Rasgos generales de la cultura griega
WycgApuntes4 de Noviembre de 2019
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Rasgos generales de la cultura griega
Antes del surgimiento de la filosofía, Grecia presentaba las siguientes características:
a) En primer lugar, se trataba de una sociedad aristocrática, agrícola y guerrera, con una estructura social y unos ideales morales determinados.
- Estrutura social: la sociedad estaba dividida en dos clases: la nobleza, que
vivía placenteramente en tiempos de paz y dirigía al pueblo en tiempos de
guerra. El pueblo se dedicaba fundamentalmente a la agricultura y ganadería.
- Ideales morales: los imponía la nobleza, única depositaria de la virtud. Los valo-
res supremos eran:
. El linaje (el bueno era el linaje de los nobles, mientras que se conside-
raba malo el de los plebeyos).
- El éxito (fracasar era vergonzoso; se castigaba no por haber obrado
mal, sino por haber fracasado).
- La fama, era consecuencia de la nobleza.
Por supuesto, en este tipo de sociedad no tenían cabida las ideas de justicia y derecho.
b) Una segunda peculiaridad de la cultura griega era que carecía de un sistema educativo organizado. La labor educativa la realizaban los poetas (fundamentalmente Homero) y los aedos. La obra de Homero (Iliada y La odisea) venía a ser como el libro de texto en que las sucesivas generaciones aprendían:
1º La moral y el conjunto de los valores descritos.
2º La teología. Cabe decir que la organización social de los dioses, con Zeus a la cabeza, y sus formas de comportarse, descritas por Homero, se corresponden totalmente con la organización social y el código moral de la sociedad griega antes descrita.
Los dioses tenían casi todos los vicios de los humanos: reñían, se emborrachaban, mentían, cometían adulterios, sufrían decepciones amorosas, etc. Todo de acuerdo con la visión del mundo de la aristocracia.
3º Además de la moral y la teología, los griegos aprendían de Homero todas sus nociones sobre historia, navegación, arte militar, cosmología, etc.
La apoteosis de Homero, obra de Jean Auguste Dominique Ingres. Museo del Louvre
c) Un dato muy importante al respecto, que favoreció la aparición de la filosofía, es que la cultura griega carecía de libros sagrados y de una organización sacerdotal encargada de velar por la pureza religiosa. En aquellas sociedades en que hay libros sagrados y dogmas se anula la posibilidad de crítica. Los griegos vieron, pues, el camino libre para criticar las doctrinas homéricas. Esto fue el principio de la filosofía.
Surgimiento de la filosofía
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A partir del siglo VII a. C. tuvo lugar una profunda transformación en la sociedad griega.
Adquirió gran importancia el comercio y con él apareció la moneda. Los viajes aportaron unos conocimientos técnicos y geográficos decisivos, al mismo tiempo que permitieron el contacto con otras civilizaciones y formas de vida.
Por otra parte, los valores guerreros y aristocráticos quedaron desfasados cuando las relaciones comerciales exigieron unas bases distintas de justicia y derecho.
En lo que respecta a la teología homérica, el contacto con otros pueblos llevó al convencimiento de que cada pueblo y cada raza representaba a los dioses de una manera diferente. Los griegos se dieron cuenta de que había dioses con forma de animal en Egipto o de raza negra en Etiopía, por lo que comenzaron a cuestionarse si los suyos eran los realmente verdaderos.
En consecuencia, la filosofía surgió en Grecia como una crítica de la sabiduría popular, a la que intentó sustituir. Se puso en cuestión el mito desde todos los puntos de vista: el moral, el sociológico, teológico, cosmológico… Había que despojar al mito de sus supuestos irracionales.
¿Pero qué es un mito? Por mito se entiende el conjunto de narraciones y doctrinas tradicionales de los poetas acerca del mundo, los hombres y los dioses. Se caracteriza por ofrecer una explicación total, una explicación en que encuentren respuesta los problemas fundamentales acerca del origen y naturaleza del universo, del ser humano, la civilización, la organización social, etc.
A su vez, el mito posee dos características fundamentales:
1º En el mito las fuerzas naturales (el fuego, viento, etc.) son personificadas y divinizadas. Se trata de dioses personales, cuya presencia y actuación como tales se deja sentir en el curso de los acontecimientos.
