Memorando
andyes23 de Septiembre de 2013
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Por eso, manda, que a tu mandado mi consentimiento se humilla
Calisto y Sempronio regresan con cien monedas de oro como primer pago a Celestina. Celestina las acepta con alegría y sale.
AUTO II.
Sumario: Partida CELESTINA de CALISTO para su casa, queda CALISTO hablando con SEMPRONIO, criado suyo, al cual, como quien en alguna esperenza puesto esta, todo aguijar le parece tardanza. Envia de si a SEMPRONIO a solicitar a CELESTINA para el concebido negocio. Quedan entretanto CALISTO y PARMENO juntos razonando.
Resumen: Calisto está impaciente e irritable. Ordena a Sempronio que acompañe a Celestina y la aliente para que se dé prisa en realizar su compromiso. Sempronio hubiera preferido quedarse acompañando a Calisto en su dolor, pero éste le advierte:
Sempronio, no me parece buen consejo quedar yo acompañado y que vaya sola aquélla que busca el remedio de mi mal. Mejor será que vayas con ella y la aquejes, pues sabes que de su diligencia pende mi salud, de su tardanza mi pena, de su olvido mi desesperanza.
Sale Sempronio. Calisto y Pármeno charlan. El criado le recuerda los acontecimientos del primer encuentro con Melibea, en el huerto de ésta y las consecuencias funestas a las que dio lugar:
Señor, porque perderse el otro día el neblí fue causa de tu entrada en la huerta de Melibea a le buscar, la entrada causa de la ver y hablar, la habla engendró amor, el amor parió tu pena, la pena causará perder tu cuerpo y alma y hazienda. Y lo que más de ello siento es venir a manos de aquella trotaconventos, después de tres veces emplumada.
Finalmente, tras haber luchado en vano por persuadir a su amo, Pármeno se rinde y decide que lo mejor será dejar que Calisto haga lo que quiera.
AUTO III.
Sumario: SEMPRONIO vase a casa de CELESTINA, a la cual reprende por la tardanza. Ponense a buscar que manera tomen en el negocio de CALISTO con MELIBEA. En fin sobreviene ELICIA. Vase CELESTINA a casa de PLEBERIO. Queda SEMPRONIO y ELICIA en casa.
Resumen: Sempronio se dirige hacia la casa de Celestina con el fin de que no se demore en llevar a cabo los deseos de Calisto. Piensa aquél piensa que desde que Calisto le pagó, ella se lo estaba tomando con demasiada calma. Sempronio le recuerda las prisas de Calisto y su disposición a incrementar las ganancias. Los mutuos intereses los unen en su empresa y Celestina no duda de que Pármeno terminará por ponerse de su lado. Celestina habla a Sempronio de Claudina, la madre de Pármeno y su compañera en la putería. El recuerdo de su madre y la promesa de poder gozar de Areúsa terminarán por convencer a Pármeno a colaborar con ellos. Celestina no duda de su éxito en doblegar la voluntad de Melibea:
sé que, aunque al presente la ruegue, al fin me ha de rogar; aunque al principio me amenace, al cabo me ha de halagar.
Podrá entrar en casa de Pleberio, el padre de Melibea, bajo el pretexto de vender ciertas mercancías:
Aquí llevo un poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos, que conmigo siempre traigo, para tener causa de entrar, donde mucho no soy conocida, la primera vez: así como gorgueras, garbines, franjas, rodeos, tenazuelas, alcohol, albayalde y solimán, hasta agujas y alfileres.
Para mayor seguridad, profiere unos conjuros mágicos al dios de los infiernos:
Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles
Y tras confeccionar varias pociones sale hacia la casa de Melibea confiada sobre todo en su propio poder personal, superior al del mismísimo Plutón:
Y así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.
AUTO IV
Sumario: CELESTINA, andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la puerta de PLEBERIO, donde hallo a LUCRECIA, criada de PLEBERIO. Ponese con ella en razones. Sentidas por ALISA, madre de MELIBEA, y sabido que es CELESTINA, hacela entrar en casa. Viene un mensajero a llamar a ALISA. Vase. Queda CELESTINA en casa con MELIBEA y le descubre la causa de su venida.
