1984. Retrato de la falsa utopía, de una falsa razón

1984 retrato de la falsa utopía, de una falsa razón.

1984 película de George Orwell, de carácter de ciencia ficción que trata de recrear un futuro con una dictadura totalitaria. Nos presenta un mundo que está divido por 3 súper potencias, las cuales se encuentran en guerra, el estado de guerra será un escenario necesario para que un estado totalitario se desarrolle. Un estado totalitario es opuesto a una democracia, en donde existe un solo partido político el cual se caracteriza por ser dirigido por un líder el cual maneja un discurso sumamente potente mezclado con la personalidad fuerte y motivadora, este líder es visto como un jefe, como un dios, la película lo grafica con el Gran Hermano. Además se caracterizan por una estricta vigilancia, por un control de todos los poderes de un estado, y a además por la manipulación de los medios de comunicaciones.

Pero este estado totalitario descrito por la película tiene algo peculiar que es que prohíben el pensamiento, el crimen más grande que se puede cometer, es el crimen mental, el pensar por sí mismo, el pensar diferente y el cuestionar a lo que el totalitarismo propaga como la verdad. Winston, el personaje en el cual se centra la historia trabaja en el ministerio de la verdad, el cual manipula la historia, principalmente las noticias para que estas coincidan con la versión del estado, falsea la realidad. También existe un ministerio del amor, el cual se manifiesta en los últimos minutos de la película, escenas que son las más significativas y reflexivas, este ministerio se encarga de las torturas, de curar la enfermedad de pensar, y de inculcar por medio del miedo el amor por el gran hermano, y la ideología. Cabe nombrar que este estado también tiene como trabajo la creación de un nuevo lenguaje (neolengua), el cual cada vez debería ser más acotado, debería sintetizar netamente lo que la ideología decía que era la verdad, el lenguaje es por lo cual nuestro pensamientos se materializan, al querer olvidar un lenguaje y cambiarlo también se cambia mi manera de pensar, además de querer borrar con esto todo el carácter histórico-biológico que tenemos.

En la película se describe como los habitantes son fuertemente cohesionados para los dos minutos de odio, que era la radiación diaria de imágenes de guerra. El amor era prohibido, no se podía pensar, no había libertad, eran vigilados cada minuto por los miembros del partido. Que cosa entonces podrían sentir los habitantes que no fueran odio, un odio irracional, un odio hasta el dolor, una válvula de escape a todos sus instintos.

El odio como sentido central nacido por una prohibición de todo de lo que queremos hacer, se puede relacionar con la visión del hombre que tiene Freud el cual plantea que el hombre se mueve por las pulsiones de tanato y eros. Uno de los escritos más filosóficos de Freud es el malestar en la cultura.

Para Freud la cultura vive en un malestar, la cultura principalmente se mueve por este impulso de tanato el miedo a la muerte, el miedo a la nada, el miedo al no sentirnos parte de algo, lo que en la película se manifiesta con este podría totalitario, que hace la cultura para salir de este miedo, tiene consigo la razón. El sujeto entonces no es más que un hombre amarrada a la razón, por el miedo, la cultura no es más que una construcción de la razón, entonces aquí podemos hacer la analogía con la película, no será que nuestra cultura con la razón por delante no será más bien una especie de totalitarismo ante nuestros impulsos de eros, los instintos primitivos que son esenciales y que naturalmente surgen en nosotros no son sofocados, no son amarrados por la cultura no son controlados. Para que el hombre viva en sociedad, en comunidad en cultura tiene que desplazar su eros y atar sus instintos, sus deseos.

El hombre en la modernidad lo que hace es entregarle cien por ciento su voluntad a la

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