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PALOMA MARIA JOSE AGUIRRE BASTO (DJ20161001).


Enviado por   •  9 de Abril de 2016  •  Apuntes  •  2.133 Palabras (9 Páginas)  •  153 Visitas

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PARAFRASIS

PALOMA MARIA JOSE AGUIRRE BASTO (DJ20161001)

GRUPO 27

  • Una de las cosas que con más frecuencia se hacen con los ahorros es prestarlos a algún gobierno. En vista del hecho de que el grueso del gasto público de la mayor parte de los gobiernos civilizados consiste en el pago de deudas de guerras pasadas o en la preparación de guerras futuras, el hombre que presta su dinero a un gobierno se halla en la misma situación que el malvado de Shakespeare que alquila asesinos. El resultado estricto de los hábitos de ahorro del hombre es el incremento de las fuerzas armadas del estado al que presta sus economías. Resulta evidente que sería mejor que gastara el dinero, aun cuando lo gastara en bebida o en juego.

Algunos de los sucesos que más frecuentemente se realizan con los ahorros, es facilitárselos a algún gobierno. Observando que el  gasto público de la mayoría  de los gobiernos actuales se basa en pago de deudas de guerras pasadas o en la preparación de futuras, quienes facilita su dinero a un gobierno, se halla en la misma situación de un  Shakespeare que alquila asesinos. El resultado de las costumbres de ahorro de las personas es el aumento en las fuerzas armadas del gobierno al que presta sus economías. Resultando más factible el gasto del dinero, aun si fuese en alcohol y juegos de azar.

  • Pero -se me dirá- el caso es absolutamente distinto cuando los ahorros se invierten en empresas industriales. Cuando tales empresas tienen éxito y producen algo útil, se puede admitir. En nuestros días, sin embargo, nadie negará que la mayoría de las empresas fracasan. Esto significa que una gran cantidad de trabajo humano, que hubiera podido dedicarse a producir algo susceptible de ser disfrutado, se consumió en la fabricación de máquinas que, una vez construidas, permanecen paradas y no benefician a nadie. Por ende, el hombre que invierte sus ahorros en un negocio que quiebra, perjudica a los demás tanto como a sí mismo. Si gasta su dinero -digamos- en dar fiestas a sus amigos, éstos se divertirán -cabe esperarlo-, al tiempo en que se beneficien todos aquellos con quienes gastó su dinero, como el carnicero, el panadero y el contrabandista de alcohol. Pero si lo gasta -digamos- en tender rieles para tranvías en un lugar donde los tranvías resultan innecesarios, habrá desviado un considerable volumen de trabajo por caminos en los que no dará placer a nadie. Sin embargo, cuando se empobrezca por el fracaso de su inversión, se le considerará víctima de una desgracia inmerecida, en tanto que al alegre derrochador, que gastó su dinero filantrópicamente, se le despreciará como persona alocada y frívola.

Por otro lado se diría que el caso es opuesto cuando los ahorro de las personas se invierten en la industria. Cuando las organizaciones son exitosas y producen utilidades se pueden aprobar. Sin embargo, actualmente nadie desaprueba que muchas de esas empresas fracasan. Lo que significa que gran parte del trabajo humano se dedicó a la elaboración de máquinas que tiempo después quedaron paradas y sin generar beneficio alguno, en lugar de haberse utilizado para creación de productos de consumo. De esta forma, la persona que invierte en un negocio que quiebra, perjudica a los demás y a sí mismo. Por ejemplo,  Si gasta su dinero en fiestas para sus amigos, éstos se divertirán, de la misma manera que  se benefician todos aquellos con quienes gastó el dinero, como el carnicero, el panadero y el contrabandista de alcohol. Pero si por otro lado gasta su dinero en tender rieles para tranvías en lugares donde los tranvías resultan innecesarios, habrá un  trabajo en un proyecto que no beneficiara a  nadie. Por ende, cuando la situación económica cambie debido al fracaso de su inversión, se le considerará víctima de una desgracia, tanto que al  derrochador, que gastó su dinero, se considerara persona despreciable.

