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Biografia de Solón

elninjadelahojaInforme15 de Mayo de 2021

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PROPUESTA DE TRABAJO N°3

ALUMNO: ALCIDES GERMAN MITRE

UCALP LICENCIATURA EN FILOSOFIA

HISTORIA I

PROFESOR: JOSE ANDRES BONETTI

23 DE ABRIL DE 2021

Realiza la siguiente búsqueda:

Realice una pesquisa sobre las biografías de Clístenes,  Pisístrato,  Solon.

Una vez realizadas confeccione el Primer Trabajo Practico Obligatorio relacionándolas.

Enviar sus conclusiones al campus

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     Atenas se encuentra situada en el Ática, península del mar Egeo. Primitivamente la región estuvo dividida en aldeas que guerreaban entre sí. La mitología atribuye a Teseo[1] el sinequeismo que reunió en una sola ciudad a las diferentes aldeas del Ática[2].

     Los Atenienses se consideraban autóctonos[3], lo cual era motivo de prestigio y honor, descendían de los Jonios, que eran Helenos al igual que los Eolios, Aqueos y Dorios.  

     La constitución política de Atenas no quedará fijada por una sola constitución, sino que cambiará y se transformará desde la época Arcaica hasta el establecimiento definitivo de la democracia, que tiene lugar después de la guerra del Peloponeso, bajo el Arcontado de Euclides en el 403 a.C. Aristóteles enumera once cambios de constitución:

1. Los cambios con la entrada de Ión.

2. La constitución en tiempos de Teseo.

3. La reorganización constitucional de Dracón (621 a.C), donde se escriben por vez primera las leyes.

4. La constitución de Solón (591 a.C), con la que comienza la democracia.

5. La tiranía de Pisístrato y sus hijos (561-511).

6. Las reformas de Clístenes (508 a.C), más democráticas que las de Solon.

Entre otras, nosotros nos concentraremos en éstas últimas tres.

     Solón (en griego Σόλων) (c. 638 a. C.-558 a. C.) fue un poetareformador políticolegislador y estadista ateniense, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia.

     Según Plutarco, es probable que Solón fuese hijo de Execéstidas, descendiente de Codros y por tanto de ascendencia Melántida, aunque Dídimo de Alejandría lo tiene por hijo de Euforión. ​ Su madre, afirma Plutarco siguiendo a Heráclides Póntico, fue una prima de la madre de Pisístrato. Durante su juventud, tras caer su familia en la pobreza, hubo de dedicarse al comercio y a escribir poesía. En principio realizaba esto último sin otro fin que el de entretenerse, pero progresivamente fue volcando el tono de sus versos hacia un costado más filosófico y político.[4] ​

     Heródoto relata que en su viaje a Lidia, Solón se entrevistó con el rey Creso. Según la leyenda, convencido el monarca de ser el hombre más dichoso del mundo, consultó a Solón sobre quién era, a su juicio, el más afortunado entre los hombres. Solón dio algunos nombres, todos de personas fallecidas. Consternado Creso por no haber sido nombrado entre ellos, le preguntó si en tan poco apreciaba su prosperidad. A esto Solón respondió diciendo que no le era posible ponderar la dicha de un hombre vivo, pues su fortuna es caprichosa y, por tanto, solo puede ser evaluada una vez que el individuo ha muerto.5​ La mayoría de la crítica —incluso Plutarco6​— considera poco probable que este encuentro se haya producido alguna vez, puesto que a sus dificultades cronológicas se añade el evidente carácter legendario del relato.7

     Al respecto Dice Laercio sobre Solón: Solón de Salamina, hijo de Ejecéstides, en primer lugar introdujo en Atenas la «sisactía», esto es, la remisión de gravámenes sobre personas y bienes. Porque antes se sometían a gravamen incluso las personas físicas y muchos por pobreza se convertían en siervos. Fue el primero en ceder siete talentos que le debían de la herencia de su padre y exhortó a los demás a hacer lo mismo. Y esta ley se llamó «sisactía» (remoción de cargas). Es evidente por qué. Después estableció las demás leyes que sería largo relatar y las fijó en las tablillas de bandos públicos. Otro hecho muy importante. Cuando su patria (Salamina) era disputada por los atenienses y los megarenses y después de muchos desastres bélicos los atenienses habían votado que si alguno aconsejaba combatir por Sala_mina se le castigara con la muerte, él fingiendo que estaba loco y llevando una corona se introdujo en el ágora. Allí, a los atenienses reunidos por el heraldo, leyó sus elegías compuestas sobre Salamina y los animó. Y de nuevo combatieron contra megarenses y los vencieron, gracias a Solón.[5]

