Banquete de Platon
Val070203Resumen6 de Febrero de 2019
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BANQUETE
APOLODORO, AMIGO
El Banquete de Platón es un dialogo en el cual Apolodoro narra, a petición de Glaucón, los detalles de una reunión entre Agatón, Sócrates, Alcibiades y los otros que estuvieron presentes en este banquete para escuchar los discursos que se dieron sobre el amor.
Mientras andaban por el camino a la ciudad Apolodoro comenzó a contar a Glaucón los discursos que Aristodemo le había contado. Aristodemo se había tropezado con Sócrates, lavado y con las sandalias puestas, y que al preguntarle a donde iba tan elegante este le respondió:
-A la comida en casa de Agatón, ¿querrías venir sin ser invitado?
A lo que Aristodemo contesto- Como tú órdenes.
Entonces Sócrates concentrado de alguna manera en el pensamiento en si mismo, se quedó rezagado en el camino y al llegar a la casa de Agatón este pregunto a Aristodemo el paradero de Sócrates a lo que Aristodemo contesto: -Hasta hace un momento venía detrás de mí y también yo me pregunto dónde puede estar.
-Esclavo, ordeno Agatón, busca y trae aquí a Sócrates. Llego otro esclavo anunciando: -El Sócrates que decís se ha alejado y se ha quedado plantado en el portal de los vecinos.
Después de esto –dijo Aristodemo-, se pusieron a comer, pero Sócrates no entraba. Agatón ordeno en repetidas ocasiones ir a buscarlo, pero Aristodemo no lo consentía. Finalmente, llego Sócrates. Entonces Agatón, que estaba reclinado solo en el último extremo, según me conto Aristodemo, dijo: -Aquí, Sócrates, échate junto a mí, para que yo en contacto contigo goce de esa sabia idea que se te presento en el portal.
Sócrates se sentó y dijo: -Estaría bien Agatón, que la sabiduría fuera una cosa de la naturaleza que, al ponernos en contacto unos con otros, fluyera de lo más lleno a lo más vacío, de la más llena a la más vacía.
-Eres un exagerado, Sócrates, contesto Agatón. Mas este litigio sobre la sabiduría lo resolveremos tú y yo un poco más tarde, y Dionisio será nuestro juez.
Después que Sócrates se hubo reclinado y comieron él y los demás, hicieron libaciones y, tras haber cantado y haber hecho las otras cosas de costumbre, se dedicaron a la bebida.
Todos estuvieron de acuerdo en celebrar la reunión presente, no para embriagarse, sino simplemente bebiendo al gusto de cada uno, Erixímaco, propuso que se pasara el tiempo de ese día en mutuos discursos. Erixímaco propone que cada uno de los presentes haga un discurso en alabanza del Amor, de Eros. Todos aceptan, incluso Sócrates, que llega a decir que él sólo conoce de amor.
El primero en realizar el discurso es Fedro, y dice lo siguiente:
Un hombre que está enamorado, si fuera descubierto haciendo algo feo o soportándolo de otro sin defenderse por cobardía, visto por su padre, por sus compañeros o por cualquier otro, no se dolería tanto como si fuera visto por su amado.
El segundo en hablar es Pausanias, que habla de la existencia de los dos Eros y las dos afroditas. Una la más antigua y sin madre, es hija de Urano, Urania; la otra, más joven, la hija de Zeus y Dione, Pandemo.
El Eros de Afrodita Pandemo es, es el amor a los cuerpos en lugar que las almas, aman a lo menos inteligentes posibles, despreocupándose de si la manera de hacerlo es bella.
En cambio el que procede de Urania, no participa la hembra, sino únicamente el hombre. Este amor es para estar toda la vida con tu amado y convivir, pero sin engañarle.
El siguiente es Erixímaco, quien hace resaltar que el amor no solo existe en las almas de los hombres como impulso hacia los bellos, sino también en los demás objetos como inclinación hacia otras muchas cosas, tanto en todos los cuerpos de los seres vivos como en lo que nace sobre la tierra, y por decirlo asi, en todo lo que tiene existencia.
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