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Reportaje Semana Santa

Liliana Abril Jimenez BermudezTrabajo31 de Mayo de 2022

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Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Plantel Centro Histórico

Reportaje

Semana Santa: Una mirada de fe

Periodismo literario y de investigación

Turno Matutino

Mtro

Abel Somohano Fernández 

Integrantes del equipo:

Liliana Abril Jiménez Bermúdez 19-001-0357

Geraldine Martínez Estrada 17-003-0754

María Fernanda Razo Pérez 17-011-0210

Brenda Lizbeth Chora Navarrete 18-001-0234

Semana Santa: una mirada de fe

La Semana Santa o Semana Mayor, en la religión católica y religión cristiana respectivamente, son días intensos que se celebran de diferente forma, como: el guardar, la oración, reflexión de la vida y no solo como vacaciones.

     Sin embargo, en las más de 4,200 religiones existentes en el mundo se tienen varias creencias sobre el motivo verdadero de dicha celebración; por ejemplo, para los cristianos consiste en hacer presente el plan salvífico de Dios que, al llegar a la plenitud de los tiempos, muere por su pueblo en una cruz y resucita de forma gloriosa. Mientras que los católicos conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

     Para conocer un panorama más amplio de lo que representa y significa para feligreses la Semana Santa, el reportaje recupera las experiencias y vivencias de dos jóvenes creyentes tanto de la religión católica como de la religión cristiana: Alexa Vargas y Diana Hernández.

¿Cuáles son los orígenes de la Semana Santa?

Los hechos que se conmemoran durante la Semana Santa se conocen gracias a la propia Biblia. Según la religión, se recuerdan los últimos momentos de Cristo en la Tierra, es decir, desde que llega a Jerusalén proclamado Salvador, hasta que es procesado. En el año 325 el Concilio de Nicea fijó la fecha de celebración de Pascua para todo el ámbito católico occidental. A partir de aquel momento, y basándose siempre en el relato evangélico, cada país ha ido construyendo un conjunto propio de celebraciones.

     Los primeros en conmemorar la Semana Santa fueron los judíos seguidores de Cristo, es decir, los primeros cristianos. Después lo hicieron los propios romanos cristianizados, cuyos registros más antiguos al respecto datan del siglo IV.

     No obstante, a medida que el cristianismo se expandió por el mundo, la manera en la que esta Semana Mayor se celebraba iba mezclándose con muchas tradiciones paganas. 

     La Semana Santa en México se celebra desde los primeros años de colonización española, aproximadamente desde el siglo XVIII. La conmemoración se convirtió en un evento oficial en nuestro país, considerándolo una época de suma importancia para las diferentes religiones. De hecho, gran parte de las costumbres de la Semana Santa de la época virreinal, se perdieron y modificaron, en especial después de la Revolución Mexicana y en la Guerra Cristera, pero se retomaron posteriormente, algunas no se perdieron del todo, como las procesiones.

     Una de las tradiciones más auténticas en México quizá sea la de Iztapalapa, de acuerdo con las representaciones que se hacían en la época virreinal en los conventos. En aquella época las representaciones se hacían con personajes reales. Cristo era el único que no tenía personaje entre los actores, usando una escultura de caña de maíz o madera para representarlo.

     Según los pobladores de Iztapalapa, el viacrucis se llevó a cabo por primera vez en 1845 en agradecimiento a Dios, por haber curado a sus pobladores de la epidemia de cólera que afectaba al país en aquellos años.

Caluroso Viernes Santo…

No importó el calor, las largas horas de espera, que no se haya respetado el uso de cubrebocas, el desabasto de agua y que las personas se empujaran para estar a unos metros de Jesús de Nazaret, aunque fuera una personificación.

     El viernes 15 de abril se llevó a cabo la escenificación del Viacrucis en Iztapalapa número 179,  organizado por los habitantes católicos de esta alcaldía. El sonido imponente de las trompetas y los tambores entonaba cada paso que daba Axel Gonzáles, de 22 años, representante de Jesucristo.

La procesión dio inicio a las 11:30 a.m., salió de la calle Azteca, visitando las siete casas en los barrios de la demarcación, acompañada por personas caracterizadas de romanos y nazarenos.