     Dentro del período griego arcaico la mentalidad aristocrática –en los poemas homéricos, por ejemplo– va cambiando en forma paulatina en todos los ámbitos: político, social, poético; según señala Rodríguez Adrados hay un “hilo conductor […] el relativo a la idea de la justicia” (1966: 87). En Hesíodo aparece, desde el punto de vista significativo, una diferencia con relación a Homero, al concepto de aretē, la moral agonal y otros valores; esa diferencia apunta a la justicia como la verdadera aretē, que atañe a la moralidad humana general y no a una sola clase social. Dikē es la divinidad que protege al débil ante el fuerte, pero según Hesíodo, requiere del hombre el esfuerzo de la labor diaria, la dignidad que brinda el trabajo. Sin embargo, toda esa innovación no bastaba. Era necesario acceder a una igualación progresiva llevada a cabo por legisladores elegidos por la ciudad: Solón, por ejemplo, o por tiranos como Periandro, Clístenes, Pisístrato. “La idea de la pólis o ciudad estado […] promueve toda esta evolución ideológica”, prosigue diciendo Rodríguez Adrados (1966: 92). La pólis será el criterio de la conducta y de la aretē, aun para la clase de los nobles. Solón participa activamente de ese movimiento y lo pone de manifiesto en el texto de Eunomia. En contraste entre el orden y el des-orden trae aparejadas consecuencias funestas para los ciudadanos: cuando no hay reglas ni justicia en la pólis aquéllos caen inexorablemente en poder del tirano.[6]

     Tras el avance económico de la región, el contexto de los procesos Isonómicos los sitúa como enfrentados a una tendencia Tiránica que empieza a aflorar en las aristocracias. Al incrementar sus fuerzas económicas, las relaciones sociales han mostrado la unilateralidad de las legislaciones precedentes, puesto que el incremento económico de los sectores nobles va acompañado de un empobrecimiento generalizado en las clases más bajas de la sociedad. En el caso de la Atenas de Solón, éste acentuado desequilibrio social va acompasado de una esclavización progresiva de la ciudadanía, debido al sistema imperante de endeudamiento. Las deudas no sólo incluía tierras, de tenerlas, sino además el cuerpo propio y el de su inmediata descendencia quedaba comprometida. Tal degradación de la ciudadanía amenazaba con destruir las comunidades grecoarcaicas, teniendo en cuenta que basaban su defensa en el ejercito hoplita, compuesto por los ciudadanos.

     En términos “sociales”, al predominio creciente de una “clase” sobre la otra le corresponde el proceso de desquiciamiento por el cual explosiona la pólis entera. La stásis aparece y los cadáveres que ocasiona son la muestra de la transgresión. La “justicia” sería en este planteamiento esa ruina de la ciudad a causa de la hýbris; en la ruina, brilla el límite transgredido. Atendamos a que este esquema implica dos puntos de vista, distintos, aunque no contrapuestos: la perspectiva de cada figura, de cada “clase social”, cerrada en sí misma, y la perspectiva de la Dikē, que como tal pone en relación unas figuras con otras. Esta última perspectiva se identifica con aquel discurso en el que las figuras de los dioses aparecen para desarrollar la acción en esos mismos términos. Me refiero al de la poesía o la adivinación. Y Solón es, ante todo, un poeta, y es en virtud de ser eso mismo por lo que fue escogido por los atenienses como legislador. Como poeta, es decir, como aquel que se instala en el punto de vista de la Dikē, es como hay que pensar su obra legisladora. Así, cuando dice, en el poema que ha sido titulado Eunomia, que la pólis no caerá por maquinación alguna de Zeus o los dioses, sino que será a causa de los propios ciudadanos, que ceden a “la persuasión de las riquezas”, está sosteniendo un esquema como el mencionado anteriormente: la divinidad, el proceso de la Dikē, muestra la efectiva relación entre los excesos de unos y la ruina generalizada de todos. Los “jefes del pueblo”, se dirá, ocasionan una herida a “toda la ciudad”, una herida política, por así decir, debido a su adikós nóos, a sus proyectos “injustos”, unilaterales; es la hýbris de estos, por tanto, la que pone en marcha el proceso de reajuste de la Dikē, que implica la ruina que muestra los límites. Es este proceso, señala Solón, causado por esa administración “injusta” de la pólis lo que será su destrucción. A menos que se le ponga remedio.[7]

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