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Ciclo sin fin


Enviado por   •  14 de Julio de 2021  •  Biografías  •  520 Palabras (3 Páginas)  •  69 Visitas

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Desesperación, terror y pánico son una mínima parte de las infinidades de emociones que llegamos al sentir cuando tenemos el simple pensamiento de perder a alguien querido para nosotros. Al igual que la desesperanza, depresión e impotencia al no poder hacer algo para cambiar el destino, tornándose nuestra mente en una gran oscuridad, negatividad y rendimiento ante un futuro sin nuestra persona soñada, creada en nuestra cabeza.

No siempre tiene que ser una persona quiénes amamos más que nuestra vida, llegan a ser hasta dos y tres, cuatro, cinco o seis. Y la sensación al verlos en peligro es la misma: dolor e impotencia, llegando a convertirse en un sufrimiento mucho más grande cuando tenemos presente el no poder hacer nada, el típico “que hubiera pasado si…” el no creernos fuertes, el tener restricciones, el paralizarnos completamente. Y después de perder todo lo que amamos ¿Qué más nos queda? Solo sueños rotos y acabados, futuros imaginarios en la que somos felices mientras que nuestro rostro logra describir lo duro que es un corazón sin una parte de su ser, sin un camino, sin una razón para existir. Y es que, ¿Cómo se podía vivir con un miedo presente ante un posible futuro sin nuestro ser especial? ¿Cómo se podría vivir con la exigencia permanente de querer protegerlo hasta el punto de sacrificar nuestra vida? Estar conscientes de una vida cruel en la que la única realidad sea perder nuestros pilares. Robándonos cualquier deseo para seguir, volviéndose un horrible e interminable ciclo.

Para Sanemi, el haber perdido a sus padres gracias a los demonios fueron una de las cosas más desgarradoras que pudo haber pasado en su corta vida. Un desvanecimiento y vacío imposible de llenar instalados en su corazón desde el fallecimiento de sus padres, robándole el aliento, creando temblores en sus manos y la falta de aire en sus pulmones eran lo de menos. Pero no todo estaba perdido, algo que aliviaba su corazón junto a sus esperanzas era su pequeño hermano, Genya, siendo él su prioridad, convirtiéndose en el motor de su vida. Pero, aunque este pequeño brillo estaba siendo presente con cada vez más fuerza, la oscuridad y terror en su corazón se hacían más grandes, cada vez más deseosos de ese brillo inocente, del como poco a poco se volvía dependiente, siendo una completa pesadilla si volvía a perder el último rayo de sol colado en su interior; desvaneciendo por completo su alma si tan si quiera pasaba por sus pensamientos un futuro sin su fuerza.

 Así que se ha prometido a si mismo cuidar a toda costa esa pequeña luz, pero la cruda realidad siempre estaba ahí, el dolor inexplicable y la inseguridad al no creer hacer las cosas bien, el vacío tras haberlo perdido todo y las horrorosas sensaciones que lo conllevan, el inevitable dolor en el pecho al simplemente pensarlo y las lágrimas cayendo cada vez más abundantes. Aunque sea solamente un pensamiento gracias a su cruel imaginación, puede sentirse tan real, como si se tratara de algún recuerdo que desee olvidar. Pero el ciclo sigue cada vez más inmutable, más fuerte, más abrumador.

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