Un Sueno Para Venezuela
trisquel3 de Marzo de 2013
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LA INFLACIÓN: CONCEPTOS BÁSICOS
José Toro Hardy, 1993
1. Introducción
La inflación es un fenómeno tan antiguo, que se remonta a la aparición del
dinero como medio de intercambio. De hecho, las únicas sociedades inmunes al riesgo
inflacionario serían aquellas en las cuales el intercambio de mercancías se realizase
solamente a través del trueque. Ello se debe a que en esencia, la inflación es un
fenómeno monetario.
A lo largo de la historia existen infinidad de ejemplos que ponen de manifiesto
el daño que puede experimentar una sociedad como consecuencia del problema que
estamos analizando. En las economías modernas el fenómeno puede llegar a adquirir
tal relevancia, que al referirse a la inflación Lenin llegó a afirmar: "La mejor forma de
destruir la civilización occidental, sin disparar un solo tiro, es desquiciar su moneda".
Las consecuencias que se derivan de un proceso inflacionario pueden llegar a
adquirir características verdaderamente catastróficas, al perturbar las bases mismas
sobre las cuales se asienta la actividad económica de una nación. Vale la pena analizar
con detenimiento el fenómeno que nos ocupa.
Con frecuencia suele afirmarse que existe inflación por el mero hecho de que
los precios sean altos. Esto último, por sí solo, no constituye una prueba de que ella
exista. Conviene pues comenzar par definir el fenómeno. Al respecto Sabino precisa el
término en su "Diccionario de Economía y Finanzas".
La inflación consiste en un aumento general del nivel de precios que obedece a la
pérdida de valor del dinero. Las causas concretas e inmediatas de la inflación son
diversas pero, en esencia, se produce inflación cuando la oferta monetaria crece
más que la oferta de bienes y servicios.
De la explicación anterior se deduce que cuando la cantidad de dinero a la
disposición del público crece a mayor velocidad que los bienes y servicios que a
éste se le ofrecen, el dinero será cada vez más abundante. En tal caso, el dinero se
comportará como cualquier otra mercancía, aplicándosele al mismo los postulados
de la Ley de la Oferta y la Demanda: un exceso en la oferta de dinero provocará una
merma en su valor, haciendo que se requiera entregar más unidades monetarias para
obtener una misma cantidad de bienes. En otras palabras, un aumento en la masa
monetaria, que no se traduzca en un aumento paralelo en la producción de bienes y
servicios implicara sencillamente que un mayor número e unidades monetarias estarán
compitiendo por adquirir una misma cantidad de bienes. E1 resultado no será otro que
un aumento en el precio de los últimos.
En teoría, el aumento de los precios provocado por un excedente en la oferta
monetaria debería terminar con la inflación una vez que se hubiese igualado la
demanda con la oferta a un nuevo nivel de precios más elevado. Lo verdaderamente
pernicioso del fenómeno inflacionario es su carácter acumulativo. Así, en la práctica,
unos precios más altos provocan costos más elevados lo cual a su vez conduce a
precios aún más altos. lo cual induce a una mayor emisión de dinero.
Se crea pues un círculo vicioso en el cual precios y costos van
incrementándose en forma sucesiva v progresiva. De no romperse este círculo a
través de medidas concretas de política fiscal y monetaria, el proceso continuaría,
teóricamente, de manera indefinida, llegando a transformarse en un fenómeno que se
autoalimenta conocido comúnmente bajo la denominación de "espiral inflacionaria".
De los diversos conceptos hasta ahora mencionados se puede deducir que
la inflación implica un aumento continuo y generalizado en el nivel de los precios
y servicios que se producen y se prestan en una economía, lo cual evidentemente
conlleva una merma en el poder adquisitivo del dinero.
Se destacan en la definición anterior los términos "continuo y
generalizado", a fin de resaltar que un alza en el precio de algunos productos
específicos, resultado de situaciones excepcionales como las que surgirían a raíz de
malas cosechas o de disminuciones temporales en la oferta de algunos bienes, o
también aquellas que se manifiestan por ejemplo en caso de huelgas u otras
contingencias transitorias— no pueden ser considerados como inflación. En los casos
antes mencionados, una vez superada la situación extraordinaria que provocó la
escasez de algunos bienes y el consiguiente aumento de sus precios, el nivel de los
mismos debe volver a la normalidad, con lo cual quedaría descartada la condición
de "continuidad" implícita en el concepto de inflación. En esos mismos casos, habría
igualmente que desechar el concepto de aumento "generalizado", ya que los precios
afectados se limitarían al de aquellos productos cuya oferta se vio temporalmente
reducida.