2º En consecuencia con lo anterior, los fenómenos y sucesos del universo se hacen depender de la voluntad de un dios. Pero la voluntad divina no es ilimitada. Está sometida a ciertas fuerzas de carácter cósmico como el destino (moira). Contra el destino nada pueden los dioses.
Así pues, lo que hace la filosofía es criticar la arbitrariedad de las intervenciones divinas. Frente a ellas defiende la idea de necesidad, que despoja de su carácter ilógico y la afirma como una exigencia de la racionalidad de lo real. Las cosas suceden cuando y como tienen que suceder. El rayo ya no es producto de la cólera de Zeus, ni las tempestades son desencadenadas por Poseidón, tal como cuenta Homero en “La Odisea”.
El nacimiento de la filosofía se produce, por tanto, con el paso del mito al logos. Logos como explicación racional. Para Aristóteles, a diferencia de los filósofos, los antiguos teólogos sólo transmitieron las ideas tradicionales sin prueba alguna. En cambio, los filósofos sí que daban razón de lo que decían.
En general, para los primeros filósofos griegos, los presocráticos, los sentidos no bastaban para conocer las cosas, pues con ellos observamos la realidad como algo cambiante, múltiple y aparente. Es necesario el esfuerzo intelectual para llegar a comprender lo que las cosas tienen de común y permanente.
Los griegos habían observado que la naturaleza estaba constituida por un conjunto de seres individuales, que eran de muy distinta entidad: unos se movían, otros permanecían siempre en el mismo lugar; unos eran sólidos, otros líquidos o gaseosos… Únicamente unos pocos griegos, los filósofos milésicos (Tales, Anaximandro y Anaxímenes), se plantearon si sería posible que el enorme y múltiple conjunto de seres que observamos se podrían reducir a uno solo. En definitiva, ¿sería posible reducir lo múltiple a lo uno?
Esta pregunta constituye lo que se llama el problema de la fisis o naturaleza. Tenían la convicción de que todo el universo se reduce, en último término, a uno o muy pocos elementos. Se trata del arjé o principio de lo que todo procede. Veamos las distintas soluciones que dan los filósofos presocráticos al problema del arjé.
Tales de Mileto (625-546 a. C.)
Tradicionalmente se señala a Tales de Mileto, Θαλῆς ὁ Μιλήσιος, como el primer pensador que intenta dar una explicación racional del mundo.
Para Tales el arjé era el agua, según lo que nos dice Aristóteles en el primer libro de su “Metafísica”. Del agua, por transformaciones diversas, se habrían originado la multiplicidad de los seres del universo.
¿Qué movió a este filósofo a tomar precisamente el agua como origen de todas las cosas? Seguramente fue influido por las cosmogonías orientales y griegas, en las que los dioses hacen el universo a partir de una masa caótica de agua. Quizá otra razón es que Tales habría podido observar la importancia del agua para la vida y que los seres vivos, por tanto, estarían formados en una gran proporción de este elemento (el ser humano es un 70% de agua y algunos vegetales un 94%). También se dice que pudo haber quedado impresionado por la trascendencia que tiene el agua para Egipto.
Y poco más se sabe de nuestro primer filósofo.
Anaximandro (610-545 a. C.)
Continuador y discípulo de Tales, Ἀναξίμανδρος se enfrentó con el mismo problema que este último, pero su solución es completamente diferente. Pensaba que el arjé no puede ser algo particular y determinado, como el agua. El principio originario es,
según él, el ápeiron o lo indeterminado.
Mediante un proceso de separación y reunión de contrarios, de lo indefinido, del ápeiron, se produjeron unos remolinos que engendraron una pluralidad de universos; en cada universo un proceso de separación engendró lo caliente y lo frío, de los que nacieron el agua, el fuego, la tierra y el aire. El proceso continuó hasta formar seres individuales.
Lo interesante de Anaximandro es su intento de explicar racionalmente y no mediante mitos la formación de la naturaleza.
Sin embargo, en otras muchas teorías suyas todavía se observa la presencia de elementos mitológicos. Por ejemplo, su teoría de que los hombres proceden de unos monstruos marinos cubiertos de escamas, embrión de una teoría evolucionista para unos; para otros, una réplica del mito babilónico de Oannes.
Anaxímenes (585-524 a. C)
Αναξιμένης volvió a poner de nuevo como principio original un elemento material, el aire. Tal vez escogió este elemento porque hace de la tierra un planeta vivo.
Más interesante es su concepción astronómica, por la que podría considerarse como el fundador
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