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UN ACERCAMIENTO A LOS TEXTOS LITERARIOS


Enviado por   •  27 de Agosto de 2016  •  Apuntes  •  23.011 Palabras (93 Páginas)  •  1.525 Visitas

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I.

UN ACERCAMIENTO A LOS TEXTOS LITERARIOS

1.

El texto literario manifiesta una intencionalidad estética.

Toda sociedad atribuye a las distintas clases de textos que produce y consume funciones específicas: comerciales, académicas, persuasivas, didácticas, políticas... De manera casi unánime, todos solemos asociar los textos literarios con el concepto de “estética”: es decir, acordamos que una de las características propias de los textos literarios es su capacidad de cumplir una intencionalidad estética dentro de una cultura específica. Sin embargo, quizás no esté bien claro para todos qué se quiere decir con esto.

El lenguaje cumple una función muy general que es la comunicativa. Mediante los distintos usos del lenguaje, las personas hacen una apropiación del mundo (captación, comprensión, identificación, funcionamiento práctico, etc.) desde diversos ángulos: lógico, racional, afectivo, sensorial y muchos otros. Cada modo de apropiación del mundo tiene su validez y complementa al resto. El “estético” -estético, etimológicamente, quiere decir sensible- es el modo de apropiación del mundo por medio de la percepción de imágenes materiales (visuales, en la pintura; acústicas, en la música) y mentales, en la literatura, que proveen de nuevos sentidos a lo cotidiano, permiten la percepción de lo que a menudo no salta a la vista, nos hacen conscientes de las relaciones que existen entre cosas aparentemente distintas, provocan sentimientos, impresiones, sensaciones psicológicas y hasta corporales que no se pueden alcanzar fácilmente fuera de los lenguajes artísticos.

Cuando un texto literario es producido y recibido como artístico es codificado (construido) y decodificado (comprendido) según dos clases de códigos:

a. el código de la lengua natural

b. una serie de códigos artísticos complejos que se superponen en él.

Entonces, para entender un texto literario, primero es indispensable conocer el significado del vocabulario que lo compone o las reglas sintácticas según las cuales se conforman las oraciones en esa lengua. Pero, a este conocimiento del código lingüístico se agregan las competencias culturales: la capacidad de reconocer y comprender, por ejemplo, el género, la tradición cultural de la que proviene, su corriente literaria, sus tópicos y motivos, el estilo de época y de autor, etc.

El texto artístico tiene la peculiaridad de ofrecer a distintos lectores diferentes niveles de significación, según sus capacidades lectoras, sus competencias; también proporciona nuevos datos e ideas en sucesivas lecturas.

El proceso de producción de sentido en el acto de lectura está condicionado por factores extratextuales: si le damos a leer a alguien un texto sin darle ninguna información y luego le decimos quién es al autor, en qué época se escribió, con qué texto dialoga, etc., ese lector podrá leer muchos otros contenidos e ideas que en su primera lectura no pudo captar. Para entender un texto no alcanza con prestar atención a los elementos del texto sino también a los elementos que vinculan ese texto con otros, con su época de producción, etc.

Veamos un ejemplo:

¿Qué se hizo aquel trovar,

las músicas acordadas

que tañían?

¿Qué se hizo aquel danzar,

aquellas ropas chapadas

que traían?

La comprensión del código de la lengua natural implica, por ejemplo, el reconocimiento en esta estrofa de dos oraciones interrogativas o el conocimiento del vocabulario empleado. Seguramente, palabras como trovar, tañían o chapadas, así como el adjetivo acordadas modificando al sustantivo músicas suponen una dificultad en el plano del manejo de la lengua natural, a la hora de interpretar la estrofa.

Sin embargo, a estas competencias en torno de la lengua castellana, hay que sumar los códigos de índole estética, para poder comprender lo leído. En este caso, se trata de un fragmento de las Coplas a la muerte de su padre, del escritor español Jorge Manrique. El género de pertenencia es el de la poesía elegíaca (texto poético que expresa el lamento por la muerte de un ser querido); la clase de estrofa que compone todo el texto es la copla de pie quebrado, sucesión de seis versos de los cuales el 1ro., el 2do., el 4to. y el 5to. son octosílabos mientras que el 3ro. y el 6to. son tetrasílabos. De aquí, la denominación de “pie quebrado” (las ochos sílabas se quiebran formando un verso que mide la mitad).

El texto fue escrito en el siglo XV, lo que explica el vocabulario empleado, extraño para nosotros, y nos remite al universo de los trovadores, intérpretes y compositores de poesía lírica amatoria y elegíaca que, durante la Edad Media, cantaban sus versos, acompañados de instrumentos de cuerdas, como la lira o el laúd. Esta costumbre de época explica la presencia del adjetivo acordadas aplicado a músicas: música ejecutada con instrumentos de cuerda.

Las oraciones interrogativas iniciadas por la expresión “qué se hizo de” no son solo preguntas sino que retoman un tópico literario de origen clásico que se denomina ubi sunt, del latín, literalmente, “dónde están”, con que se alude a la angustia del no saber qué ha sido de todo lo existente una vez desaparecido, muerto: desde el alma de los seres queridos a la desaparición de los grandes imperios o de las cosas materiales que nos acompañaron siempre.

Los códigos estéticos transmiten, entonces, un cúmulo de información que se superpone o se contrapone a los significados que son habituales en el código de las lenguas naturales.

Además, el mensaje literario puede reproducir el modo vigente de organizar el mundo de las lenguas naturales o bien alejarse de él, dándonos otras imágenes, otras valoraciones, otras creencias. Hay textos más transgresores que otros, tanto por los modelos e imágenes que nos muestran del mundo como por su alejamiento de las formas más tradicionales de escribir poesía. La literatura siempre propone un cierto nivel de cuestionamiento de lo real, pero puede tender a crear una actitud alerta, crítica, que nos deje perplejos o, en cambio, una más esperable, cómoda, resignada o escapista.

Veamos dos ejemplos distintos de cómo los poemas pueden construir modelos

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