2. Keynes y los monetaristas
Expresada en sus términos más simples, la economía de un país puede ser
representada gráficamente mediante una balanza. En uno de sus platillos debemos
colocar el monto de la masa monetaria que circula. Imaginemos que en el otro se
coloca el valor total de los bienes y servicios que se producen y se prestan. Mientras el
monto de la masa monetaria corresponda al valor de los referidos bienes y servicios, la
economía se mantendrá en equilibrio. Ahora bien, si se llegase a incrementar el peso
relativo del primer platillo, sin agregar un monto equivalente en el otro, el resultado
sería un incremento en los precios; es decir, inflación.
Insistimos en que el ejemplo anterior constituye una mera simplificación. Sin
embargo, consideramos que la mencionada representación gráfica sirve para captar en
términos bastante sencillos el concepto de la inflación.
Fig. 1 Inflación
Desde el punto de vista keynesiano, la relación entre la oferta monetaria y el
nivel de los precios no es tan directa como lo sugiere el ejemplo de la figura 1. Para
Keynes, la variable fundamental es la demanda agregada. Desde su óptica, la inflación
sólo se presentará cuando la demanda total sea mayor que el nivel de producción
de pleno empleo. De esta forma, el origen de la inflación radica en que la demanda
en términos monetarios es mayor que la oferta limitada de bienes y servicios.
Consideraba el célebre economista que un aumento en la oferta monetaria podría
estimular la demanda agregada, lo cual se traduciría en un aumento en los niveles de
producción, hasta que se llegase al punto, en el cual se hubiese alcanzado el pleno
empleo. A partir de ese punto, cualquier ampliación de la oferta de dinero se traduciría
simplemente en aumento en los costos. Al respecto, Keynes sostiene en su Teoría
General de la ocupación, el interés y el dinero lo siguiente:
Mientras haya desocupación, la ocupación cambiará proporcionalmente a la
cantidad de dinero; y cuando se llegue a la ocupación plena, los precios variarán
en la misma proporción que la cantidad de dinero.
Estableciendo el momento a partir del cual un incremento en la oferta
monetaria deja de estimular la demanda agregada y da lugar a la aparición del
fenómeno inflacionario, Keynes sostiene:
Cuando un nuevo crecimiento en el volumen de la demanda efectiva no produce
ya un aumento en la producción y se traduce sólo en un alza de la unidad de
costos, en proporción exacta al fortalecimiento de la demanda efectiva, hemos
alcanzado un estado que podría designarse apropiadamente como de inflación
auténtica (. . .) Es probable que cada aumento anterior en la cantidad de
dinero, en la medida en que hace subir la demanda efectiva, se traduzca en una
elevación de la unidad de costos y un aumento de la producción.
Nuevamente vuelve a referirse Keynes a los efectos que, sobre el nivel general
de los precios tendrían los incrementos netos de inversión una vez que se ha alcanzado
el pleno empleo:
Cuando se alcanza la plena ocupación, cualquier intento de aumentar la inversión
todavía más pondrá en movimiento una tendencia de los precios a subir sin
limitación, independientemente de la propensión marginal a consumir, esto es,
nos encontramos frente a un estado de inflación verdadera. En esta situación,
sin embargo, el crecimiento de los precios irá acompañado de un aumento del
ingreso global real.
Al analizar más detenidamente el enfoque keynesiano, cabe llegar a la conclusión
de que en definitiva también el exceso en la cantidad de dinero circulante termina
por ser la causa de la inflación. Como ya se vio, Keynes consideraba que el fenómeno
aparece cuando la demanda, medida en términos monetarios, pasa a ser mayor que
la oferta de bienes y servicios que se logra una vez alcanzada la situación de pleno
empleo.
La postura adoptada por la teoría monetarista sostiene que un incremento en
la cantidad de dinero no produce a corto plazo efectos reales sobre la producción
y el empleo. Analizando el fenómeno de la
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