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Vicios Del Lenguaje


Enviado por   •  3 de Octubre de 2012  •  3.785 Palabras (16 Páginas)  •  826 Visitas

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Introducción.

Los vicios de lenguaje se considera como al inadecuado empleo del vocabulario que esto dificulta la mala interpretación de un escrito, existen muchas personas que tiene muy mala dicción y un vocabulario muy pobre y esto hace que los vicios de dicción aumente y que siga destruyendo el lenguaje. Se vuelve más y más común desplazando así a las palabras o expresiones correctas produciendo que esto vaya aumentando cada día más. Suele pasar que muchas personas por ignorancia, descuido, o inercia alteran la esencia del idioma o emplean formas inadecuadas para comunicar sus mensajes. Cuando tales hechos se convierten en costumbre y toman carácter general se constituyen los vicios de lenguaje.

Entre los vicios más frecuentes, se encuentran las alteraciones que van en contra a la corrección, la claridad o el inadecuado uso de las formas idiomáticas como son los anfibologías, barbarismo, cacofonía, extranjerismo, hiato, pleonasmo, larismo, redundancia, solecismo, ultracorrección, vulgarismo.

Que son los vicios del lenguaje

Los vicios del lenguaje son formas de construcción o empleo de vocabularios inadecuados, que dificultan la interpretación correcta de un escrito. Los vicios de redacción resultan de la: imprecisión, construcción inadecuada, falta de concordancia, palabras malsonantes. Falta de claridad repeticiones frecuentes e inadecuadas en el uso del lenguaje, los vicios de redacción se evidencian cuando el escritor redacta párrafos de un escrito.

Anfibología:

La anfibología es el empleo de frases o palabras con más de una interpretación. También se le llama disemia (dos significados) o polisemia (varios significados) aunque estrictamente hablando una polisemia no es siempre una anfibología.

Una anfibología puede dar lugar a importantes errores de interpretación si se desconoce el contexto discursivo del enunciado anfibológico, también suele ser un recurso para sofisticar. Una característica casi constante de las anfibologías es la ambigüedad.

La anfibología como recurso humorístico:

Junto al sinsentido (o nonsense), el doble sentido es uno de los recursos principales para crear chistes. Y el "doble sentido" (muchas veces unido a expresiones figuradas o a metáforas) es precisamente un recurso a la anfibología.

La anfibología puede usarse humorísticamente. Por ejemplo: «Una vez le disparé a un elefante en pijama. Lo que nunca sabré es cómo hizo para meterse en mi pijama». Esta es una famosa cita de Groucho Marx, de la película cómica Animal Crackers (El conflicto de los Marx). La primera sentencia no deja claro si Marx —vestido con pijama— le tiró un tiro a un elefante, o si el elefante se encontraba en pijama.

Anfibología y ortografía

La anfibología afecta desde hace un tiempo a la ortografía. Por ejemplo la palabra solo (tanto si es adjetivo como si es adverbio) no debe acentuarse según la Real Academia Española salvo caso de anfibología.

"Estaré en la playa solo una semana." (Solo, en soledad. Aquí solo es adjetivo). "Estaré en la playa sólo una semana." (Sólo, solamente, únicamente. Aquí sólo es adverbio y por tanto se acentúa para evitar la anfibología.

Lo mismo cabe decir de los demostrativos (este, ese, aquel). Las formas pronominales ya no se acentúan salvo anfibología que en el caso de los demostrativos es muy difícil que se produzca.

Anfibología en el uso de conceptos o términos

Es muy frecuente que se produzcan problemas cuando se usan términos polisémicos o en todo caso ambiguos; un ejemplo de ello es el uso y abuso de la palabra "originarios" en lugar de las mucho más precisas indígenas o aborígenes; ya que

1) todos los seres humanos son originarios (todos los seres humanos tenemos un origen)

2) la palabra originario puede significar algo que estaba en el origen pero también algo que da origen a otras cosas.

Anfibologías en publicidad

En Argentina, un famoso champú anticaspa tenía por eslogan «Para la caspa». Cuando se lo usaba en televisión, el locutor lo decía de tal modo que todos se preguntaban si se refería al verbo parar, detener o a la preposición. Ese es un ejemplo de ambigüedad positiva. La doble interpretación siempre tendría que remitir a algo bueno para el producto, sin que quede lugar para las dudas.

El extremo opuesto, una ambigüedad negativa: «Televisores Mega. Son lo que tú ves». ¿Qué habrá querido decir el redactor con esta frase? ¿Que son lo que se ve? ¿Que no son nada más que eso? ¿Que son los televisores que ve todo el mundo? ¿Dónde los ven? ¿En sus casas, en los avisos o en las vidrieras?

El manejo de la ambigüedad es un arte complejo. Si se lo utiliza, es preciso asegurarse de que la ambigüedad vaya en un solo sentido, se la tome como se la tome. Si no, es aconsejable volver al seguro terreno de lo directo y sencillo.

Por otra parte, debido a la frecuente falta de signos de ortografía, diacríticos, etc. en gran parte de las escrituras antiguas él determinar los significados textuales o frásticos corresponde en gran medida a la ciencia de la paleografía y también a la hermenéutica.

Barbarismo

Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de la lengua española (DRAE) de la Real Academia Española (RAE), «es una incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios». El concepto de barbarismo puede también incluir extranjerismos no incorporados totalmente al idioma; se trata de un caso particular de barbarismo en su primera acepción.

Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a la prosodia, morfología o sintaxis.

Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los órganos reguladores normativos, ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la literatura.

Cacofonía

La cacofonía es el efecto sonoro producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación dentro de una palabra o en palabras cercanas en el discurso. Según Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos". Se emplea a veces como recurso literario.

Etimológicamente es un cultismo del griego κακοφωνία,

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