     “Aquí no hay día menor, solo días de mucha fe”, mencionó Alexis, uno de los nazarenos, el cual portaba una túnica blanca, con una toga roja y una cruz dorada en el centro.  La caminata de los fieles católicos, la herradura de los más de 40 caballos, se adentraron al Santuario del Señor de la Cuevita, lugar donde, según los vecinos, nació la tradición iztapalapense, ya que, es un culto ancestral atribuido a la imagen impregnada en esta capilla que es visitada cada año por más de 5,000 mexicanos.

     La multitud de visitantes fue retenida por un cerco de seguridad, pues la presencia de comerciantes del barrio de San Miguel, obstruía el paso de los caminantes. Se vivió un momento de tensión, pues minutos después fueron retirados a la fuerza por elementos de la policía. Una pausa ocasionada por las altas temperaturas de 30 grados al oriente de la ciudad, ocasionó que los actores de la procesión descansaran y bebieran agua para evitar deshidratación.

     El sonido de una enorme campana anunció el regreso de la representación de los pasajes bíblicos y el juicio contra Jesucristo.

     “Muerte”, gritaban con furia los “judíos”, en la Macroplaza, acondicionada como si fuera Jerusalén. Estaban cobijados por los reyes verdugos en un conflicto de veredictos, donde se toma la decisión de terminar con la vida de Jesucristo.Por las calles que vieron el paso de Jesús cargando su cruz, se observaban familias enteras saliendo a sus portones, colocando sillas, comiendo ricas tortas de jamón, sirviéndose refresco y esperando a que pasara el Vía Crucis acompañado de una banda tradicional color morado que ambientaba cada una de las caídas.

     “Me encanta estar aquí en esta hermosa tradición mexicana”, susurraba Linda quien llegó desde Oaxaca para presenciar en primera fila el acto. Sin embargo, ella es una sola de las miles de almas católicas que presenciaron la escenificación.

     Alrededor de las 3:00 p.m., la joven que interpretó a María Magdalena entra en escena donde llora ante Jesús, sosegada por el estertor y la muchedumbre del calvario que la espera. Llora por el devenir de su hijo ante el tan esperado y letal beso de Judas.

     Desde lo alto del cerro se podía ver a lo lejos los miles de mexicanos que asistieron, y el Sol, fuerte, golpeando a todos los asistentes, pero la mayoría con un rostro de alegría pues estaba por terminar el evento, que se ha convertido en una tradición de Semana Santa en la CDMX.

     El Viernes Santo finalizó a las 5:40 p.m, con la sentencia y la crucifixión de Jesucristo, con una afluencia total de 350 mil personas, según datos ofrecidos por la alcaldía.[pic 2]

Vía crucis en Iztapalapa en la calle Palma

     La procesión de Iztapalapa sigue conservando el sentido original, introducido por los franciscanos y continuado por los dominicos y agustinos. Se sabe que, los frailes invitaban a la población para ser partícipes como actores de la celebración. En otros lugares se retomaron las procesiones de Semana Santa, con el propósito de conservar esta tradición religiosa, por ejemplo en San Miguel de Allende, Guanajuato; Taxco, Guerrero y San Luis Potosí.

     La Semana Santa constituye en sí misma un gran acontecimiento, un fenómeno cultural, sociológico y, sobre todo, religioso. Una suma de emociones fundamentadas en la fe y escenificadas con misas solemnes, procesiones multitudinarias y otros actos destacados.

Semana Santa: un final y un nuevo comienzo

Alexa Vargas de 25 años, católica desde nacimiento, prefiere evitar presenciar la representación del Viacrucis. Alexa, que está por terminar la licenciatura en trabajo social, elige asistir a la iglesia a rezar, reflexionar, tener tiempo íntimo y tranquilo con Dios, pero no sólo los días más importantes de Semana Santa, sino también lo que resta del año, ya que para ella, se trata de estar en contacto con la religión el mayor tiempo de su vida, no solo una semana en especial.

     Para esta joven, de acuerdo con su religión, la Semana Santa es un tiempo litúrgico en el que Jesús instituyó la eucaristía, que consiste en la toma de la hostia que es el cuerpo de cristo. La misión de esta semana conlleva aceptar que Dios ofreció su vida por nosotros.

     Sin embargo, Alexa menciona que, para llegar plenamente a esta semana, los cuarenta días previos son importantes, ya que representan la cuaresma en la cual debe estar presente más que nunca el seguimiento de los mandamientos que dicta el catolicismo, entre ellos entra el ayuno, hacer buenas acciones por el prójimo y mejorar la conducta propia.

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