La moral del superhombre (Übermensch)
luis23bPráctica o problema3 de Septiembre de 2021
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La moral del superhombre (Übermensch)
La filosofía de Nietsche ha influido de cierta manera al pensamiento occidental, criticando a las costumbres políticas, religiosas, y sociales que regían a la sociedad, dando paso a varios pensamientos y propuestas de una filosofía de vida nueva que renueva al hombre ordinario. Esta propuesta del filósofo alemán dio paso a la definición del superhombre.
¿Qué es un superhombre? Friedrich Nietzche nos comentaba en el libro “Also sprach Zaratrusta” sobre este término, que describe un nivel más avanzado del hombre; el hombre que logra su superación en todos sus sentidos. Tiene un estilo de vida distinto al hombre común, vive según sus instintos, tal como él quiera. No quiere vivir esclavo de las leyes morales, religiosas,impuestas por el hombre. Si no quiere tener “libertad plena” viviendo haciendo lo que le plazca, creando sus propios valores llegando nivel a la par o mayor a Dios, ocasionando la muerte de Dios.
Dios
¿Actualmente se ven personas siguiendo el camino para llegar al superhombre? Podríamos nombrar personas actualmente que están constantemente trabajando para mejorar el estilo de vida del ser humano, conquistar otros planetas, hacer el ser humano inmune a varias amenazas que los acechan; de los cuales están Sam Parnia, científico graduado en el Reino Unido y doctorado en biología molecular, que asegura haber encontrado la fórmulas para resucitar a una persona clínicamente declarada muerta, y también está Elon Musk, con su proyecto de Space X para poblar Marte. ¿Pero, qué es lo que inspira a esas personas seguir el camino para llegar al Superhombre?
Para comprender mejor el surgimiento del superhombre, tenemos que revisar y conocer el contexto en que este surgirá y entender las razones del por qué lo hará y adonde nos llevará. Para eso tenemos que irnos a la Gaya Ciencia, en el aforismo 125, Nietzche nos habla de un hombre loco que en pleno medio día baja al mercado con una lámpara encendida para anunciar a sus contemporáneos la muerte de Dios. “Dios ha muerto , y nosotros lo hemos matado” gritó. La gente se lo queda mirando de un modo primero burlón y después con extrañeza, hace tiempo que no son creyentes sino más bien ateos y que viven con indiferencia la muerte de Dios, por ende no entienden por qué tanto alboroto por la muerte de Dios, el Hombre Loco se lamenta: “Llego demasiado pronto [...], mi tiempo todavía no ha llegado. [...] El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesitan tiempo, los hechos necesitan tiempo, aun después de que hayan ocurrido, para ser vistos y escuchados. Esta acción es para ellos todavía más lejana que los astros más lejanos. - ¡ Y sin embargo, ellos mismos la han llevado a cabo! ". La muerte de Dios dice Nietzche, es el acontecimiento más terrible de la historia de la humanidad, es el gran desengaño. El fundamento sobre el cual se ha estado construyendo toda la cultura de los últimos dos milenios, se ha revelado como falso, inexistente, y en consecuencia todo el edificio del saber y la moral empieza a caer a pedazos. Pero el hombre moderno dice Yo soy ateo y no le tiene importancia a este asesinato. El estruendo de este acto aún no ha alcanzado a los oídos de los hombres, el cual a pesar de todas sus declaraciones de ateísmo sigue viviendo como si Dios aun existiera, como si pudiéramos remover la piedra angular del edificio que es la humanidad y mantenernos en pie. Pero lo cierto es que la muerte de Dios sacude desde sus cimientos todas las verdades y las certezas. Pero entonces, ¿Que significa la muerte de Dios? Esto no debe entenderse por supuesto de un modo literal, como si Dios hubiera existido en el pasado y efectivamente acaba de morir. Si Dios ha muerto, es que nunca estuvo vivo, nunca existió. La muerte de Dios entonces es un modo poético de Nietzsche de decir que Dios, el cual pudo gozar de validez en el pasado, ahora ha dejado de ser válida razonable o respetable, esa hipótesis era falsa. Nietzsche da a entender que la muerte de Dios es resultado al menos en parte, del progreso del conocimiento científico, en ese sentido para el hombre del siglo XIX ya no es posible creer honesta y razonablemente en Dios. Mientras son muchos los que celebran esta agonía de la Fe,no puede dejar de llamar la atención el vacío abismal que va revelándose a medida que el cadáver del Dios difunto se descompone. Como Nietzsche nos narra en su obra, haber matado a Dios es semejante a haber vaciado el mar, haber borrado el horizonte o haber destruido el sol. La oscuridad se cierne poco a poco sobre el hombre, el cual no tiene criterio ni para juzgar el arriba ni el abajo. Dios era el centro de gravedad sobre el cual todo giraba, sin el vagamos por el vacío en todas direcciones sin saber si íbamos a alguna parte. Se ha desvanecido todo el sentido, lo más valioso que teníamos ha desaparecido, y si incluso lo más sagrado ha muerto ¿Que podemos poner en su lugar? Porque si queremos seguir viviendo después de la muerte de Dios, tenemos que sustituir a Dios con algo que esté a su altura, pero tal cosa parece requerir un esfuerzo y una atención sobrehumanas, que amenazan con romperse. Necesitamos inventar nuevas realidades, nuevos valores. De este modo, a medida que el hombre se hace consciente de la muerte de Dios y penetra en él su significado profundo, va subiendo por la garganta una sensación de angustia y hastío. Empezamos a estar cansados de la vida, del hombre, nada tiene sentido, nuestro más profundo deseo no tiene objeto, todo es vano, nada vale ya la pena. Es la serpiente del nihilismo, que se nos enrosca al cuello y no nos deja respirar. “En la medida que rechazamos la interpretación cristiana y condenamos su sentido como una moneda falsa, irrumpe inmediata y terriblemente la pregunta schopenhaueriana - esa pregunta que necesitará un par de siglos más solo para ser escuchada plenamente y en toda su profundidad - : ¿Tiene pues, algún sentido la existencia? “.
