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¡ME IMPORTA UN MITO!


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  2.788 Palabras (12 Páginas)  •  149 Visitas

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El mito no es una historia sencilla contada alrededor de una lumbre. El mito explica por qué el mundo es tal como es, por qué los hombres y las mujeres son lo que son, sus relaciones con la naturaleza, los animales, etc., con el fin de justificar su comportamiento social, moral o religioso.

Esas Historias, que calificamos (muy) fácilmente de imaginarias, muestran sin embargo convergencias extrañas que dejarían pensar que son la relación, desde luego llena de imágenes, de acontecimientos reales ocurridos en las edades más remotas y cuya cronología se embrolló a lo largo de los tiempos y de las generaciones

La humanidad ha llegado a una época en la que se han desnaturalizado a los mitos, los ha dejado desprotegidos y los ha arropado bajo las mantas de la mentira. Actualmente el concepto de mito es vago y confuso, se tiende a definir mito como una narración ficticia con su toque alegórico; tanto es esta transmutación de significante que el concepto es usado para abarcar cosas extraordinarias y maravillosas, al mismo tiempo que imposibles e irreales; en este sentido el término mito nos sirve para exaltar a algo quimérico y darle algún valor; por otra parte, también “mito” cualifica cosas más allá de la realidad, fabulosas y ficticias. Llevando el concepto mito a una visión diferente de su sentido clásico y antiguo; y bloquea la posibilidad de ver la verdadera mitología que nos rodea. Estamos rodeados de múltiples hechos, momentos exactos y representaciones de carácter mitológico que no percibimos gracias al desvío de una realidad.

Como dice Pierre Guiraud[1] “(…) Cuando se habla de mitos, se piensa generalmente en culturas primitivas, arcaicas, en forma de pensamiento prelógico. Y es muy cierto que en esas culturas donde esos códigos son más fáciles de observar encontramos códigos sociales ritualizados que tienen su origen en la historia lejana y en el inconsciente colectivo. Nuestras sociedades modernas, en cambio, nos parecen más libres y establecidas sobre fundamentos racionales. Pero ahora descubrimos que no es así. La vida de un John Kennedy está signada de presagios, pruebas, dones milagrosos y de todos los signos que rodean al héroe mitológico (…)”. Podemos relacionar este postulado de Guiraud con lo que alguna vez dijo Saussure[2] al hablar de «las relaciones de las significaciones independientes del contenido y del contexto» de las acciones o hechos.

La significación es el mito mismo; el mito tiene carácter imperativo, de interpretación: salido de un concepto histórico, surgido directamente de la contingencia, de las circunstancias. Pero la significación mítica no es arbitraria, debe tener necesariamente su dosis de analogía, esa duplicidad que le permite al mito no ahondar en conceptos vacíos, porque la misma significación le da un contexto, unas acciones, unos hechos que ligan el significante al significado de cada mito.

No podemos hablar de una relación de antípodas entre la realidad y el mito, el lenguaje que lleva el mito intrínseco no tiene el objetivo de representar la realidad, más bien de significarla.

Un mito consigue abolir la complejidad de los actos humanos, les da la cualidad de simple: significar por sí mismas, es como el efecto que te deja una canción después de escucharla, aunque la escuches mil veces, cada una de esas mil veces te dejará sentir la misma sensación; ese es el mito, es la conciencia viva de un pasado en el futuro de hoy.

Así el mito logra desligar la cualidad histórica de los actos, y los actos pierden el recuerdo de su construcción; y entonces sólo conocemos ejemplos de quieres hicieron lo mismo y lucharon hasta abrazar el suelo o quedaron en la memoria colectiva.

Al respecto de los mitos, la ciencia moderna ya ha proporcionado evidencias del carácter semiótico de nuestras actitudes y de nuestras creencias. Vemos teorizado por el behaviorismo que nuestras conductas son reacciones condicionadas a signos. En la investigación de Iván Pavlov se logra observar que la salivación de los perros que utilizaban en sus experimentos se producía ante la presencia de comida o de los propios experimentadores, y luego determinó que podía ser resultado de una actividad psicológica. Esta diferencia entre "condicionado" y "condicional" es importante, pues el término "condicionado" se refiere a un estado, mientras que el término "condicional" se refiere a una relación, que es precisamente el objeto de su investigación. Realizó el experimento consistente en hacer sonar una campana justo antes de dar alimento a un perro, llegando a la conclusión de que, cuando el perro tenía hambre, comenzaba a salivar nada más al oír el sonido de la campana; Pavlov concluyó esto en su Ley del reflejo condicionado. Basada en la “ley de contigüidad” del filósofo Aristóteles[3], que decía: “Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente".

En fin, sabiendo ya que cada acción conlleva a una consecuencia, y que las acciones se repiten a lo largo de la historia en distintas circunstancias a distintas personas, y si analizamos bien, encontraremos puntos en los que todas coinciden, esos puntos de semejanza son la campana del acto y que de alguna forma “instintiva” mueve a quien le escuche sonar; Estanislao Zuleta en partes de uno de sus ensayos[4], nos invita a reflexionar sobre los hechos que rodean nuestras vidas, y que no nos dejemos atrapar por ese pesimismo global que sólo causa una “ceguera semiótica” y que nos cohíbe de interpretación clara de la realidad; basándose en que en muchas ocasiones, nos dedicamos a imaginar una mejor sociedad en vez de depurar en la que vivimos, sabiendo pues, que en otras momentos históricos ya se han vividos situaciones similares, pero con un contexto diferente. Viendo podremos parafrasear a José Ortega y Gasset[5] y decir “Yo soy yo y mis circunstancias en un mundo de consciencia histórica”, somos seis mil novecientos setenta y tres millones setecientos treinta y ocho mil cuatrocientos treinta y tres (6.973.738.433) habitantes aproximadamente del planeta tierra, y es un hecho que cada acción que una persona realice se convertirá en un eslabón más de ese efecto dominó que condiciona y condicionará el diario vivir del resto de gente; y ese efecto dominó al que me refiero, está compuesto de muchas fichas de dominó, no solo una caja de 28, donde cada una de esas fichas es una metáfora de la vida, donde muchas fichas ya cayeron, otras se disponen a caer y quien sabe cuántas aún no se han colocado. Pero esta alegoría multifuncional no queda ahí, sabiendo ya que son varios paquetes de fichas de dominó, a la hora de armar la cadena no siempre seguirá la misma secuencia, obteniendo un gran número de posibles resultados consecuentes a un gran número

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