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Poesia Del Renacimiento


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  2.258 Palabras (10 Páginas)  •  331 Visitas

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ASPIRACIONES DE VIDA ETERNA (Santa Teresa de Jesús)

Vivo sin vivir en mí,

y de tal manera espero,

que muero porque no muero.

Viva ya fuera de mí,

después que muero de amor;

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí:

cuando el corazón le di

puso en él este letrero,

que muero porque no muero.

Esta divina prisión,

del amor con que yo vivo,

ha hecho a Dios mi cautivo

y libre mi corazón;

y causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros!

¡Esta cárcel, estos hierros

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salid

La noche oscura

CÁNTICO ESPIRITUAL ENTRE EL ALMA Y CRISTO (San Juan de la Cruz)

En una noche oscura,

con ansias en amores inflamada,

(¡oh dichosa ventura!)

salí sin ser notada,

estando ya mi casa sosegada. 5

A oscuras y segura,

por la secreta escala disfrazada,

(¡oh dichosa ventura!)

a oscuras y en celada,

estando ya mi casa sosegada. 10

En la noche dichosa,

en secreto, que nadie me veía,

ni yo miraba cosa,

sin otra luz ni guía

sino la que en el corazón ardía. 15

Aquésta me guïaba

más cierta que la luz del mediodía,

adonde me esperaba

quien yo bien me sabía,

en parte donde nadie parecía. 20

¡Oh noche que me guiaste!,

¡oh noche amable más que el alborada!,

¡oh noche que juntaste

amado con amada,

amada en el amado transformada! 25

En mi pecho florido,

que entero para él solo se guardaba,

allí quedó dormido,

y yo le regalaba,

y el ventalle de cedros aire daba. 30

El aire de la almena,

cuando yo sus cabellos esparcía,

con su mano serena

en mi cuello hería,

y todos mis sentidos suspendía. 35

Quedéme y olvidéme,

el rostro recliné sobre el amado,

cesó todo, y dejéme,

dejando mi cuidado

entre las azucenas olvidado. 40

Garcilaso de la Vega

ÉGLOGA III - TIRRENO ALCINO

Aquella voluntad honesta y pura,

ilustre y hermosísima María,

que en mí de celebrar tu hermosura,

tu ingenio y tu valor estar solía,

a despecho y pesar de la ventura

que por otro camino me desvía,

está y estará en mí tanto clavada,

cuanto del cuerpo el alma acompañada.

Y aún no se me figura que me toca

aqueste oficio solamente en vida;

mas con la lengua muerta y fría en la boca

pienso mover la voz a ti debida.

Libre mi alma de su estrecha roca

por el Estigio lago conducida,

celebrándose irá, y aquel sonido

hará parar las aguas del olvido.

Mas la fortuna, de mi mal no harta,

me aflige, y de un trabajo en otro lleva;

ya de la patria, ya del bien me aparta;

ya mi paciencia en mil maneras prueba;

y lo que siento más es que la carta

donde mi pluma en tu alabanza mueva,

poniendo en su lugar cuidados vanos,

me quita y me arrebata de las manos.

Pero por más que en mí su fuerza pruebe

no tomará mi corazón mudable;

nunca dirán jamás que me remueve

fortuna de un estudio tan loable.

Apolo y las hermanas todas nueve,

me darán ocio y lengua con que hable

lo menos de lo que en tu ser cupiere;

que esto será lo más que yo pudiere.

En tanto no te ofenda ni te harte

tratar del campo y soledad que amaste,

ni desdeñes aquesta inculta parte

...

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