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Los verboides: el infinitivo, el participio y el gerundio


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2018  •  Apuntes  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  590 Visitas

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1. Los verboides: el infinitivo, el participio y el gerundio

1.1. Formas verbales

En materia verbal es imprescindible distinguir:

A) Las formas finitas o conjugadas. Por ejemplo: Yo demando, yo demandé, yo demandaba.

B) Las formas no finitas o no personales, representadas por los denominados verboides:infinitivo, participio y gerundio.

Las formas finitas o conjugadas

Permiten que el verbo flexione (en tiempo y modo, por ejemplo) y que concuerde en número y persona, lo que posibilita conexiones y combinaciones entre un hablante y un destinatario. Por ejemplo: Yo demandaré, tu demandabas, nosotros hubiéramos demandando. Esto se traduce en que la función sintáctica que desempeña el verbo debidamente conjugado es la de núcleo del predicado.

Por ejemplo: La demanda planteada pretende la declaración de inconstitucionalidad de una norma provincial.

Como se advierte, además de funcionar como núcleo del predicado, el verbo (pretende) coincide “en número” con el sujeto sintáctico: La demanda. Si en cambio hubieran sido varias las demandas procesalmente deducidas, el verbo debería haber expresado esa pluralidad: Las demandas promovidas pretenden...

Las formas verbales no finitas o impersonales (verboides)

En esta categoría se encuentran el infinitivo (ar), el participio (ado) y el gerundio (ando). Los tres "tienen en común una morfología especial, puesto que carecen de la flexión de persona, de tiempo y de modo y, salvo el participio, de número" (RAE, 2010, p. 493). Esto quiere decir que los verboides se mantienen invariables, rígidos, no flexionan, salvo en el caso del participio en materia de número: causa resuelta/causas resueltas.

Otro dato es que el infinitivo y el gerundio admiten formas compuestas (haber juzgado y habiendo juzgado, por ejemplo), cosa que no es posible respecto del infinitivo.

1.2. Funciones sintácticas de los verboides

A partir de lo anteriormente explicado, lo importante es retener que, en el plano sintáctico, en lo que aquí interesa, por un fenómeno conocido como “traslación”, los verboides desempeñan estas funciones:

1) El infinitivo cumple las funciones propias de un sustantivo. Por ejemplo: El discutir ideas es propio de las democracias.

2) El participio cumple las funciones propias de un adjetivo. Por ejemplo: La cuestión discutida en el proceso es la siguiente.

3) El gerundio se asemeja al adverbio. Por ejemplo: Resolvimos la cuestión civilizadamente: discutiendo.

Conviene recordar que, por lo general, los adverbios actúan como modificadores del verbo, aunque a veces también lo son del adjetivo. Acompañan al verbo, al precisar las circunstancias en que se produce la acción significada por aquél. Ejemplos:

Los otros jueces llegaron antes.

Nos presentaremos aquí.

Quizás atestigüe.

Aunque son muy variados, los adverbios pueden ser "de modo (bien, mal, así, etc.), de lugar (adelante, atrás, aquí, etc.), de tiempo (hoy, mañana, ahora, etc.), de negación (no, nunca, tampoco, etc.), de afirmación (sí, también, ciertamente, etc.), de cantidad (más, menos, muy, poco, tan, etc.), de orden (primero, últimamente, etc.)" (García Negroni, 2004, p. 274).

Los adverbios más usados son estos: acaso, además, ahora, aquí, allí, así, bastante, bien, cuanto, cuando, delante, despacio, donde, entonces, inclusive, hoy, incluso, lejos, mientras, nunca, mucho, muy, no, sí, salvo, tal, también, tampoco, tan, tanto, etc.

A ellos se pueden añadir los adjetivos a los que se le agrega la partícula “mente”: tenazmente, rápidamente, fácilmente, oportunamente, fácilmente, etc.

En síntesis: comprender la función sintáctica que desempeñan los adverbios, la de precisar las circunstancias bajo las cuales se manifiesta el verbo, puede ser el primero paso para poder lidiar -en forma adecuada- con el gerundio. En efecto, este último opera -por lo general- en clave adverbial.

Ejemplo: El abogado entró a la sala sonriendo.

En cambio, esa función adverbial no se advierte en este otro inadecuado ejemplo, muy extendido en el ámbito judicial: Constituyendo domicilio, me presento y digo.

Como se puede observar, en dicha frase entre "digo" y "constituyendo" no media la misma relación que, en el ejemplo anterior, había entre "entró" y "sonriendo". Y la razón es que, en el segundo ejemplo, se recurre innecesariamente a un gerundio cuando, en realidad, debió haberse colocado un verbo debidamente conjugado: Constituyo domicilio legal, me presento y digo.

Por supuesto que, en el marco de una receta de cocina, en la locución "agua hirviendo", el gerundio parece operar como un modificador especificativo del sustantivo "agua". Y, en contextos exhortativos, como cuando se le dice a un grupo de amigos "andando, que es tarde", el gerundio allí se asemeja más a una interjección; es decir, palabras con las que "se comunican sentimientos e impresiones, se ponen de manifiesto diversas reacciones afectivas o se induce a la acción" (RAE, 2010, p. 622). Ejemplo de interjecciones son: ay, olé, uf, guau, etc.

Para completar el estudio sobre la cuestión, se puede consultar el material desarrollado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) bajo la denominación "Lecciones de redacción para magistrados y funcionarios judiciales", que fue publicado por el Centro de Información Judicial (CIJ) de la CSJN

2. Pautas para un uso adecuado del gerundio

2.1. El problema del gerundio en la órbita judicial

Numerosos autores, al enumerar las características distintivas del lenguaje jurídico, enumeran como una de ellas el sesgo "gerundiano". El problema no es el gerundio que, bien empleado, es saludable. El inconveniente reside en el uso abusivo e inadecuado según un determinado contexto. Esto último se observa en la redacción de fragmentos como los siguientes:

Así, el informe interdisciplinario realizado por la Lic. Juana López expresa, en primer lugar, que la Sra. Pérez ejerce

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