Las estrellas tampoco son eternas

Las estrellas tampoco son eternas

Sus últimas palabras estuvieron plagadas de amor y sentimiento pero no fueron suficientes para saciar el vacio que, minuto tras minuto, se hacía más grande en el pecho de Stiles.

Él dejó todo por amor, literalmente todo. Y sí, acá no hablamos de una típica historia de amor entre una chica y un chico que querían seguir sus sueños decidiendo abandonar todo. Esta historia está basada en sufrimiento, lágrimas, dolor, golpes, insultos y de un amor que llegó a su fin de forma trágica.

Si alguien veía pasar a Stiles y Derek los podría haber descriptos fácilmente como una pareja feliz y completa. Estaban equivocados. Era una pareja feliz pero rota. Stiles tenía tan solo 16 años cuando empezaron los golpes en su casa por declararse homosexual y Derek con 15 años presenció el asesinato de su familia. ¿A eso se lo puede llamar feliz? Aunque uno no quiera siempre se aferra al pasado.

Se conocieron a sus 18, Stiles se encontraba todo golpeado huyendo de su casa. Derek decidió, tras la inmensa lastima, dejarle quedarse una noche. Pero esa noche dejo de ser solo una para pasar a ser meses. La química entre ellos dos era indescriptible. ¿Amor a primera vista? No, para nada. Tan sólo eran personas que entendían el sufrimiento del otro y se complementaban.

Estuvieron 6 años juntos hasta que decidieron dar un paso más: el matrimonio. Los dos estaban muy entusiasmados, ¡realmente lo estaban!. Pero la vida da millones de vueltas y, justo en una curva, es donde terminó la vida de Derek. Un alcohólico había chocado su auto produciendo un accidente fatal.

Después de esto Stiles está completamente solo. No tiene familia, sus amigos desaparecieron justo en el momento menos conveniente y Derek, la última pieza de su rompe

cabezas, se perdió para siempre.

Decir que Stiles lloraba todas las noches es poco. El vacio de su pecho se hacía cada vez más grande a medida que pasaban los días. Nadie dijo nada. No recibió ni un llamado o carta. Parecía como si Derek nunca hubiera existido y sí, eso fue lo que más lo lastimaba.

En uno de sus ataques de pánico, el joven, encontró una hoja: “feliz cumpleaños”. Su corazón se detuvo y sus ojos volvieron a aguarse. Era la letra de su prometido. Era la letra del amor de su vida.

“Voy a tratar de ser lo más breve y conciso posible. Decir que te amo ya queda demasiado corto para todos los sentimientos que tengo al verte. Simplemente no puedo describir cómo mi corazón baila frenéticamente todas las mañanas cuando me despierto y te encuentro a ti babeando mi pecho o hablando entre sueños. O cómo inconscientemente sonrió cuando te veo bailando mientras preparas la comida. También me es difícil explicar todos los sentimientos que salen a flote cuando te enojas y toda tu cara se pone como un tomate. Y sí, si tuviera que seguir así no terminaría nunca.

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