Un sótano cualquiera. Apuntes

Un sótano cualquiera

Era un día normal en la casa de los Stevens, los niños jugaban en sus cuartos, la mamá preparaba la cena y el padre viendo el futbol; se acercaba la hora de la cena, los dos hermanos menores ambos gemelos y traviesos como el diablo, decidieron bajar al sótano  a ver que se encontraban y así poderles brindar un gran susto a sus padres.

 Sergio el hermano que nació un minuto primero que Nicolas, decidió tomar la iniciativa para bajar, puesto que estaba muy obscuro y lo único que os acompañaba esa noche era la luz de la luna.

        -Sergio. Deberíamos subir, no me siento a gusto estando aquí.

        -Vamos Nicolas, no pasa nada, no seas miedoso

        -Bueno, busquemos en la zona de Halloween

Nicolas y Sergio recorrían el sótano lentamente, ambos sentían pánico, ya se encontraban muy lejos de la puerta.

        -HORA DE CENAAAR!!!

        -Ya vamos mama, es que Nicolas no encuentra unas cosas.

Decidieron tomar regreso a la puerta, pero algo los detuvo una sonrisa no muy normal, entre el miedo y el pánico decidieron voltear en donde estaban. Ahí estaba un señor sentado como si nada, viendo la luna, y tomándose algo de la taza que sostenía en sus manos.

        -¿Que buscaban pequeños amigos?

        -¿Y tú quién eres?

        - Yo vivo aquí, que no ven? Esta es mi casa.

El señor decidió levantarse, pero cuando lo hizo no había algo normal en él, su cuerpo era pequeño, sin darse cuenta, traía otro vestuario y fue ahí cuando vieron en su diminuto brazo una estrella.

        -Eres del diablo!

-No Nicolas, yo soy una persona normal, ven Sergio acompáñame a buscar unas cosas en mi cuarto favorito.

        -Sergio! No vayas!

        -Que tanto puede pasar?!

Nicolas se quedó ahí parado viendo como ese señor y su hermano se iban a una habitación que el jamás había visto, de la nada escucho un grito, pero no cualquiera era su hermano. Nicolas trato de correr para ayudar a su hermano pero algo se lo impedía, bajo la mirada y vio que se encontraba en arenas movedizas.

        -¡Sergio! Ayúdame! No me puedo mover!

Pero entre ambos no se podían ayudar, se encontraban en problemas, Nicolas  era comido por las arenas mientras que su hermano seguía gritando por ayuda. Cuando Nicolas ya no veía más solo alcanzo a ver la egocéntrica risa de aquel señor.

Por la mañana, Nicolas se levantó, buscando a su hermano y él se encontraba en la otra cama dormido, pero tenía un dibujo en su brazo, no cualquier dibujo era una estrella como la del señor de anoche.

        -¡Shhhh!

...