Modernismo
21nathalie2115 de Marzo de 2015
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Orígenes
En sus orígenes el término modernista fue usado para llamar despectivamente a los jóvenes artistas que con su actitud rebelde y su tipo de vida bohemio se mostraban inconformistas con el tipo de vida burgués (al que, por cierto, pertenecían). Con el tiempo el término Modernismo se empleará para designar un movimiento de renovación estética y del lenguaje poético que busca la belleza absoluta y la perfección de las formas. El modernismo literario surge en Latinoamérica hacia 1880, encabezado por el cubano José Martí y el nicaragüense Rubén Darío, como réplica de América Latina a la tradición literaria española: es una afirmación de sus raíces americanas. Será Darío, con sus viajes, el que introduzca el modernismo en España. Sin embargo, en España el modernismo fue menos brillante, exótico y atrevido que en América. Su gusto por lo sensual y por lo sensitivo dio lugar a una corriente más intimista e introspectiva.
Como principales autores modernistas españoles podemos citar a Salvador Rueda, uno de los precursores, Francisco Villaespesa, los hermanos Machado, Emilio Carrere, Rafael Cansinos Assens, Ramón del Valle-Inclán y el joven Juan Ramón Jiménez.
1 CARACTERÍSTICAS GENERALES A TRAVÉS DE LA FIGURA DE RUBÉN DARÍO
Con el término Modernismo se designa un movimiento literario fundamentalmente hispano que se inicia a finales del siglo XIX y se prolonga hasta la 1ª década del siglo XX (se considera extinguido hacia 1915). Es un movimiento de renovación estética en el que van a influir dos corrientes poéticas francesas del siglo XIX: el Parnasianismo (defiende el culto a la perfección formal, “el arte por el arte”) y el Simbolismo (caracterizado por la sugerencia y la búsqueda de efectos rítmicos).
El Modernismo nace en Hispanoamérica. Se encuentra la presencia de la nueva estética en la prosa juvenil del cubano José Martí, que puede ser considerado como el precursor. Pero es el nicaragüense Rubén Darío el líder y la figura más representativa del movimiento. En Darío la influencia francesa convive con un profundo conocimiento de la tradición española, desde Berceo hasta Bécquer; su poesía integra influencias que podrían parecer incompatibles pero para él el arte es una “armonía de caprichos”. Su trayectoria representa la de todo el movimiento: existe un primer período de gran plasticidad y sonoridad y de temas refinados y evasivos (su primera obra, Azul (1888) marca también el inicio de esta corriente); luego vendría Prosas Profanas (1896) que supone la culminación de ese Modernismo exuberante y donde introduce temas españoles; su última obra, Cantos de vida y esperanza (1905) lo sitúa en la línea de un Modernismo más intimista y meditativo
Algunos de los rasgos más significativos de su poesía son:
Temas fundamentales:
• Una desazón “romántica: la influencia de Bécquer es evidente en sus textos: rechazo de una sociedad vulgar (“Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer”, decía Darío); parecida sensación de desarraigo, de soledad… La defensa de las pasiones y de lo irracional volverá a dar paso al misterio, a lo fantástico, a los sueños… Pero lo más importante son las manifestaciones de hastío y de profunda tristeza; por ello, la melancolía y la angustia son sentimientos centrales (ejemplo: “Sonatina” de Prosas profanas o “Lo fatal” de Cantos de vida y esperanza). Reflejo de estos sentimientos es la presencia de lo otoñal, de lo crepuscular, de la noche…
• Escapismo: huye de la mediocridad evadiéndose en el tiempo y en el espacio. En el tiempo se retrocede al pasado nacional, fuente de evocaciones históricas y legendarias, o al mundo sensual de la mitología clásica. En el espacio es relevante el gusto por lo oriental y lo exótico. Descontento con la realidad que se le ofrece, el poeta se refugia en otra, creada por él a su gusto, en escenarios lejanos o inventados.
• El cosmopolitismo: el deseo de evadirse, de buscar algo distinto determina el interés por viajar que sintió no sólo Rubén Darío sino todos los modernistas (“Tuvimos que ser políglotas y cosmopolitas”, decía el poeta). El cosmopolitismo desembocó en la devoción por París, ciudad que representa el mundo al que aspiraban, su vida nocturna, los cabarets, la bohemia,…
• El amor y el erotismo: el tratamiento de ambos apunta en dos direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que sume al poeta en la más profunda insatisfacción y tristeza; otra, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora. Ejemplo de estos temas son textos como “Que el amor no admite cuerdas reflexiones” de Prosas profanas, o “Venus” de Azul.
