Leyendas Urbanas
wickedisgoood6 de Octubre de 2013
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La casa de la tía Toña
La historia es de una casa situada en la 3ª sección del Bosque de Chapultepec. Para quienes no conocen México, Chapultepec es un bosque en medio del Distrito Federal dividido en varias secciones, la tercera sección es solo vegetación y barrancas.
La casa está en la parte trasera del bosque, es muy peligroso porque tienes que bajar a la barranca hasta encontrar una escalinata de piedra, muy empinada y resbalosa que te lleva a un camino. Más adelante te encuentras con un puente desvencijado, bastante viejo, donde hace años había un río, ahora apenas hay un riachuelo en algunas estaciones del año, y cruzando está la famosa casa abandonada de la tía Toña, el bosque da un aire de terror. Lo mejor comienza cuando llegas a la escalinata, muchos afirman que desde ese momento empiezan a escuchar el lamento de una anciana, otros escuchan gritos, como si los alertaran para alejarse.
Cuando vas cruzando el puente, se oye como piedras grandes o bultos cayeran en el río, se escuchan voces, susurros y ruidos desde el bosque y es frecuente tener la sensación de que te observan desde varios puntos, como si alguien te vigilara.
Una de las cosas más extrañas es que, terminando de cruzar el puente se percibe una vaga niebla que comienza a circular por la zona, no importa la temperatura que haya, al llegar a la casona abandonada es normal ver la cara de una anciana asomada en los viejos y empolvados ventanales, esperando la llegada de sus visitantes.
Al entrar a la casa se siente de inmediato la presencia de algo, opresión en el pecho, el aire se vuelve pesado, inclusive muchas personas no soportan y salen mareados o se desmayan.
Por las habitaciones se pueden ver sombras de todos los tamaños corriendo o escondiéndose, se oyen los lamentos de una mujer, pequeñas risas de niños, también es muy común que los visitantes sientan que les recargan la mano en el hombro, que cuando van caminando se tropiecen con algo inexistente, inclusive que te tomen del brazo con tanta violencia que se quede la marca de una mano, algún moretón o inclusive arañazos.
Se dice que el cuarto de la tía Toña está al fondo de la casa, pero nadie ha podido llegar hasta ahí y comprobar que hay en la habitación, puesto que las actividades paranormales incrementan y el aire es tan pesado que no se puede respirar, otros dicen que los que lo han logrado han quedado internados en un psiquiátrico por lo que vieron.
Llega un momento en que todas esas experiencias y la pesadez del ambiente hacen que los visitantes salgan corriendo llenos de miedo, y al pasar corriendo por el puente, se sigue escuchando claramente el lamento de la mujer y las tablas crujir como si algo o alguien te persiguiera.
Aunque hay muchas historias que han surgido en relación a los sucesos paranormales y la casa, hay una historia que es la verdadera, y es la siguiente…
Cuenta la leyenda, que en esta casa vivía una anciana solitaria que, a pesar de haberlo perdido todo, solía ayudar a los niños pobres, dándoles alimento y un techo dónde dormir. Era una mujer buena, que sólo buscaba el bien de los infantes. Pero los niños, en vez de agradecerle y ayudarla, le hicieron la vida imposible. Un día, la conducta de los jóvenes fue tan insoportable, que la Tía Toña, en su desesperación, abatió hasta la muerte a todos los niños que vivían con ella.
Para deshacerse de la evidencia, la Tía Toña arrastró los cuerpos por la barranca, hasta llegar al río, donde los aventó, para que la corriente se los llevara al olvido. Cuando regresó a su casa, la mujer pudo percatarse de la atrocidad que había cometido. En la desesperación, la mujer subió a su recámara, se encerró y se quitó la vida. Nadie sabe cómo murió, pues no hay persona que haya logrado encontrar el cuerpo, que, según cuentan, sigue en la habitación principal de la mansión. Otras personas, aseguran que fueron los infantes, los que tomaron la vida de la mujer, en venganza de lo que les había hecho.
La tía Toña era una señora que vivía sola en esa casona, no tenía mucho dinero pero ayudaba como podía a muchos chicos de la calle que llegaban a vivir con ella, los cuidaba, les daba de comer y un techo donde dormir aunque fuera en el suelo, ella ya era una señora muy grande, y los chicos eran rebeldes y muy traviesos, un día terminaron con la paciencia de la anciana, la sacaron tanto de quicio que tomó lo primero que se le atravesó y los mató a golpes.