Resumen: Celestina camina a la casa de Melibea pensando en lo que acontecerá cuando ella llegue. Teme no ser bien recibida y que su visita se tome a ofensa: por un lado pueden que la manteen o la azoten; por otro, si no entra, será objeto de la furia de Calisto. Es más honorable sufrir el castigo que romper la confianza de alguien. Cuándo Celestina llega a la casa, Lucrecia, sirviente de Melibea, prima de Elisa, y una amiga suya la saludan a la puerta. Celestina dice que venía de visita; pero Lucrecia duda de eso, pues sabe que Celestina nunca hace nada sin interés de lucro. Celestina explica a Lucrecia que ella viene a ofrecerle unos hilos a Melibea y su madre. Lucrecia dice que Alisa, madre de Melibea, llevaba unos días tejiendo y que el hilo le vendría bien. Alisa pregunta a Lucrecia quien está allí y Lucrecia la dice sin reparos:
la que empicotaron por hechicera, que vendía las mozas a los abades y descasaba mil casados.
Alisa recuerda a Celestina, a la que llama buena pieza y, con todo, la invita a entrar. Alisa está ansiosa de comprar el hilo que Celestina describe como
Delgado como el pelo de la cabeza, igual, recio como cuerdas de vihuela, blanco como el copo de la nieve, hilado todo por estos pulgares, aspado y aderezado. Velo aquí en madejitas.
Repentinamente, Alisa se da cuenta de que ella debe salir a visitar a su hermana que está enferma y deja Melibea sola con Celestina. Celestina aconseja a Melibea a gozar su lozana juventud antes que llegue la vejez con sus achaques:
Dios la deje gozar su noble juventud y florida mocedad, que es el tiempo en que más placeres y mayores deleites se alcanzarán. Que, a la mi fe, la vejez no es sino mesón de enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua, llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente
Melibea parece complacida con las reflexiones de la vieja y cree que éstos son los sentimientos del pobre y que la gente rica piensa de otra manera. Melibea da gracias a Celestina por su visita y le paga por la compra. Celestina aprovecha esta oportunidad y revela a Melibea la razón altruista de su visita, wue ha sido motivada por ajenas necesidades y no mías. A lo que responde la doncella:
Pide lo que querrás, sea para quien fuere.
Celestina se extiende en rodeos sobre la necesidad de curar a los enfermos moribundos; en particular un enfermo que le preocupaba:
¡Doncella graciosa y de alto linaje! tu suave fabla y alegre gesto, junto con el aparejo de liberalidad, que muestras con esta pobre vieja, me dan osadía a te lo decir. Yo dejo un enfermo a la muerte, que con sola una palabra de tu noble boca salida, que le lleve metida en mi seno, tiene por fe que sanará, según la mucha decocción tiene en tu gentileza.
Sigue Celestina con sus digresiones, tras lo cual sigue el siguiente intercambio:
MELIB. __ Por Dios, sin más dilatar, me digas quién es ese doliente, que de mal tan perplejo se siente, que su pasión y remedio salen de una misma fuente.
CEL. __ Bien tendrás, señora, noticia en esta ciudad de un caballero mancebo gentilhombre de clara sangre, que llaman Calisto.
MELIB. __ ¡¡ Ya, ya, ya! Buena vieja, no me digas más, no pases adelante ... ¡¡Quemada seas, alcahueta falsa, hechizera, enemiga de onestad, causadora de secretos yerros! ¡¡ Jesú, Jesú ! !Quítamela, Lucrecia, de delante, que me fino, que no me ha dexado gota de sangre en el cuerpo! Bien se lo mereççe esto y más, quien a estas tales da oydos. .......... ¡¡ Jesú! No oiga yo mentar más ese loco, saltaparedes, fantasma de noche, luengo como cigüeña, figura de paramento malpintado; sinó, aquí me caeré muerta.
Melibea, aparentemente enojada, reprende a la vieja por su insolencia. Celestina cree haber triunfado en su cometido:
Más fuerte estaba Troya, y aun otras más bravas he yo amansado! Ninguna tempestad mucho dura
Celestina pide a Melibea una oración en favor de Calisto, para calmar su dolor de muelas. Celestina se disculpa. Melibea le concede lo que pidió. Melibea le da a Celestina el cordón y le pide que pase al día siguiente por la oración. La doncella queda en hacer cualquier cosa que ella pueda en ayuda del paciente. Celestina aprovecha para elogiar las cualidades de Calisto:
Fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La presencia y faciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Por fe tengo que no era tan hermoso aquel gentil Narciso, que se enamoró de su propia figura, cuando se vio en las aguas de la fuente. Agora, señora, tiénele derribado una sola muela que jamás cesa de quejar.
Lucrecia, que oye la conversación, acusa a Celestina de manipular a Melibea. Celestina, para ponerla de su lado, le promete una lejía para el pelo que lo transforme en oro y unos polvos para los dientes que mitiguen el olor de su aliento.
AUTO V
Sumario: Despedida CELESTINA de MELIBEA, va por la calle sola hablando. Vee a SEMPRONIO y PARMENO que van a la Madalena por su sentilde;or. SEMPRONIO habla
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