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Los Goles De Juancho


Enviado por   •  27 de Junio de 2014  •  4.357 Palabras (18 Páginas)  •  8.457 Visitas

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LOS GOLES DE JUANCHO

CAPITULO 1

UNA PEPITA DE CAFÉ

Desde que nació Juancho Ha viajado en todo tipo de vehículos Su mamá Virginia le dijo con cariño:

-usted se llamara juan José y va a ser un andariego como su papá.

Desde ese día el niño no se llamó juan José porque todos le dijeron Juancho.

Nueve meses antes del nacimiento Juancho, en una de esas fiestas que organizan los recolectores después de la cosecha de café, Virginia había conocido al papá de Juancho un costeño simpatiquísimo que viajaba por todo el país trabajando en la recolección de todo tipo de cosechas y que encantaba a las mujeres contándoles historias fantásticas. Paso el tiempo y Virginia no volvió a saber nada del costeño, excepto por una postal que le mando Virginia quedo feliz de saber algo de su hombre, y con la esperanza de volver a verlo, no aceptó coqueteos de ningún otro trabajador, si no que se dedicó a contarle a Juancho historias de su papá algunas historias eran inventada y exageradas en esas el costeño ganaba todas las riñas. Así que poco a poco el Costeño se convirtió en el héroe del niño.

CAPITULO 2

LA CULEBRA DEL CARANDERO

A los cinco años, Anselmo, un amigo de Virginia que recorría los pueblos vendiendo remedios, invitó a Juancho a que lo acompañara en un viaje. Se montaron en un japeo (campero viejo, marca Williams) y llegaron al pueblito donde Anselmo tenía su casa y preparaba sus menjurjes

Juancho le ayudo a recoger yerbas a preparar mezclas de raíces, flores y colorantes que olían a perfume y alcohol después de unos días Anselmo empaco todos sus frascos y pomadas vistió a Juancho de diablito y se lo llevo de pueblo en pueblo vendiendo remedios, cremas rejuvenecedoras y sobre todo el tratamiento para espantar la mala suerte y el mal de ojo. Anselmo era un culebrero que a cambio de culebra llevaba a Juancho vestido de diablito.

--¿Y por qué no conseguimos una culebra? –preguntó Juancho.

Desde ese día acordaron andar con una caja amarrada con cabuya y decir que allí llevaban a Margarita, la culebra más venenosa de todos los cafetales.

Una noche Juancho decidió ayudarle de verdad a Anselmo a conseguir una culebra. Llego a un riachuelo, se metió en el agua hasta el tobillo sin hacer ruido, de repente vio a una especie de rayo sigiloso, una cinta brillante que se le vino encima moviéndose rapidísimo por el agua. Era la víbora que buscaba. En medio del agua la víbora se le abalanzó y lo mordió en la pantorrilla.

Anselmo salió a buscarlo y lo encontró todo mojado, tiritando de frío y de dolor.

Al amanecer llegaron hasta un pueblito que tenía un puesto de salud donde atendieron a Juancho prácticamente no reconocía a nadie sólo hablaba de su padre en medio de la fiebre que lo hacía delirar, tenía el corazón acelerado por efecto del veneno, sudaba muchísimo y le costaba trabajo respirar.

Virginia llegó al día siguiente, se había enterado por una llamada de Anselmo. E l corazón se le detuvo al verlo todo pálido, sudoroso y hablando sólo a los gritos como en trance, cogiendo la mano del niño empezó a rezar en silencio, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Virginia sintió que la vida de su hijo se le iba de las manos, cuando ya lo notó un poco mejor, empezó a leerle a Juancho una carta del costeño.

Virginia en medio de lágrimas le prometió que si se mejoraba irían a buscar a su papá a la Costa.

CAPITULO 3

VIDA DE CAMIONERO

Varios meses después, cuando Juancho se recuperó del todo y pudo caminar bien, A Anselmo los montó en una chiva, y le regaló a Juancho un morralito lleno de frutas para el camino. Juancho sentía tristeza de dejarlo, pero estaba feliz de irse con su mamá a buscar al Costeño.

Juancho sentía tristeza de dejarlo, pero estaba feliz de irse con su mamá a buscar al costeño. Antes de partir le hizo jurar a Anselmo que seguiría con la culebra y que de verdad, se propondría a aprender a curar sus mordeduras.

Desde ese día Anselmo es el culebrero más famoso de la región del Quindío; En la ciudad de Cartago, Virginia y Juancho cambiaron de transporte. El dueño del camión un hombre apodado Barriga, les permitió viajar entre la carga, el camión era tan viejo que de cuando en cuando hacía unos ruidos extraños, afortunadamente paraban en las chorreras del camino a refrescarse con el agua cristalina de la montaña. Allí Juancho se daba la gran vida metiéndose debajo de las cascadas, Juancho en par de segundos se subía al capó del camión, antes que el mismo Mosco, ayudante de Barriga el camionero, para tratar de abrir la tapa del motor.

Un día los cogió la noche en camino, y unos ladrones pararon el camión para robarlo pero como no prendió el camión decidieron robarse la mercancía y unos de los ladrones fue a traer algo en que echarla y el otro quedo allí con Virginia, Barriga y Mosco Juancho estaba oculto en un árbol desde el árbol empezó a imitar aullidos de espantos asustando al ladrón y los saco corriendo; Juancho no perdió tiempo, se tiro del árbol y los desamarro. Como pudieron, prendieron el camión a empujones y emprendieron la huida hasta el pueblo más cercano; Gracias al valor de Juancho, Barriga el camionero salvo la mercancía que llevaba y por esto decidió premiar al chico regalándole el costo del resto del viaje y la comida del camino.

En este trayecto, por la margen izquierda del rio Cauca, se toparon con una fila enorme de carros a lado y lado de la vía. Era un derrumbe, Juancho para distraerse se puso a jugar, estaba entretenido en estos juegos cuando oyó el ruido ronco de un nuevo derrumbe. Tierra, barro, rocas y árboles se veían venir loma abajo en medio de una estampida de gente, que corría aterrorizada tratando de escapar del derrumbe.

Virginia levantó a Juancho de un tirón y, con él en los hombros, corrió en medio de la multitud hacia la parte más alta de la carretera.

CAPITULO 4 EL GUSANO DE METAL

Así por fin después de varios días de viaje llegaron a Medellín. La ciudad es lo máximo, Juanchín como le decía el Mosco, estaba muy contento al ver el metro.

Juancho y el Mosco recorrieron todas las paradas del metro, bajando y subiendo escaleras; Atravesaron

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