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La leyenda negra de la frontera mexicana


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  Tesis  •  1.721 Palabras (7 Páginas)  •  971 Visitas

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La leyenda negra de la frontera mexicana

Martín González de la Vara

Entre 1917 y 1920 se dieron cambios en las políticas interior y exterior norteamericanas que afectarían de manera definitiva la naturaleza de las relaciones entre México y Estados Unidos y, por lo mismo, los vínculos que desde hacía mucho tiempo se habían establecido entre Ciudad Juárez y El Paso.

La entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial afectó a la comunidad mexicana que vivía en ese país porque se decretó una orden de conspiración general para todos los hombres aptos para el servicio militar con el fin de enviarlos a combate en Europa. Además, una reforma a las leyes migratorias comenzó a exigir ciertos requisitos legales a los que desearan entrar o trabajar en ese país. Muchos mexicanos dejaron de entrar en Estados Unidos y otros muchos decidieron regresar a México. Por la intervención norteamericana en la guerra europea, el Fuerte Bliss se llenó de soldados que cumplían su etapa de entrenamiento, soldados que eran de los mejores clientes de los garitos de juego y burdeles de Ciudad Juárez.

Para hacer cumplir las nuevas reglas migratorias más rigurosas que habían decretado en Estados Unidos, el gobierno norteamericano utilizó a varias corporaciones policíacas locales antes de la fundación de la Patrulla Fronteriza-BorderPatrolo simplemente La Migra- en el año de 1924. Por primera vez, se empezaron a pedir ciertos requisitos a los mexicanos que intentaran cruzar la frontera hacia el norte y a no permitir la entrada a los que no los cumplieran. Además, la nueva institución tenía el deber de deportar a los mexicanos que ya vivieran en Estados Unidos y no cumplieran con los requisitos de estancia o trabajo. Entre 1918 y 1919 se dio la primera deportación masiva de ciudadanos mexicanos desde Estados Unidos. En Juárez, la multitud de desempleados que llegaron de pronto causó problemas de hacinamiento y salud, pues la llega de estos migrantes voluntarios o deportados coincidió con las epidemias de tifo e influenza española.

Ni las autoridades municipales, ni la estructura económica de Ciudad Juárez tenían posibilidades de absorber esa población que se estaba quedando en la frontera, pero otra medida de política interna de Estados Unidos le dio posibilidad de sobreponerse a este problema y enfrentar las dificultades de la reconstrucción económica de la región.

En 1918 el estado de Texas decretó la prohibición de fabricar, vender o consumir alcohol en su territorio y a principios de 1920 esa medida se amplió a todo el país debido a presiones de grupos ultraconservadores.

La gente de El Paso se había opuesto de manera decidida a esa ley- conocida en México como Ley Seca- pero no le quedó más remedio que cumplir con ella. Afortunadamente, ellos tenían la frontera a la mano y podían escapar a la ley con sólo cruzar el río. Para Ciudad Juárez, esta prohibición le trajo oportunidades económicas muy importantes económicas muy importantes en tiempos de grandes dificultades.

Desde 1918 casi todas las cantina, bares y centros nocturnos que existían en El Paso tuvieron que mudarse a Ciudad Juárez para Seguir operando. Incluso, muchos restaurantes hicieron lo mismo solo para ofrecer a su clientela comidas con cerveza, vino o champagne, que de pronto eran un lujo ilegal en Estados Unidos. Junto con los negocios relacionados con el alcohol, otras formas no tan sanas de entretenimiento se desarrollaron sólo en el lado mexicano, tales como la prostitución, el juego y la venta de drogas. Se podría decir que Ciudad Juárez “vendió su alma al Diablo” al aceptar estos negocios o giros negros, pero lo hizo simplemente porque no tenía entonces otra alternativa para su recuperación económica.

Con esta preferencia obligada por el turismo de frontera, la ciudad remachó de manera definitiva su fama perversa, una fama que desafortunadamente perdura hasta nuestros días. La gente de El Paso usaba a Ciudad Juárez como válvula de escape a sus presiones diarias y por ello miles de paseños cruzaban diariamente la frontera. Entre 1919 y 1920 la ciudad recibió la friolera de 400,000 turista de todas las clases sociales. Si bien había personajes de baja estofa entre los visitantes, también conocieron la ciudad personalidades de talla mundial como el boxeador Jack Dempsey y la aviadora Amelia Earhert. Sin embargo, la gente de El Paso comparaba su ciudad con su vecina y su mala fama para darse aire de superioridad. El cónsul norteamericano en Ciudad Juárez, John W. Dye decía:

Juárez es el lugar más inmoral, degenerado y perverso que he visto u oído contar en mis viajes. Ocurren a diario asesinatos y robos. Continuamente se practican juegos de azar, se consumen y venden drogas heroicas, se bebe en exceso y hay degeneración sexual. Es la Meca de los criminales y degenerados de ambos lados de la frontera.1

Más exagerado aún era el testimonio de un ministro evangelista de El Paso que afirmada “preferiría matar a mi hijo y arrojar su cadáver al río antes de permitirle pasar una hora en el infierno desenfrenado de Ciudad Juárez”2.sin embargo, no se dieron muchos asesinatos de esta índole y si fueron miles los paseños que cruzaban la frontera diariamente, aunque fuera sólo para comer con vino y burlar prohibiciones que, a los ojos de los mexicanos, parecían ridículas. Proliferaron

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