UN PUENTE ENTRE LA CIENCIA OCCIDENTAL Y LA FE ORIENTAL

UN PUENTE ENTRE LA CIENCIA OCCIDENTAL Y LA FE ORIENTAL

ATLANTA - La teoría cuántica nos dice que el mundo es un producto de un número infinito de eventos aleatorios. El budismo nos enseña que nada sucede sin una causa, atrapando al universo en un ciclo kármico interminable.

Conciliar a los dos puede parecer tan desafiante como tratar de explicar el bosón de Higgs a una clase de jardín de infantes. Pero si alguien tiene que hacerlo, bien podría ser el equipo de académicos, traductores y seis monjes tibetanos vestidos con túnicas marrón que se puede espiar vagando entre las magnolias en la Universidad de Emory aquí.

Se les unió esta semana el Dalai Lama, el líder espiritual del pueblo tibetano, que decidió hace siete años que era hora de fusionar la ciencia dura del laboratorio con la ciencia suave de la mente meditativa.

Los líderes de Emory, que ya habían creado relaciones formales con estudiantes tibetanos allí, estuvieron de acuerdo y se formó una asociación única.

Para los monjes, algunos de los desafíos han sido mundanos, como aprender a comer pizza y tratar de entender a Lord Dooley, la mascota esquelética de la universidad.

Para el equipo de profesores que participan en el proyecto, la Iniciativa Científica Emory-Tíbet, existen problemas más amplios, como la forma de desarrollar métodos para cuantificar el poder de la meditación de una manera que el mundo científico realmente acepte.

Pero para el Dalai Lama, un enérgico hombre de 78 años que se levanta a las 3:30 todas las mañanas durante cuatro horas de meditación, su proyecto favorito es una especie de obviedad.

La enseñanza budista ofrece educación sobre la mente, dijo en una entrevista después del almuerzo el jueves en la casa de James W. Wagner, el presidente de la universidad.

"Es un material bastante rico sobre lo que yo llamo el mundo interno", dijo. "La ciencia moderna está muy desarrollada en asuntos relacionados con el mundo material. Estas dos cosas por separado no están completas. Juntos, los mundos externo e interno están completos ".

El primer grupo de seis monjes, que llegaron al campus en 2010, volvieron a la India, donde vive gran parte de la comunidad tibetana en el exilio, y comenzaron a enseñar. Docenas de monjes y monjas han tomado conferencias de profesores de Emory que viajaron a Dharamsala, India, para instruirlos, y se han desarrollado 15 libros de texto de ciencia tibetanos-ingleses para estudiantes monásticos.

La universidad paga alrededor de $ 700,000 al año por el programa, que incluye la matrícula para los monjes, que luego regresan y enseñan ciencias en los monasterios.

No ha sido un camino tranquilo. Hasta el año pasado, fue necesario que los líderes budistas aceptaran la educación científica como parte obligatoria de la educación monástica. Fue el primer gran cambio en 600 años.

Pero como cualquiera que haya intentado llevar a cabo una idea del jefe sabe, el trabajo real está en los detalles.

Muchas de las batallas más duras se han reducido a cuestiones aparentemente simples pero molestas del léxico. ¿Cómo se crean palabras nuevas para conceptos como la fotosíntesis y los clones, que no tienen equivalente en la lengua o cultura tibetana? ¿Cómo se comienzan a nombrar miles de moléculas y compuestos químicos? ¿Y qué hay de las palabras como proceso, que tienen varios niveles de significado para los tibetanos?

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