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Los Retos Del Docente Del Siglo Xx


Enviado por   •  18 de Agosto de 2011  •  1.936 Palabras (8 Páginas)  •  1.610 Visitas

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LOS RETOS DEL DOCENTE DEL SIGLO XXI Y CUAL ES EL COMPROMISO CON LOS DERECHOS HUMANOS

Los paradigmas educativos que los docentes del siglo XXI deben tener presentes son:

Aprender a hacer

• Que las personas que tienen el conocimiento puedan aplicarlo adecuadamente es una de las

cuestiones centrales para la resolución de problemas, por lo que este enfoque se centra en el

desempeño; es decir, en la acción o movilización de esos conocimientos y saberes para la resolución

de problemas. Se puede ejemplificar como movilizar conocimientos, actitudes y valores al mismo

tiempo.

Aprender a ser

• Se ha demostrado que la visión del siglo XIX de los humanos como seres meramente racionales

cerró durante mucho tiempo el campo de la importancia de los afectos y las emociones para la

salud y la felicidad de las personas. Se trata de promover un adecuado desarrollo psicosocial y de

conocimiento de las emociones para la autorregulación y el ejercicio de la autonomía, permitiendo

ampliar los horizontes para la autorrealización.

Aprender a convivir

• Estrechamente vinculado con la importancia de aprender a ser personas y seres humanos se

encuentran las capacidades para la convivencia cívica y democrática, otra de las dimensiones

humanas presentes en las reformas educativas.

• Se trata de educar personas capaces de construir relaciones de respeto mutuo y no de violencia, así

como que puedan tener capacidades para la convivencia democrática, guiarse en sus comportamientos

por los principios y valores de la democracia, la tolerancia, el aprecio por la pluralidad y la diversidad,

y tomar los derechos humanos como el marco regulatorio de la convivencia.

• En nuestras sociedades con graves problemas de violencia, discriminación y herencias culturales

autoritarias se trata de una educación pertinente, además de que se educa en actitudes y valores

cívicos y democráticos, necesarios para la consolidación de las democracias.

Asimismo es necesario reconocer que en este cambio de paradigma existen prácticas que ya no tienen

cabida en el aula:

Disciplinariedad. Confundir la obediencia con los productos esenciales de la educación; lo esencial

es el logro de los aprendizajes.

Descontextualización. El aprendizaje debe ser sustantivo, acorde con los intereses y realidades de

los alumnos, se deja atrás la enseñanza memorística y abstracta sin concreción, ni aplicación.

Homogeneización y normalización. Es indispensable valorar la diversidad y particularidades de los

estudiantes de un salón de clases para favorecer prácticas inclusivas y no excluyentes.

Autoritarismo. La sumisión al profesor como figura de autoridad y no el desarrollo de criterios propios

del estudiante.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar que la formación de hábitos, actitudes, disposiciones y

valores éticos y estéticos, vinculados a la integración de las niñas, niños y jóvenes mexicanos como

personas responsables, reflexivas y autónomas, conscientes de sus responsabilidades y sus derechos,

permite ante este activo panorama, una relevancia de la persona, que puede iniciar con sólo una mirada

interior de los anhelos y expectativas de la profesión docente, saber quiénes somos, qué estamos

logrando y qué nos falta por aprender. Al igual que el alumnado, las maestras y maestros se transforman

día con día, y la escuela brinda oportunidades formales para adquirir, desarrollar, revisar y emplear los

conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores para participar activamente en la construcción

de una sociedad más libre y democrática, pero, sobre todo, más justa, que tenga como cimientos la

defensa y ejercicio de los derechos humanos.

COMPETENCIAS DOCENTES EN EL SIGLO XXI

Me precio de haber contado con varios buenos profesores en los diferentes niveles del sistema

educativo, tan buenos como para estimular una sed permanente de conocimiento e inspirarme a

estudiar la Licenciatura en Pedagogía y dedicarme a la docencia. Recuerdo en particular a quienes

impartían español en secundaria y bachillerato, porque me infundieron el amor por la palabra. En

la universidad recibí la luz de excelentes académicos: uno de ellos fue el maestro Víctor Palencia.

En mi carrera impartía, siempre con buen humor, una amena clase de estadística aplicada a la

educación. Era justo y, sobre todo, comprometido con su labor. Yo solía escribirle notas al final

de las tareas, exponiéndole mis dudas: respondía siempre de manera amable y puntual. Luego

me enteré que otras compañeras lo hacían también y les daba la misma atención. Yo admiraba

esa dedicación personalizada y se lo expresé en unas breves líneas al final de una tarea. Me la

devolvió calificada sin el pedazo de papel donde estaba el mensaje. Años después, se convirtió

en director de la entonces

...

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