• El cultivo de temas indígenas e hispánicos convive con el afán cosmopolita. En un primer momento cultiva esta temática –mitos y leyendas de las culturas precolombinas y española- como forma de evasión de la realidad circundante, posteriormente como exaltación de lo hispano frente al poder dominante de los Estados Unidos. Con sus Cantos de vida y esperanza, Rubén Darío exalta lo español como un conjunto de valores humanos y culturales frente a la civilización yanqui.
Renovación estética:
Es precisamente en el culto a la belleza de la palabra donde muestra su ruptura con la tradición anterior. Enriqueció enormemente el lenguaje poético mediante la utilización de variados recursos:
■ Recursos que aportan musicalidad: los recursos de repetición, pero sobre todo aliteraciones y juegos fónicos variados. Con esta finalidad emplea de forma abundante palabras esdrújulas.
■ Recursos que aluden a lo sensorial: la poesía se dirige directamente a los sentidos, de ahí la utilización copiosa de sinestesias (“verso azul”) y la adjetivación referida al color, al sonido, al tacto,… a través de la cual se intenta captar un mundo lleno de goce y belleza.
■ Riqueza verbal y capacidad de sugestión: las metáforas deslumbrantes y el adjetivo se convierten en recursos decisivos; además de la utilización de un léxico extraño, poco habitual: cultismos, neologismos, arcaísmos, palabras exóticas…
Renovación métrica: la obra de Rubén Darío es, desde el punto de vista métrico, la más variada y rica en lengua castellana. A la vez que cultiva con acierto composiciones clásicas, introduce en ellas audaces novedades, como el soneto de versos alejandrinos. Además de emplear versos hasta entonces prácticamente inexplorados como los de 15 y 17, Darío recupera el eneasílabo y el alejandrino, versos que habían caído en desuso.
Contexto histórico: la crisis de fin de siglo
Debido a diversos factores derivados de las trasformaciones sociales, políticas, filosóficas e incluso científicas, la sociedad occidental desde finales del siglo XIX hasta los primeros años del siglo XX sufre un período de crisis durante el que se cuestionan principios y valores que hasta ese momento habían permanecido intactos. De esta crisis nace un sentimiento de malestar, heredero del movimiento romántico.
En la Europa occidental entran en crisis los valores de la sociedad burguesa decimonónica. Por una parte se quiebra la fe en el progreso al comprobar los desequilibrios sociales, por ejemplo en el hacinamiento del proletariado industrial en zonas urbanas o el urbanismo descontrolado. Surgen conflictos entre el poder establecido y movimientos marxistas o anarquistas. Por otra, se cuestionan los principios filosóficos, morales y religiosos por la sensación de que el mundo es un caos regido por una voluntad ciega que deja indefenso al ser humano. Se desarrollan corrientes de pensamiento como el existencialismo o el irracionalismo de Nietzsche.
En España, además, esta crisis se ve agudizada por diversos motivos. Uno es el agotamiento de la Monarquía parlamentaria fruto de la Restauración con su sistema de alternancia en el poder entre conservadores y liberales. A eso se suma la denuncia de la oligarquía y el caciquismo como formas corruptas de gobierno por parte de los Regeneracionistas de Joaquín Costa. Por último, y a raíz del Desastre del 98 (pérdida de colonias tras una absurda guerra con los Estados Unidos), los intelectuales plantean el problema del atraso económico, cultural y social de España, aunque con escaso eco popular.
• Contexto artístico
Ante esta conciencia de crisis, los artistas en general adoptan algunos rasgos comunes, entre los que sobresalen la misma actitud de insatisfacción ante la realidad y una misma actitud ante el arte literario: rechazo del prosaísmo y renovación del lenguaje de tendencia simbolista.
Los jóvenes artistas de toda Europa se rebelan contra los valores que han sustentado esta situación, como el positivismo o el utilitarismo, los valores más representativos de la burguesía; así como contra el arte que lo había reflejado, el Realismo. Frente a estos valores tan materialistas y a esta estética tan ramplona, se buscan otros caminos en una actitud de rebeldía de clara raíz romántica, que se caracteriza por su exaltación del irracionalismo o del esoterismo; la preferencia por formas de vida antisocial: la vida bohemia, las drogas, el alcohol, etc.; y la defensa de la creación artística como una actividad despreocupada y sin sentido utilitario, que persigue la belleza en sí misma.
En este contexto surgen o se desarrollan una serie de movimientos artísticos que conectan con esta actitud de rechazo y que influirán de una u otra manera en la literatura española de principios de siglo:
a) Parnasianismo: Los parnasianos buscarán por encima de todas las cosas la perfección formal de la obra literaria. Representa
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