La violencia en "El cepillo de dientes"

Alberto Monteagudo

SPA 518

Prof. Margarita Vargas

6 de Octubre de 2011

La violencia en El cepillo de dientes.

La violencia en este drama hispanoamericano moderno es motivada principalmente por el miedo, no el miedo a la muerte sino a la vida. Los personajes sienten miedo de confrontar su terrible realidad, de no poder comunicarse y, sobre todo, miedo por su soledad. Esta es la condición en que Jorge Díaz presenta a los protagonistas de El cepillo de dientes (1961) – subtitulada Miedo en el parque de atracciones – Él y Ella, quienes para substituir la monotonía de su diario vivir, realizan juegos absurdos que llegan a adquirir, a través de la repetición, un carácter ritual. Su vida es cerrada y concéntrica, que de la misma manera que un tiovivo en un parque de atracciones, gira sobre su propio eje, en un movimiento estático, circular y sin salida.

Mientras discuten durante el desayuno, les es imposible establecer una comunicación dialéctica. Su discusión culmina cuando Él se entera que Ella ha usado su cepillo de dientes—último símbolo de su individualidad—para limpiar sus zapatos blancos. El único refugio que le quedaba, el cuarto de baño, había sido violado como resultado de ese robo. Lleno de cólera, la "estrangula" con la correa de su radio y, la arrastra hacia el dormitorio. Regresa silbando y cambiándose la corbata por una negra, de luto, y empieza a leer del periódico, en voz alta, la noticia del estrangulamiento que acaba de cometer. La noticia es un recuento paralelo a su crimen y adelanta la entrada en el siguiente acto de Antona, la criada.

El segundo acto comienza con la entrada de Antona (es Ella, sólo que lleva un vestido barato, peluca y pendientes), que viene a hacer la limpieza de la casa. El trata de seducirla, pero ella se niega. Antona, eventualmente, entra en el dormitorio y "descubre" el cadáver de Ella. La escena concluye en una grotesca y violenta imitación paródica del acto sexual, acompañada de una música distorsionada que acentúa la incomunicación física, en una "especie de absurda lucha amorosa frutada que lleva una progresión que culminará con la destrucción de objetos. Jarrones, sillas, cuadros que caen al suelo" (Dauster, Lyday and Woodyard 111). Después de hacer el amor, Antona vuelve a asumir el papel de Ella y, otra vez, discuten, en esta ocasión sobre el nombre de su perfume. Furiosa, Ella toma un tenedor, se lo entierra a Él en el vientre, y lo arrastra hacia el dormitorio, repitiendo el juego de nuevo pero con los papeles invertidos.

Ellos han sido deformados por la misma realidad que tratan de escapar, es decir, reflejándose en una realidad que en sí es grotesca. Como observa Wolfgang Kayser, lo grotesco "es fundamentalmente la expresión de nuestro fracaso en orientarnos en el universo físico… Lo grotesco es un juego con lo absurdo” (Kayser 185, 87) A los personajes, desilusionados y habiendo fracasado, les invade el miedo por no poder comunicarse y por su soledad (aunque están juntos físicamente). Ante esta terrible realidad, necesitan el “parque de atracciones” particular que inventan cada día, en un esfuerzo por buscar seguridad en lo falso e inseguro.

...