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Antropología Social


Enviado por   •  10 de Febrero de 2013  •  1.495 Palabras (6 Páginas)  •  406 Visitas

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1. SOFISTAS

Para el sofismo toda moral y cultura proviene del hombre y este concepto los llevó a romper con el pensamiento tradicional que los llevó a un escepticismo y relativismo subjetivo.

Creían en el carácter funcional del lenguaje y en que no existe un conocimiento válido y necesario, y esta forma de pensar los convirtió en los primeros en incursionar en una teoría del conocimiento.

2. PLATON

Al igual que en su metafísica, la concepción platónica del hombre va a presentar un acentuado dualismo, una escisión entre dos partes íntimas pero irreconciliables en el ser humano: el cuerpo, que representa nuestra materialidad, la corporeidad que nos sitúa como algo más dentro del mundo sensible y el alma, que es aquello que nos hace propiamente hombres; seres distintos al resto de lo existente, intermediarios entre lo puramente material y lo divino: lo espiritual, lo racional.

El hombre es concebido como un compuesto accidentales estas dos substancias: psiché (alma) y soma (cuerpo).

El alma es preexistente al cuerpo e inmortal y tiene como lugar natural el mundo suprasensible de las ideas.

El cuerpo es la cárcel del alma durante su existencia terrena, y constituye un estorbo para el alma que, con sus pasiones, la arrastra a la extrañeza de lo material, impidiéndole su hacer propio: la contemplación de las ideas. El ideal de hombre en Platón es una inteligencia pura desligada de la carnalidad.

3. SOCRATES

El hombre para Sócrates es un ser mortal reflexivo, racional, que debe trazar un camino personal e interior para la búsqueda de la verdad.

Para Sócrates el hombre es un ser esencialmente moral y que por lo tanto debe ser respetuoso de las leyes.

Su método, la mayéutica a través del cual Sócrates indaga al interlocutor,

Tratando temas como el bien la valentía, la justicia, la piedad.

4. DESCARTES

El alma unida con el cuerpo es consciencia, conoce lo que le ocurre al cuerpo, y se da cuenta de este conocimiento. Como el cuerpo es un mecanismo, si no hubiera alma no habría consciencia, ni voluntad ni razón. La presencia del alma racional establece la diferencia radical entre el hombre y los animales, que son autómatas, máquinas carentes de espíritu. La unión entre el alma y el cuerpo que hace posible la unión entre ambos, se verifica en el cerebro, en la glándula pineal. En el Tratado de las pasiones del alma, distingue las acciones de las pasiones. Las acciones dependen de la voluntad, las pasiones son involuntarias, son percepciones, sentimientos, emociones causadas en el alma por los espíritus vitales, es decir, por las fuerzas mecánicas que actúan en el cuerpo, aunque el alma los refiere a sí misma; nuestra alma cree que las pasiones surgen de ella misma.

Descartes señala seis pasiones fundamentales: la admiración es el puente que une la pura intuición intelectual y la pasión, es la emoción intelectual; de ella nacen el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza. De estas pasiones fundamentales se derivan otras como el aprecio, el desprecio, etc.

El hombre debe guiarse en la medida de lo posible, no por las pasiones, sino por la experiencia y la razón. El progresivo dominio de la razón le hace más libre y dueño de su voluntad. Ésta es para Descartes la característica más importante de la moral.

5. LA PATRÍSTICA.

Según los escritos patrísticos entendemos que señalaban con claridad que el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza, de esta afirmación se desprende dos enseñanzas:

• En el marco de Dios, hay un designio creador y también salvador para el hombre y que la existencia del hombre no tiene sentido, más que en función, de un origen y vocación especifica de participar de la de la vida divina de Dios.

• Por otro lado toda la antropología cristiana, se desarrolla con la Cristología, porque Cristo es el hombre verdadero, perfecto que verifica totalmente la naturaleza y la vocación del hombre

6. SAN AGUSTIN

El compuesto humano está formado por el cuerpo y el espíritu. La cárcel del alma no es el cuerpo humano, sino el cuerpo corruptible; el alma no puede ser sin él dichosa. Ésta fue creada de la nada.

La tesis fundamental que ayuda a entender el misterio del hombre es su creación a imagen de Dios, que es propia del hombre interior, de la mente. Pero ha sido deformada por el pecado y será la gracia la encargada de restaurarla.

El hombre sólo adhiriéndose al ser inmutable puede alcanzar su felicidad. En este encuentro de Dios y el hombre, Agustín examina la delicada cuestión de la gracia y la libertad.

Agustín defendió la libertad contra los maniqueos y la existencia de una sola alma y una sola voluntad: “era

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