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Vals Sin Fin

rosy3119 de Mayo de 2013

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vals sin fin

¡No! no voy a contarles un cuento de hadas

en el que una princesa de labios de rubí

después de sufrir encuentra el amado

y fue, por toda la vida, muy feliz.

¡No! desgraciadamente no es un cuento de hadas

ni existe princesa en esta versión;

voy a hablarles de una joven de carne y hueso

que tuvo ilusiones como ustedes y como yo.

Estudiábamos juntas la secundaria,

éramos uña y carne, rama y flor;

ella soñadora, eterna enamora,

pintora de corazones con “tú y yo”.

Carolina se llamaba, bien la recuerdo:

bajita de estatura, chatita de nariz,

ocurrente, vivaz, ingenua la sonrisa,

ojitos de azabache y correr de codorniz.

En el descanso, reunida con las amigas

era chispa, era sal, era un todo platicar;

si habia risas… es que estaba carolina,

y si canciones por cantar… carolina siempre alla.

un dia, cuando paso por mí a la casa

se reia sola… ¡estaba feliz¡

¿y a ti que te pasa? le preguntaba

solo ries y no dejas de reir.

-detente un momento- me dijo-

disfruta de este sol matinal

¡aquí ¡ ante tanta gente por la calle

te dire algo sen-sa-cio-nal

¿sabes? ¡pronto cumplirq quince años!

¿ y a que no adivinas? ¡me los van a festejar!

zapatillas nuevas, un vestido amplio,

¡ y con quince chambelas bailare un vals!

que contagiosa felicidad la de mi amiga,

yo no pude menos, menos que sonrreir

pues ella, abriendo sus libros,

girando, bailaba ya su vals, ¡un vals! un vals sin fin.

y no se si fue simple coincidencia

pues en ese instante, como un rayo de luz,

se vieron volar miles de mariposas,

y todo se pinto de blanco y se pinto de azul,

y carolina se hecho a correr por las calles,

y yo, de loca, me fui tras ella tambien,

y vi que a toda la gente saludaba

dejando a su paso un perfume de miel.

con todos platicaba, a todos sonrreia,

y asi, sin mas ni menos se puso a cantar;

la calle le resulto angosta a carolina,

estoy segura que iba conjugando el verbo amar.

y los dias continuaron su marcha indiferente

y carolina… ya no volvio a pasar por mi.

en su casa me cerraban las puertas;

un vecino dijo: ¡es que baila un vals sin fin!

el tiempo siguio trazando su linea

y una tarde, en un parque, la encontre,

ella estaba sola, sentada en una banca

y yo, pues soy su amiga, y a ella me acerque.

¡carolina!... ¿que te pasa?... ¿por qué esas ojeras?

¿y el cabello desaliñado?

¡muchacha!, la falta la traes sucia,

y los zapatos, zapatos muy enlodados.

¿por qué te tiemblan las manos?

y los ojos… muy colorados…

y esas lagrimas en tus mejillas…

y dime… que hay de tus quince años.

¿quiénes fueron tus chambelanes?...

¿tu vals? tu vals ya lo habras bailado…

me imagino verte bailando en un salon

con zapatillas nuevas y tu vestido amplio.

la joven me miro e inclino la cabeza,

respiro profundamente y me volvio a ver,

habia en su mirada tan profunda tristeza

que no se si yo lloraba… o empezaba a llover,

me dijo… ¡ya no hay zapatillas nuevas! ni un vestido amplio…

ya no hay quince años… ya no tengo edad…

mis chambelanes… en el salon me dejaron sola…

y en el silencio… mi vals se dejo de escuchar.

me preguntas por que me tiemblan las manos…

y mis ojos colorados… porque

ya hace muchos dias, ya

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