Origen de La leyenda

Origen de La leyenda

Sus inicios se dieron en la etapa prehistórica, cuando las civilizaciones se mostraron inquietas al querer preservar sus tradiciones, su moralidad, la ética y sobre todo su cultura. Estas inquietudes representan un simbolismo de gran importancia para la cultura donde se originan, pues las leyendas mezclan a la historia con lo mágico, mítico y religioso para explicar su origen y significado.

El término leyenda proviene del latín legenda, que significa “lo que debe ser leído”; este término fue utilizado por primera vez en el siglo XVII para referirse a una narración que resaltaba la intención moral o espiritual, que llegaría a ser leída en publico dentro monasterios y/o iglesias; además, nace de la propensión del humano moderno para explicar lo maravilloso y lo desconocido, por ello la leyenda en sus inicios relataba las primeras luchas del hombre, su ignorancia y entusiasmo por comprender el misterio de lo que le rodea. Una realidad, experiencia, un saber, la lucha por defenderse, todo esto llega a ser materia de una leyenda que se transmite de generación en generación de forma oral. Se tenía conocimiento de que “La leyenda” se había prevalecido durante tres mil años, narradas de generación en generación.

Al pasar los años, la palabra leyenda se refiere como una narración oral que incluye elementos imaginativos cuya presentación se da de manera verdadera o en función a la realidad, y ahora en función a la época y contexto. A diferencia de los cuentos, la leyenda está ligada a un elemento preciso -personaje, lugar u objeto- que se centra en su integración en la vida cotidiana o historia de la comunidad a la cual pertenece; la leyenda posee relación con el mito al momento de sustentar y/o explicar una determinada cultura. Con frecuencia observamos en la leyenda la presentación de criaturas inexistentes, tales como las sirenas o dragones, también vemos que personajes de las leyendas son o fueron reales y sus acciones o conductas son posibles.                                                 La mayoría de ellos son héroes valientes, fuertes y hábiles, cuya vida se narra engrandeciendo sus hazañas. Suelen tener su origen en personajes históricos, como el rey Arturo, Guillermo Tell o Robin Hood.

Tras el invento de la imprenta, las leyendas fueron registradas en escritura para resguardar las narraciones populares de seguir sufriendo modificaciones generacionales. Se conoce que las leyendas se consideran anónimas, ya que es una difícil labor identificar su origen; las personas encargadas de identificar, recopilar y reescribir las leyendas son conocidos como recopiladores.

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