Esta pregunta que con Dios creíamos ya habíamos respondido, vuelve a acechar al hombre en cuanto la creencia en Dios deja de ser una realidad creíble. Por esto , superar la muerte de Dios implica superar este nihilismo. La muerte de Dios es un acontecimiento completamente trágico por todo lo que implica, pero al mismo tiempo está llena de posibilidades. Trágico porque la esperanza de la fe que había sostenido la vida hasta entonces se había revelado como falsa y ya no es posible seguir viviendo de ella. El que se conforma con la muerte de Dios siempre ha querido que este muriera, y ha vivido completamente de espaldas a lo que significaba para la vida, el que se duele en cambio es por que tenía un verdadero anhelo de trascendencia. Tal es la altura del sentir del corazón humano que desea lo eterno lo infinito. Sin un Dios para llenarlo el deseo de corazón deberá ser reeducado y redirigido para que aprenda a amar a la vida de un modo más verdadero y puro. Nietzsche está convencido que tal transformación es posible, que para quien acepta la muerte de Dios como una posibilidad de superación se desbloquea el acceso a una experiencia radicalmente nueva de uno mismo y de la vida. La muerte de Dios es pues una verdad trágica pero al mismo tiempo llena de posibilidades para quien, asumiendola, sepa al mismo tiempo superarla. Dios ha muerto, pero sigue vivo el hombre, el ser humano sigue vivo, al igual que su anhelo más profundo de trascendencia, de hecho, la muerte de Dios vuelve a recuperar la posibilidad de una experiencia verdaderamente humana, en tanto que Nietzsche entiende a Dios como la gran mentira frente a la cruda realidad de la vida humana. Pues lo cierto que a medida que uno transita el camino de la muerte de Dios, se da cuenta que Dios era una hipótesis en la que se había reunido todo el odio y resentimiento hacia la vida, la cual el cristianismo lleva a su formulación más perfecta. Por odio a esta vida que es la única que tenemos, nos habíamos inventado otra vida en el más allá, por odio al cuerpo nos habíamos inventado el espíritu. Para Nietzsche el Dios cristiano y todo lo que él implica es la contradicción pura de la vida y la santificación de la nada. Ninguna prueba de Dios nos obliga si Dios es esto, la negación de la vida, la negación del hombre, y por ello Nietzsche escribe: “Si se nos demostrase ese Dios de los cristianos, sabríamos creerle aun menos”.
Incluso si tal Dios existiera estaríamos justificados en darle la espalda, porque tal Dios, ahora lo vemos, es malo para el hombre, lo aleja de su plenitud, de su humanidad, y ha tenido que morir para que nos demos cuenta de esto. Por eso, junto a todo lo trágico que conlleva, es al mismo tiempo, una buena nueva. Lo que sucede es que llevamos tanto tiempo viviendo para otra vida, que tenemos que aprender a vivir para esta. Dios ha muerto, y por justicia debemos lamentarnos, él ha significado mucho para el hombre, nos ha ayudado a vivir durante siglos, aunque eso haya significado no vivir plenamente o como esclavos. Pero ahora que ha muerto, la oscuridad se cierne sobre el ser humano, pero a la vez es la oportunidad de un nuevo tipo de felicidad, más verdadera y completa, más humana. Muerto Dios, vuelve a ser posible una experiencia integral de que es ser hombre, esta nueva experiencia, cuyo primer portador es Zaratustra se expresa a través de dos imágenes fundamentales, el superhombre y el eterno retorno.
