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La tumba


Enviado por   •  24 de Octubre de 2018  •  Trabajos  •  769 Palabras (4 Páginas)  •  117 Visitas

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No se habla únicamente de la narración de un pedazo de su adolescencia, se habla de una necesidad grave de no saber qué es lo que se hace aquí, en la vida.

Esa cuestión absurda de no saber por qué actuamos tan desenfrenados, la incógnita de la vida, la rebeldía desde distintos puntos de vista.

Yo quise creer mediante este relato que quería salvarse, él quería salvarse o morir al instante ¿y cómo te salvas de la vida sino es huyendo de las cosas? El sexo y el alcohol se convirtieron en algo cotidiano, quizá esto no sea lo grave. Lo grave es con las personas que llego a caer en tentación como lo fueron su tía y Germine.

Hablemos de que estaba gravemente metido en un problema de ansiedad, el clic en la cabeza, las relaciones sin vínculo, la necesidad de refugiarse en personas.

Ignorar, si. Ignorar todo el tiempo que se estaba destruyendo, evadir las palabras que para el eran como balas de su padre, saber únicamente por obligación que su nombre era Gabriel. Pero técnicamente no tener ni la menor idea de lo que estaba haciendo.

Las cosas tal cual las veo podrían ser irrelevantes para alguien que ni siquiera se tomaba la molestia de analizar su interior. Eso hacemos, eso hago. Una vez detectada tu angustia, sabiendo en que parte del cuerpo se queda y que nombre lleva, estas perdido. No dejas de pensar en eso, se convierte en pesadez, huyes, Gabriel huía.

¿Un clic en la cabeza? ¿Podrá su tranquilidad acabar con la absurda idea de un clic en su cabeza? ¿Podrán sus ojos dejar de mirar el techo azul? Fue esa su rutina de por medio, una rutina que lo escandalizaba, entonces salía desesperado en busca de unos brazos y un cuerpo, sexo nuevamente.

Dicen que hay quienes se enamoran de la rutina, inconscientemente estaba creando una rutina más absurda, en donde se convertía en una persona dependiente de cuerpos, de alcohol, entre otras cosas. Sin embargo creo en la “coherencia” de sus actos y también entiendo el porqué de su carácter de acero. Se por mi muy corta caminata (que son casi los mismos metros que Gabriel) que de alguna u otra forma estas obligado a lidiar con todos, que la tristeza se atora en el páncreas y ni un antidepresivo puede sacarla, que escribir novelas te distrae, que hacer cosas “divertidas” verdaderamente es hacer cosas absurdas. Más que necesitar sexo y alcohol necesitaba hablar, hablar de lo de adentro. Y creo que no se puede caminar sino se habla, esa es la verdadera gasolina de las personas.

Entonces, sí. Hay quienes se enamoran de las rutinas, pero él ya estaba empezando a odiarlas. La vida, cansa, ¿siendo adolescente cansa? Siendo persona, cansa.

¿Podrá la intuición acabar con la enorme equivocación que a veces estamos a punto de cometer, arriba de ese gran puente? Descubrió probablemente unos ojos grises y se creyó enamorado, ¿enamorado o necesitado? Omitamos el tiempo, 35 segundos son suficientes para enamorarte quizá demasiado reales.

Entendí entonces que no soy la única, todos andamos caminando en tinieblas. Clic.

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