Vicente Huidobro - Altazor

Vicente Huidobro - Altazor

Vicente Huidobro, nos plantea una concepción de la poesía y del poeta bastantes particulares. Estas concepciones, las vemos teóricamente expresadas en la serie de manifiestos que publicó  y de manera práctica en su obra maestra titulada Altazor.

        Huidobro en el manifiesto creacionista nos planteará un visión del poeta como Dios creador, de ahí el nombre creacionista: “la primera condición del poeta es crear; la segunda, crear, y la tercera, crear” (Huidobro manifiesto creacionista parr.5). Plantea que el poeta puede crear lo que sea, y que no debe buscar referentes en la realidad, sino que debe crear un mundo propio con un origen propio, tal y como lo plantea en el manifiesto cuando define con sus propias palabras lo que es un poema creado:

 “Es un poema en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto, muestra un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de cualquiera otra realidad que no sea la propia, pues toma su puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte y distinto de los demás fenómenos. Dicho poema es algo que no puede existir sino en la cabeza del poeta.” (Huidobro 19291)

Es decir, en el poema creado, es absolutamente todo nuevo: sus imágenes, sus situaciones y sus conceptos; no hay nada de tradicional en ellos.

Esta concepción del poeta como un pequeño Dios la podemos ver claramente en Altazor ya desde su estructura. El poema está articulado en siete cantos, que van narrando el proceso creativo del poeta, hasta llegar al delirio máximo imaginativo en el canto VII, concretando de manera definitiva el poema, teniendo la creación lista y perfecta. Cuestión que se puede homologar con los siete días que se demoró Dios en crear el mundo según el Génesis, donde al sexto día creo al hombre y a la mujer y el séptimo día descansó con la obra ya creada.

Esta igualación Dios- Poeta la podemos ver en Altazor, ya desde el prefacio y concretizada en el canto I, cuando el hablante interpela al poeta y le habla directamente a Vicente Huidobro:

“Justicia ¿qué has hecho de mí Vicente Huidobro?/ Se me cae el dolor de la lengua y las alas marchistas/ se me caen los dedos muertos uno a uno/ ¿Qué has hecho de mi voz cargada de pájaros en el atardecer/ la voz que me dolía como sangre?/ Dadme el infinito como una flor para mis manos” (Huidobro 26). Aquí vemos como la voz reconoce al poeta como su creador, cuestionándole lo que ha hecho de él, y finalmente le pide la vida eterna, vivir en el infinito. Esto se ratifica al compararse con la naturaleza en el siguiente verso: “Silencio la tierra va a dar a luz un árbol” (Huidobro 42) equiparando al poeta en tanto Dios creador, el poeta crea el poema como la naturaleza crea al árbol.

        Huidobro, también le da una vital importancia a la universalidad de la poesía, es decir a que debe ser traducible: “...Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesía creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos en todas las lenguas.” (Huidobro Manifiesto creacionista párr. 46)

        Por lo mismo, Huidobro nos planteará que lo ideal es que el poeta escriba en una lengua que no sea la materna, pero no por un arribismo que es lo que podríamos pensar primeramente, sino por la distancia que nos provoca con el leguaje, el extrañamiento entre la palabra y el mundo:

“Yo buscaba por todas partes esta poesía creada, sin relación con el mundo externo, y, cuando a veces creí hallarla, pronto me daba cuenta de que era sólo mi falta de conocimiento de la lengua lo que me hacía verla allí donde faltaba en absoluto o sólo se hallaba en pequeños fragmentos, como en mis libros más viejos de 1913 y 1915. ¿Habéis notado la fuerza especial, el ambiente casi creador que rodea a las poesías escritas en una lengua que comenzáis a balbucear?” (Huidobro Manifiesto creacionista párr.71).

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