  • En Europa, aunque no en Norteamérica, hay una tercera clase de hombres, más respetada que cualquiera de las clases de trabajadores. Hay hombres que, merced a la propiedad de la tierra, están en condiciones de hacer que otros paguen por el privilegio de que les consienta existir y trabajar. Estos terratenientes son gentes ociosas, y por ello cabría esperar que yo los elogiara. Desgraciadamente, su ociosidad solamente resulta posible gracias a la laboriosidad de otros; en efecto, su deseo de cómoda ociosidad es la fuente histórica de todo el evangelio del trabajo. Lo último que podrían desear es que otros siguieran su ejemplo

En algunos países europeos encontramos una cantidad de hombres que son los más respetados en el ámbito laboral, tales como los propietarios de las tierras que son aquellos que tienen el privilegio de que les consienta el existir y trabajar. A este tipo de personas que son también llamados terratenientes son considerador ociosos; desafortunadamente su ociosidad solo es posible con el trabajo de diferentes personas.  

  • Desde el comienzo de la civilización hasta la revolución industrial, un hombre podía, por lo general, producir, trabajando duramente, poco más de lo imprescindible para su propia subsistencia y la de su familia, aun cuando su mujer trabajara al menos tan duramente como él, y sus hijos agregaran su trabajo tan pronto como tenían la edad necesaria para ello. El pequeño excedente sobre lo estrictamente necesario no se dejaba en manos de los que lo producían, sino que se lo apropiaban los guerreros y los sacerdotes. En tiempos de hambruna no había excedente; los guerreros y los sacerdotes, sin embargo, seguían reservándose tanto como en otros tiempos, con el resultado de que muchos de los trabajadores morían de hambre.

en la época de inicio de la civilización hasta la revolución industrial, un hombre podría llegar a producir lo indispensable la su subsistencia y la de su familia sin importar que los demás miembros de su familia también trabajaran para ello, pero los ingresos que se excedieran se dejarían en manos de los guerreros y de los sacerdotes, aunque en las épocas difíciles para el pueblo aquellos guerreros y sacerdotes seguían reservándose este derecho sin importar que el pueblos estuviera muriendo de hambre y/o en crisis.

  • Si el asalariado ordinario trabajase cuatro horas al día, alcanzaría para todos y no habría paro - dando por supuesta cierta muy moderada cantidad de organización sensata-. Esta idea escandaliza a los ricos porque están convencidos de que el pobre no sabría cómo emplear tanto tiempo libre. En Norteamérica, los hombres suelen trabajar largas horas, aun cuando ya estén bien situados; estos hombres, naturalmente, se indignan ante la idea del tiempo libre de los asalariados, excepto bajo la forma del inflexible castigo del paro; en realidad, les disgusta el ocio aun para sus hijos. Y, lo que es bastante extraño, mientras desean que sus hijos trabajen tanto que no les quede tiempo para civilizarse, no les importa que sus mujeres y sus hijas no tengan ningún trabajo en absoluto. La esnob atracción por la inutilidad, que en una sociedad aristocrática abarca a los dos sexos, queda, en una plutocracia, limitada a las mujeres; ello, sin embargo, no la pone en situación más acorde con el sentido común.

Al parecer, los ricos piensan que las clases sociales bajas, que son inferiores a ellos, el ocio no es algo realmente bueno. Para nadie e incluso para sus propios hijos el ocio es una pérdida de tiempo, y es mucho más importante que consigan un trabajo y se ocupen durante largas horas así ya estén económicamente bien situados. Respecto a que “no les importa que sus mujeres y sus hijas no tengan ningún trabajo en absoluto” demuestran que su forma de pensar es machista, ya que hacen entender que los hombres son los únicos aptos para el trabajo.

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