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Leyenda Azteca


Enviado por   •  24 de Junio de 2013  •  733 Palabras (3 Páginas)  •  652 Visitas

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El flechador del sol (leyenda mixteca)

Fue en la legendaria ciudad de Achiutla donde nació un hombre llamado yacoñooy, también conocido como Mixtecatl.

Cuando Mixtecatl creció se convirtió en un valeroso y audaz guerrero, que cierto día, armado con su arco, su saeta y su escudo decidió salir a conquistar tierras. Por mucho tiempo camino sin rumbo fijo. Por días y días no descanso ni un instante, aunque se sentía cansado y abrumado por la calor, más aun, impulsado por una fuerza misteriosa de proseguía su caminata hasta que llego a una vasta y deshabitadaextensión, en donde no hayo nada que estorbara su paso, solo el sol brillaba como dueño y señor de aquellas tierras; tierras que yacoñooy codicio para el por hermosas. Y como no encontró guerrero con quien medir sus fuerzas; preparo su arco y dirigiéndose al cielo exclamo:

-¡Eh, tú, señor de la tierra! Mide tus fuerzas conmigo y dispara tu arco que alguno de los dos debe morir; ´porque he decidido que solo uno de nosotros puede ser dueño absoluto de estas tierras tan hermosas.

Y luego, en son de reto, se dispuso a lanzar sus dardos, no sin tratar de dar tiempo a su enemigo a prepararse para el duelo, como si en verdad el señor sol fuera a dar batalla.

Era la hora del crepúsculo vespertino y el cielo se fue matizando de rojo.

Yacoñooy, impasible contemplo al sol que se hundía tras montañas, y como las nubes en ese instante se tiñeran más intensamente de rojo, exclamo dando gritos de triunfo:

-¡Te he vencido!, ¡te he vencido! La fuerza de mi brazo te ha causado la muerte. Tras esos cerros estas herido; no volverás a ser dueño de estas tierras. Lástima que o pueda contemplarte revolcándote en tu propia sangre. ¡Que diera por verte morir a mis pies!

El valiente mixteca espero en silencio, latiéndole apresuradamente el corazón. Tal vez la próxima flecha de su enemigo pudiera ser disparada a traición, mas como el tiempo pasaba y el sol no daba señales de vida, había entendido que el señor sol había dejado de existir y grito:

-¡he dado muerte al seños sol, señor de estas tierras! Y por derecho de conquista ahora yo soy su dueño. Yo he matado al sol, mi rival, mis flechas traspasaron su corazón. ¡El señor sol está muerto, está muerto! Y son mías, son mías estas tierras, y con la vida pagara aquel que me las quiera disputar.

Y seguro de su victoria, señoreo con su triunfo todo cuanto alzaba su mirada.

Poco tiempo después, en las tierras que fueron del señor sol, los hermanos de raza de yacoñooy fundaron tilantongo.

Y desde ese día entre los mixtecas se estableció la costumbre de pintar la escena del sol vencido por yacoñooy en escudos, jícaras y tecomates en gratitud al flechador del sol, que por tal hecho

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