esta bien.

Ignoro cuanto tiempo pasamos contemplando a la pequeña. Ya era muy avanzada la noche cuando me incorpore y le indique a mi esposa que debíamos irnos a nuestra recamara. No me contesto. Últimamente habíamos tenido serios problemas conyugales. Me encogí los hombros. Si quería pasarse la noche dándose topes contra el estrijo, era asunto suyo.

Salí de la recamara indiferente y me metí a la gélida cama matrimonial. Permanecí recostada con los ojos fijos en el techo. Cuando mi esposa entro, los cerré, simulando dormir. Encendió la luz y se detuvo de pie para observarme.

L: se que estas despierta.

Permanecí inmóvil. ¡Que honda depresión me ahogaba! ¡Cuan infame se presentaba ante mi mente la cadena de preocupaciones! Después del acceso de vicka, sentía especialmente deseos de salir corriendo. ¿Cuánto hacia que no compartía con nadie mis sentimientos?

Lena comenzó a desvestirse. No entreabrí los parpados para admirar sus esbeltas formas como antes. Se acerco y puso su mano sobre mi frente en gesto de caricia para decir:

L: la niña nos necesita unidas, ahora – agrego -. ¿Qué nos esta pasando yulia?... Me siento muy sola.

Quise contestar “yo también”, pero mi boca permaneció cerrada. Trato de sentarse junto a mi y como no había espacio se levanto confundida y triste.

Abrí los ojos. En la habitación se respiraba un ambiente nostálgico, como si el aire hubiese multiplicado su densidad y tratara de aplastarnos…

L: ¿Qué es lo que te ocurre? ¿Por qué estas enojada conmigo? ¿Te hice algo? ¡Dímelo! ¡Ya me canse de tu silencio!

Y: dejame en paz –espete-. Estoy afligida por lo que acaba de pasar. ¿No te das cuenta?

L: ¿y tu crees que yo estoy feliz? ¿Por qué o podemos compartir nuestras ideas ni siquiera en momentos como este?

Y: van a dar las 3 de la mañana. Yo tengo que levantarme a las 6. No es momento para compartir nada.

L: siempre debes levantarte temprano… Ahora trabajas mas y lo curioso es que tenemos menos dinero. ¿a que se debe? ¿Por qué ya no vienes a comer? ¿Por qué llegas cada vez mas tarde a casa?

Y: ¡ ya basta…! – grite con fuerza-. ¡Déjame en paz!

L: no. No basta. Por favor yulia. Explícame que rayos esta pasando. ¿hay alguien mas a caso?

Y: bueno seria…

Lena se quedo quieta frente a mí, tratando de recuperar el aplomo. Un abismo infranqueable nos separaba…

Recordé que haber leído cuando le preguntaron a 400 psiquiatras por que realmente fracasaban los matrimonios. El 45% contesto que uno de los factores principales era la incapacidad de que el marido o rara vez la mujer expresara

sus sentimientos.

L: si tu y yo nos entendiéramos mejor, la persona mas beneficiada seria nuestra hija…

Su último recurso me aplasto… Yo era capaz de hacer cualquier cosa por mi niña… Siempre lo había dicho. Además esto no podía seguir; era un martirio vivir así.

Me senté al borde de la cama frotándome la cabeza. ¡como necesitaba dar escape a tanta presión interna, expulsar las penas; vomitar las toxinas de mi conciencia!. Ya no me era posible llevar a cuestas las carga de preocupaciones, miedos y conflictos irresolutos. Esa mascara encrespada era un mecanismo de defensa para ocultar mi naturaleza vulnerable, pero en el mundo competitivo de los negocios y la política solo se sobrevive siendo manipulador, desconfiado y frió y resulta

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (234 Kb)
Leer 156 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com