Los Patos

Los portales educativos: entradas y salidas a la educación del futuro

Los portales son puertas de puertas, entornos virtuales que nos abren el acceso a sitios y páginas educativas desarrolladas en soporte electrónico.

La idea de puertas de entrada de H. Gardner trataba de explorar modos alternativos para favorecer el acceso al conocimiento.

1. ¿Qué alternativas ofrecen los portales que nos llevan a lugares básicamente textuales y a textos acompañados por unas pobres imágenes?

2. ¿Cómo toma las decisiones políticas y éticas un docente al que cada vez le resulta más difícil elegir las fuentes de los contenidos en un mundo inundado de información?

3. ¿Quién desarrolla los contenidos señalados?

4. ¿Quién lidera una comunidad virtual?

Los portales educativos: sus potencias y límites para el enriquecimiento de las prácticas pedagógicas

Un portal educativo nacional asume el desafío de la conectividad como parte del programa y se compromete en el desarrollo de estrategias que tienen un sentido político, social y cultural democratizador: dar a conocer la cultura local, convertir a los docentes en productores de contenidos para la web, reinsertar laboralmente a jóvenes a partir de la formación tecnológica. (proyecto preocupado por la inclusión.)

Según Burbules y Callister, los portales son una “variante del filtrado”, puesto que constituyen listas de sitios aprobados por alguna persona o grupo al que se confía la tarea de seleccionar la información deseable en función de ciertos valores. Esto, en ciertos casos, implica aceptar las restricciones o normas impuestas. Veamos la siguiente analogía:

“Los portales se asemejan en ciertos aspectos a los barrios vigilados, que atraen a muchos que desean tener su vivienda en un lugar protegido de amenazas e inconvenientes externos. El hecho de limitar las propias actividades y asociaciones a tales comunidades disminuye el horizonte de lo que puede conocerse o aprenderse, reduciéndolo a aquello que no constituye una sorpresa ni un desafío a valores propios.”

Los autores sostienen que estos modos de restringir el acceso constituyen una forma consensuada de censura. A diferencia de los archivistas y bibliotecarios, cuya cualidad profesional es visible y pública, los equivalentes electrónicos no suelen reunir estos rasgos.

Por su parte, Wolton afirma:

“Un acceso directo a la información tanto para el abastecimiento como para la utilización, sin control y sin intermediario, no constituye un progreso para la democracia, sino al contrario, una regresión y una amenaza.

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