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Los historiadores José Ramón Vergara y Fernando Baena al hacer alusión a El Prado


Enviado por   •  10 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  1.080 Palabras (5 Páginas)  •  196 Visitas

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Los historiadores José Ramón Vergara y Fernando Baena al hacer alusión a El Prado, puntualizan algunos comentarios al respecto: “En el año de 1904 resolvieron los señores Senior y Fuenmayor vender sus fincas, y así fue como esos días la adquirió don Manuel J. De la Rosa. El nuevo propietario le hizo muchas reformas; instalo un molino de viento, estableció la explotación de cal y piedra y monto la primera trituradora de piedra que hubo en Barranquilla. Puso allí también un taller de herrería y uno para ornamentaciones interiores. Todo el transporte, como es natural, se hacía por tracción animal, y aun recordamos los carros de mula y las yuntas de bueyes, unas veces transportando piedra, otras leña para los hornos de cal y otros materiales para las construcciones que levantaba en la ciudad el señor de la Rosa en asocio con su hijo Enrique.

La casita de campo construida en “El Prado” ofrecía algunas comodidades que eran un gran atractivo para las temporadas de descanso y veraneo; se le consideraba por su clima saludable y su temperatura, más benigna que la de la ciudad. Las parejas  de recién casados la ambicionaban para su luna de miel.

Recordamos entre varias personas que fueron huéspedes allí, a don Mauricio Heilbron y doña Adela Tavera de Heilbron don Fernando E. Baena y doña Carolina Pecci de Baena, a don Manuel Abello Palacio y doña Ana Paz Trespalacios de Abello. Los médicos recetaban a los convalecientes cortas temporadas en “El Prado”, y así lo visitaron en distintas épocas la familia de don Ricardo Arjona S., la de don Rafael Obregón A. y muchas otras más.

Los paseos campestres en las fiestas de Carnaval se celebraban allí con gran alegría; aun deben perdurar los recuerdos de aquellas fiestas en que los invitados montaban a caballo y paseaban por los alrededores de la finca. Era proverbial la generosidad del señor de la Rosa al prodigar su casa para fines recreativos, de todos los amigos que se la solicitaban, ya se tratara del Colegio Biffi, del señor Meisel, las Hermanas de la Presentacion o las de San Miguel del Rosario.

En una ocasión, durante el año 1916, el Gobierno Nacional estuvo interesado en adquirir una parte de la finca. Por la via de ensayo se construyo un polígono de tiro que fue inaugirado con una misa campal ofrecida por fray Alejandro de Valencia. Después de la ceremonia se dio comienzo a las practicas de tiro y los concurrentes fueron obsequiados por don Manuel J. De la Rosa, asistido por sus hijos Rafael, Manuel Jose, Enrique y Luis Guillermo, con una ternera a la llanera. Si se hubiera celebrado alguna negociación para vender parte de “El Prado” para el ejercito Nacional, probablemente, no hubiera quedado ubicado allí nuestro barrio favorito de hoy”.

En otro comentario de los mismos autores, hacen referencia a los inicios de la obra, a sus especificaciones y algunas consideraciones de los arquitectos que contribuyeron a su ejecución: “A mediados del año de 1918, conocio el señor de la Rosa a Karl Calvin Parrish, por presentación que le hiciera don Issac A. Manning, de grata recordación. El señor Parrish tan pronto como conocio los terrenos de “El Prado”, concibió la misma idea que ya había germinado en la mente del señor de la Rosa; construir un barrio de residencias escogidas, con amplios jardines y comodidades modernas. En Estado Unidos contrato los servicios de un proyectista de parques y urbanizaciones, Mr. Roy F. Wyrick. La familia Parrish ocupo desde entonces la vieja casa de campo, a la cual hicieron las mejores indipensables y desde allí se comenzaron los trabajos de la elaboración del plano inicial con todas las especificaciones y proyectos de lo que habría de ser en poco tiempo la primera y  mejor  organizada urbanización de la Republica.

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