Pues bien, una vez entendida la muerte de Dios, ya podemos comenzar a explicar que es el superhombre según Nietzsche. El superhombre es un concepto que Nietzsche desarrolla en Así Habló Zaratustra, escrita entre 1883 y 1885. El superhombre es un concepto muy discutido y que admite múltiples interpretaciones pero lo primero que hay que olvidar es esa idea fruto de la connotación popular que nos hace pensar en el superhombre como una especie de superhéroe. Para Nietzche el superhombre no es un individuo real y concreto que deba de venir en el futuro. El superhombre no es una tesis darwinista según la cual como el mono se convirtió en hombre, el hombre se convertirá en superhombre. El superhombre es la idea de una superación no biológica sino moral del ser humano que le permita a cada uno ser el que es. Así el superhombre es por un lado la superación del hombre, pero también el hombre más hombre, el cumplimiento de la plena potencialidad humana. De este modo funciona como un ideal, un mito que nos compele a superarnos continuamente. Un modelo para inspirarnos, un llamamiento, la imagen de lo que podríamos llegar a ser. Dios ha muerto, la oscuridad se cierne sobre el ser humano, es el tiempo del último hombre, el hombre nihilista, cínico, que ya no cree en nada y está desengañado respecto de todo valor y todo sentido. El hombre que vive con indiferencia, incapaz incluso de desprecio, nada le afecta, nada le importa, ya no espera nada de la vida ni de sí mismo. Es esteril, incapaz de crear, falto de un para qué que sostenga su acción. Esta situación tiene que ser superada, Dios había sido hasta entonces el centro de la existencia humana, una vez muerto necesitamos sustituirlo por otro ideal, que de orientación a nuestra vida, necesitamos otro centro de gravedad que la justifique. “Yo quiero enseñar a los hombres el sentido de su ser: ese sentido es el superhombre, el rayo que brota de la oscura nube que es el hombre”. Por tanto, lo primero que hay que entender es que el superhombre va a ser el nuevo Dios, el nuevo sol que ilumina la vida humana, dándole dirección, mostrándole hacia donde caminar y por qué motivo seguir caminando. Hay quienes tras la muerte de Dios pasan a considerar la existencia como algo absurdo y carente de sentido, y entonces se llenan de resentimiento hacia la vida. Es esto lo que debemos superar, matando en nosotros aquello que quiere morir y haciendo un camino o trabajo interior para volver a amar la vida en sí misma. De este modo el valor del hombre es que es un tránsito, un puente hacia un estado de existencia más pleno y completo. El superhombre representa ese estadio final de quién consigue liberarse de la sombra de Dios y de la moral esclava de las religiones. Y es que para Nietzsche las religiones, en especial la cristiana, se ha dirigido a amargar al ser humano, a culpabilizar de sus sentidos, a castrarlo y domesticarlo, ha convertirlo en un animal resentido y lleno de desprecio hacia sí mismo, convirtiéndolo en alguien que se olvida de vivir y que vive solo para otra vida después de la muerte. Es preciso romper las cadenas de estos valores viejos que nos que nos esclavizan y volver a poner la vida en lo más alto, inventando nuevos valores que estén a su servicio. El superhombre es el mito en el que esta transformación está realizada, muerto Dios, él es la nueva esperanza. El superhombre es un ser aislado y autosuficiente, que no se avergüenza de sí mismo y es capaz de crear sus propios valores, dando sentido a su vida desde sí mismo. El superhombre, a diferencia de los despreciadores del cuerpo acepta plenamente sus instintos,y vive con la intención de ser el amo exclusivo de su vida y de su libertad, no es un hombre castrado y domesticado, sino un hombre pleno que a conseguido superar su mediocridad, dominarse a si mismo y llegar a ser el que es, sacando toda su potencialidad. Además de esto, el superhombre es el que desea el eterno retorno. Esta es para Nietzsche el gran criterio que divide a las personas, si son capaces, o no, de querer el eterno retorno. Para quien pone el sentido de su vida fuera de su misma vida, el eterno retorno es una verdad terrible, porque implica no alcanzar nunca el sentido. Tal persona vive esquizofrenicamente en la escisión entre acontecimiento y sentido, el sentido siempre está más allá. Vivir en la insatisfacción constante porque nunca se llega a poseer el sentido. El superhombre en cambio, ante el anuncio del eterno retorno, se llena de gozo, porque él no quiere otra cosa que esta misma vida, su misma vida repetida una y otra vez. Esto es lo que implica recuperar el sentido de la tierra, coger el sentido, el que habíamos trasladado afuera y devolverlo al interior de la vida. El sentido ya no está fuera, está dentro y por eso vive inmerso en el sentido, en vez de tensión constante y agónica por algo que no va a llegar. Lo que da sentido a su vida no está fuera de ella, sino que es ella misma, su vida se justifica desde sí misma, el superhombre vive una vida, que vale la pena vivir. Por esto, por que vive una vida feliz, plena,completa y satisfecha, el superhombre no puede querer otra cosa que volverla a vivir exactamente igual. Tras la muerte, el superhombre no quiere otra cosa que vivir otra cosa que su misma vida, que tanto le ha llenado. Entre las ideas y el eterno retorno hay una conexión irrompible, el superhombre es el que quiere el eterno retorno, porque vive una explosion de plenitud. En resumen el superhombre se define por:
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