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REQUISITOS FUNDAMENTALES DE LA LECTURA COMPRENSIVA.


Enviado por   •  29 de Octubre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  3.012 Palabras (13 Páginas)  •  3.069 Visitas

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Lenguaje verbal: Lecto-escritura

REQUISITOS FUNDAMENTALES DE LA LECTURA COMPRENSIVA.

  1. La motivación: es lo que nos lleva a iniciar la lectura, lo que nos impulsa. La motivación es el primero y más importante de los requisitos. A veces es difícil encontrar la motivación, debemos buscarla nosotros mismos, debemos hacerla consiente en nuestra mente. De esta manera, nuestro cerebro estará con mayor predisposición para iniciar la lectura.
  2. El interés: esto es el motivo por el cual debes leer y comprender. Siempre debe existir un interés, es decir, un beneficio que obtendrás si realizas lectura comprensiva
  3. Concentración: acá es donde comienzas a tener mayores inconvenientes. Debes preparar el lugar de estudio con antelación, debes anticiparte a los hechos que son potenciales causas de interrupción como el celular, la gente que hay cerca de ti, el correo electrónico, los ruidos molestos. Por supuesto que nunca eliminaras por completo todas estas interrupciones, para lo cual debes enfocar tu mente en el contenido que estás leyendo. Una vez enfocado, estarás concentrado, disponte a leer.
  4. La perseverancia: significa que nunca debes bajar los brazos, no tienes que darte por vencido. Si eres constante en la lectura, podrás desarrollar una verdadera lectura comprensiva y entenderás los textos con mayor facilidad. Créate el habito de leer y si no entiendes no importa, recuerda que la constancia es la clave del éxito.
  5. Seleccionar bien el texto que vas a leer: este último punto tiene una importancia muy significativa. Por más que tengas disposición para leer, un interés que perseguir y logres concentración, si no seleccionas el texto correcto para leer, será imposible realizar una lectura comprensiva. Esto significa que si el texto está más allá de tu nivel de lectura, tiene palabras que no manejas y su contenido es muy complejo para tu entendimiento; no podrás realizar lectura comprensiva. Realmente será imposible. Otras de la claves del éxito en la lectura es plantearnos objetivos que están a nuestro alcance, es decir, que debemos acrecentar nuestro entendimiento progresivamente. Es una buena idea comenzar con lecturas fáciles que estén dentro de nuestro alcance.

NIVELES DE COMPRENSION LECTORA

Literal: Reconocimiento de todo aquello que explícitamente figura en el texto. Implica distinguir entre información relevante y secundaria, encontrar la idea principal, identificar las relaciones de causa – efecto, seguir instrucciones, identificar analogías, encontrar el sentido a palabras de múltiples significados.

Inferencial: Se activa el conocimiento previo del lector y se formulan hipótesis sobre el contenido del texto a partir de los indicios, estas se van verificando o reformulando mientras se va leyendo. Con este nivel se puede lograr predecir resultados, inferir el significado de palabras desconocidas, inferir efectos previsibles a determinadas causa, inferir secuenciar lógicas, inferir el significado de frases hechas, según el contexto, interpretar con corrección el lenguaje figurativo.

Ejemplo: algunas inferencias de esta frase “Juan era pobre, pero honrado”

  •  Los pobres generalmente no son honrados
  •  La pobreza es consecuencia de la honradez
  • La pobreza está asociada con la deshonestidad

Crítico: Nivel más profundo e implica una formación de juicios propios de carácter subjetivo, identificación con los personajes y con el autor. Juzgar el contenido de un texto desde un punto de vista personal. Con este nivel de lectura se busca que el lector logre, distinguir un hecho, una opinión, emitir un juicio frente a un comportamiento, manifestar las reacciones que les provoca un determinado texto, comenzar a analizar la intención del autor.

LA CASA DE ASTERIÓN

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito)1 están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aqui ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo; aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro porque las noches y los días son largos.

A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta. Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que, alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

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