Para deshacerse de los cuerpos, los fue arrastrando y tirando uno a uno al río, después recapacitó lo sucedido y fue tal su tristeza al verse como una despiadada asesina y sola que se dirigió a su cuarto y se suicidó, nadie sabe cómo, inclusive no se sabe si todavía su cuerpo se encuentra dentro de la casa, en la habitación a la que nadie puede llegar
Actualmente, la zona donde se encuentra la casa está restringida y con seguridad policiaca, principalmente por la noche, ya que durante mucho tiempo en los alrededores se encontraban los cuerpos de los visitantes o de vagabundos que buscaban refugiarse en la casa, brutalmente golpeados y asesinados.
Sin entrar a la casa, con solo verla, sabes que no es solo una construcción abandonada, y si alguien gusta vivir una experiencia escalofriante puede hacerlo, solo hay que burlar a los policías, que no es muy difícil ya que hasta tienen miedo de acercarse a la zona y tener mucho valor para llegar hasta adentro de la casa.
http://www.mitos-mexicanos.com/leyendas-urbanas-de-terror/la-casa-de-la-tia-to.html
http://www.mx-df.net/2012/10/los-fantasmas-de-la-ciudad-de-mexico-la-casa-de-la-tia-tona/
El Puente de los Lamentos
Una de las leyendas urbanas más aterradoras y difundidas en Estados Unidos cuenta la historia de un puente, en el que si detienes tu vehículo por la noche, podrás escucharse los lamentos y llantos de un bebé. ¿Te atreverías a comprobarlo?…
Tom viajaba de noche por una carretera comarcal de Ohio, era un viaje tranquilo y porque no decirlo tal vez un poco aburrido. Para entretenerse había sintonizado una frecuencia de radio en la que un loco predicador hablaba de la salvación eterna, por supuesto después de hacer una generosa donación a su iglesia. Tom solamente de escucharle se estaba poniendo enfermo, ¿cómo podía existir gente que le creyera? ¿No estaría prohibido vender productos falsos como las astillas de la cruz de Cristo o las lágrimas de la virgen María? Estaba tan indignado que casi no se dio cuenta de una jovencita que caminaba por el arcén de la carretera y le hacía gestos para que se detuviera.
Casi frenando en seco Tom detuvo su vehículo pocos metros por delante de la chica.
- Cielo, como se te ocurre caminar sola a estas horas con el frío que hace, he estado a punto de llevarte por delante con mi coche – dijo Tom mientras reducía el volumen de la radio.
- Gracias por detenerse señor, tengo mucha prisa porque mi bebé me está esperando, se me ha hecho de noche y nadie se ha detenido para ayudarme, usted debe ser la tercera persona que veo en media hora y el primero que me ayuda.
- No te preocupes, si no me desvía mucho del camino te acercaré a tu casa.
Tom no acostumbraba a recoger autoestopistas y probablemente si no hubiera estaba tan absorto con el programa de radio que escuchaba no se hubiera arriesgado a detener su vehículo para ayudar a una desconocida. En todo caso al ver la cara de preocupación de la que parecía casi una niña y escuchar la historia de que debía reunirse con su bebé se conmovió.
- Hola, me llamo Tom, no sé cómo no te has congelado en una noche como esta – le dijo mientras le ofrecía una sonrisa.
-Muchas gracias Tom, soy Sarah, no tenía previsto caminar hasta tan tarde, realmente no estoy lejos de casa, sólo hay que llegar al próximo puente que está a un par de kilómetros, allí está mi bebé esperándome.
Tom no se atrevía a preguntarle la edad a la chica, le había dejado impresionado que nombrara dos veces a su bebé pues no aparentaba tener más de catorce o quince años. Fijándose un poco en las ropas de Sarah se dio cuenta que probablemente perteneciera a algún tipo de congregación amish porque sus holgadas vestimentas parecían casi sacadas del siglo pasado. Estaba confuso y no sabía que tema de conversación sacar pues aunque se moría de ganas de comentar con alguien las estupideces que pregonaba en su discurso el predicador, sabía que los amish eran bastante religiosos y lo que menos pretendía era incomodar a la chiquilla. Casi sin darse cuenta se creó un incómodo silencio que duró un par de minutos hasta que…
-¡Es aquí! – dijo la chica al acercarse al puente que le había mencionado antes.
Tom redujo la velocidad del vehículo hasta que como por arte de magia, al situarse sobre el puente, el coche se detuvo solo. Las luces, la radio y la calefacción se apagaron y por más que trataba de arrancar nuevamente le resultaba imposible. Y entonces sintió algo a su izquierda…
Era como si todos los animales que habitan la noche se hubieran puesto de acuerdo para hacer un silencio absoluto, no se escuchaba nada, ni tan siquiera el viento mover las hojas de los árboles cercanos. Cuando de repente un suave llanto se empezó a oír, era como un susurro que cada vez se hacía más fuerte. Bajó la ventanilla para escuchar mejor y cuando se dio la vuelta vio que la chica ya no estaba en el asiento del copiloto.
Era verdaderamente extraño, porque no había escuchado abrirse
...