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Yo Soy Antigona


Enviado por   •  7 de Marzo de 2014  •  1.016 Palabras (5 Páginas)  •  896 Visitas

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Título del proyecto: Yo soy Antígona

Yo soy Antígona y mi vida fue, desde el comienzo, una tragedia. Tebas fue el lugar escogido, para continuar y dar fin, a la historia de los amores incestuosos de mis padres, Edipo y Yocasta. Mis dos hermanos varones, Eteocles y Polinice, que se enfrentaron por el poder, matándose mutuamente en las afueras de Tebas. Nuestro tío, el tirano Creonte, decide honrar a Eteocles, enterrándolo con honores, mientras prohíbe, bajo pena de muerte, dar sepultura a Polinice, el cual debe permanecer a la vista de todos.

Creonte al afirmar que “al que la ciudad ha colocado en el trono, a ese hay que obedecer, en lo pequeño y en lo justo, y en lo que no lo es” (Badillo, 2004), refleja su soberana altivez.

Mi alma misericordiosa, jamás viviría en paz, mientras mi hermano no fuera enterrado como debe ser, y no obtenga la paz otorgada por los dioses. Por eso le confronté: “No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son

de hoy, ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron” (Badillo, 2004)

Mi conflicto comienza cuando la guardia nocturna me sorprende, en la tarea de enterrar a mi hermano. Soy condenada a muerte. Todos, tratan de convencerme de retractarme de mi acción. Ni Creonte, ni Hermón (mi novio), ni mi hermana consiguieron ablandar mi orgullo. No hay escapatoria, el sacrificio por lo que creo, es un deber sagrado e inalienable. Lo más doloroso fue ver la prensa deformando la veracidad de los acontecimientos, los diplomáticos que asumen una posición acomodada y un pueblo lleno de miedo por el dominio de Creonte, terminaron aplastando mi heroísmo.

Yo soy Antígona, porque represento la mujer capaz de enfrentar la fuerza social de los hombres para lograr lo justo. No acepto la decisión de Creonte, de no sepultar a mi hermano Polinice, sino que me rebelo, a pesar, de que en ese entonces, las mujeres éramos tratadas casi como esclavas. No me importó la furia de Creonte por desobedecerle, porque estaba satisfecha de haber cumplido con lo que creía y respetaba. Soy especial porque soy la mujer que se enfrenta a dos nociones del deber: la familiar caracterizada por el respeto a las normas religiosas y, la civil, caracterizada por el cumplimiento de las leyes del Estado. No es sólo enfrentarme, sino también atreverme a seguir mis convicciones, sin vacilar. No así, mi pobre hermana Ismene, quien representa la mujer que respeta las leyes de los hombres y se siente inferior a ellos. Mientras, yo, significo seguridad y libertad. La integridad del ser, el respeto por lo solemne y los valores, me hicieron invencible, pues el tiempo me ha coronado. Aún soy recordada como la que no abandona su puesto, su pensamiento, su destino y, sobre todo, no abandona su ideal.

En mí, se expresa un rasgo bastante característico de la personalidad

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