Monografia De La Muneca

Feminismo y machismo, ideologías y movimientos sociales que han marcado e influenciado la sociedad que hoy conocemos. Estas ideologías, antónimas una de la otra, han sido parte de la sociedad desde los comienzos de la humanidad moderna hasta hoy día. Podemos apreciar en la literatura hasta finales del siglo XIX como el machismo arropa y opaca la figura femenina, al mismo tiempo que la doblega a permanecer como una sumisa y obediente. No es hasta que un grupo de mujeres de letras decididas a cambiar la imagen de la sociedad ante este asunto, cambian para siempre la imagen de la mujer en la literatura. Entre ellas, Carmela Eulate Sanjurjo, una de las más destacadas con su obra literaria “La Muñeca”, nos muestra como se puede invertir los papeles y roles otorgados por la sociedad latinoamericana.

La mujer en el siglo XIX ocupaba un papel de poca importancia social, siempre opacada por el hombre. Se veía a la mujer con un propósito de reproducción, es decir como madre. Las leyes no eran igual para hombre que para las mujeres, a una mujer se le podía juzgar más severamente que a un hombre por el mismo delito. Cerca del 70% de las mujeres eran analfabetas, especialmente en las clases medias y bajas. La sociedad no veía bien que las mujeres se educaran a menos que lo hicieran en tareas propias del sexo femenino, es decir las tareas domésticas del hogar. La sociedad era muy religiosa y la Iglesia católica defendía que el papel de la mujer era el de una esposa obediente, señora de la casa al cuidado y servicio de su familia y que sólo el hombre era quien se debía dedicar a las cosas importantes y el sustento del hogar.

Para entender el movimiento feminista es necesario definirlo. Según Lariassa Frías Lara en su escrito sobre el feminismo, el mismo es un movimiento que surge con el propósito de equiparar los sexos en términos del derecho al voto, educación, participación en la vida social, económica y política del país. Otra definición lo es; conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre varones y mujeres. No es sorprendente, ya que parece justo, que hayan surgido movimientos de mujeres y personas en general exigiendo tales derechos. En continuación con esta línea de pensamiento, lo que si nos puede sorprender es el tiempo que tomo a la sociedad despertar de este opacado tema por tanto tiempo. ¿Que pudo haber tenido en común toda la sociedad latinoamericana para que tomaran siglos en darse cuenta de la opresión ante la mujer?

En Latinoamérica, las novelas sentimentales siempre fueron y han sido muy populares, por tanto, en su momento funcionaron como una de las maneras más efectivas para promover los valores predilectos de las personas encargadas de dirigir el país. Este sector tenía un gran interés en crear una imagen de la nación y del ciudadano que aseguraría su dominio y mantendría su poder. De ahí que el mundo ficticio de las novelas sentimentales sirviera como una especie de modelo para el mundo real, y los protagonistas como modelos de comportamiento a imitar. Uno de los blancos de enfoque más importante en las novelas era la mujer, fiel lectora de estos textos. Los autores de estos textos (en su mayoría varones) caracterizaban la mujer como pasiva, espiritual y desinteresada. Es por estas razones que lograron crear una imagen errónea de la mujer dentro de la literatura. El efecto dañino de esta imagen fue suficiente para que más tarde justificara la exclusión de la mujer latinoamericana de actividades públicas no consideradas aptas para féminas.

La novela “La muñeca” de Carmela Eulate Sanjurjo es un excelente ejemplo de resistencia femenina. El texto narra la historia de Rosario, una mujer bella, de grandes ambiciones, que es consentida desde niña por sus padres y que disfruta de una vida lujosa e independiente como soltera. Al casarse con Julián Lasaleta, ella se niega en desempeñar el papel de la típica esposa encerrada dentro de la casa, y manteniendo una vida social activa. Su esposo, completamente enamorado de ella y obstinado a seducirla para así y transformarla en la mujer que siempre soñó tener, continuamente satisface los caprichos materiales de su esposa hasta acabar en la ruina financiera. El comportamiento de la protagonista no sólo frustra a su esposo, sino que la expone a las críticas de otros personajes, como su cuñado Alberto y sus amigas Luisa y Teresa.

Nuestro personaje Rosario se caracteriza por ser una mujer superficial, materialista y por derrochar el dinero que con tanto esfuerzo se ganaba su esposo, quien se convierte en su víctima. Es él quien sufre una enfermedad emocional, causada por su esposa, que lo lleva a la desesperación y posteriormente al suicidio. Carmela Eulate Sanjurjo logró escapar de la comúnmente forma de ver al hombre como el pilar fuerte; el hombre que comanda el hogar; no obstante, sí es Julián quien continúa llevando el pan al hogar, aunque no la voz cantante. Finalmente, Rosario queda en una mejor posición social que al principio de la historia y sin ningún signo de arrepentimiento por lo sucedido.

En Rosario también se puede apreciar las consecuencias de una mala crianza de valores educacionales y las conductas enfermizas que deterioran nuestra sociedad. Dicho de otra manera, Rosario no es perversa, sino simplemente es la víctima de padres negligentes, y su comportamiento sirve como ejemplo a esos padres que no imponen límites a sus hijos. Esta es otra crítica social que Eulate nos desea mostrar. No obstante, el carácter insaciable y la ambición económica que arropa a Rosario se mantienen a lo largo de la novela. La protagonista tampoco es castigada por ser una niña engreída, al contrario, resulta ganadora. La autora también logra cambiar la perspectiva inicial que ofrece el primer capítulo de convertir el texto

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