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COSMOVISIONES


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  4.434 Palabras (18 Páginas)  •  384 Visitas

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CAPÍTULO 1.

LAS PRINCIPALES COSMOVISIONES.

Cada persona tiene su propia cosmovisión, sus propias ideas respecto a las cosas, las personas, los valores y el mundo en general. Con frecuencia estas ideas subyacen en forma oscura, semi-inconsciente, fragmentaria y en continua evolu¬ción. Normalmente la cosmovisión de una persona evoluciona con la edad y los contactos culturales; las diferencias a lo largo de la vida pueden ser pasmosas, pero también se da el caso de personas que no evolucionan, sino que permanecen durante toda su vida con un criterio infantil. En este capítulo vamos a describir algunas cosmovisiones que se han dado a lo largo de la historia de la filosofía occidental. A partir de una poderosa idea central, el filósofo construye todo un edificio de conceptos que le sirven para explicar las cosas, la conducta de la gente, los valores, los cambios y el sentido general del universo. Estas cosmovisiones podrían aportar nuevas ideas en la cosmovisión del lector, pero también podrían tomarse como simples datos informativos. Una buena consecuencia durante este recorrido consistiría en caer en la cuenta de la enorme variedad de cosmovisiones sustentadas por la gente en diferentes épocas y culturas. Lejos de caer en la tentación del escepticismo acerca de la verdad de la filosofía, esta descripción nos podría llevar a una postura de mayor tolerancia y comprensión con respecto al modo de pensar de nuestro congéneres.

1. LA COSMOVISIÓN IDEALISTA DE PLATÓN.

Un modelo de cosmovisión idealista es la de Platón. La palabra idealismo, en el lenguaje cotidiano, suele referirse a la actitud impetuosa y juvenil que busca la realización de ciertos valores de orden superior. El idealismo de Platón está, en cierto modo, conectado con esa postura, pues su tema central reside en las Ideas (léase Valores), que constituyen un mundo aparte, perfecto, inmutable, eterno, espiritual, y que sirven como modelo de las cosas de este mundo material en que vivimos, que son materiales, sensibles, temporales, mutables e imperfectas.

Platón explica la relación de estos dos mundos con su famosa "Alegoría de la Caverna": unos prisioneros están encerrados en una caverna oscura. Sólo entra un poco de luz por una abertura. En el fondo se proyectan las sombras de las personas y animales que caminan afuera. Los prisioneros creen que esas sombras constituyen toda la verdad. Sucede entonces que uno de ellos logra escaparse y, después de acostumbrar sus ojos a la luz, percibe por primera vez la verdadera realidad, con colores y demás matices imperceptibles en las sombras. Vuelve con sus compañeros y les relata lo que ha visto. Los prisioneros no creen lo que cuenta y rechazan sus nuevos puntos de vista. Hasta aquí el relato; pero las conclusiones que obtiene Platón son muy importantes. Se trata de una analogía de los dos mundos: existe un mundo superior al mundo material que percibimos ordinariamente; ése es el mundo de las Ideas (o valores, diríamos en la actualidad). Las cosas que percibimos ordinariamente son apenas unas sombras de la verdadera realidad. Los filósofos son las personas que han percibido ese mundo de las Ideas; pero, cuando intentan describirlo ante la demás gente, sufren la incomprensión y el rechazo de la mayoría.

Así pues, Platón concibe dos mundos muy diferentes. El primero es visible, material, caduco e ilusorio. Es como una sombra del segundo, que es un mundo espiritual y perfecto; allí residen las Ideas, entes espirituales y subsistentes, es decir, no dependen de la mente humana para poder existir. Las Ideas son los modelos de las cosas terrenales, constituyen los auténticos seres y valores, al grado de que estas cosas mundanas vienen a ser como una sombra o pálido reflejo de la correspondiente Idea. El valor de las cosas de este mundo reside en su grado de participación con respecto al auténtico Ser, que está en las Ideas.

En el hombre también existe ese dualismo. Su esencia reside en el alma, espiritual e inmortal. Antes de nacer, cada individuo existía ya en el mundo de las Ideas, como espíritu o alma absorta felizmente en el conocimiento de esas Ideas. El cuerpo en donde se encarna es como una cárcel para el alma y, por lo tanto, la tarea del individuo consiste en purificarse o desprenderse de esa carga material. El cuerpo es el culpable de que el alma haya olvidado el conocimiento superior obtenido en el mundo de las Ideas antes de haber nacido. Así pues, según Platón, las ideas son innatas, las poseemos desde antes de haber nacido, pero están oscurecidas en la mente del individuo por la acción nefasta del cuerpo. Debido a esto no las recordamos con facilidad. Cuando percibimos las cosas de este mundo, gracias a su parecido con las Ideas, volvemos a recordarlas. Esta es la famosa teoría platónica de la anamnesis, cuya principal tesis afirma que "aprender es recordar".

Platón sostiene también la teoría de la metempsicosis, según la cual, el alma humana reencarna varias veces mientras se purifica completamente de lo material. Cuando esto se logra, cesa la cadena de reencarnaciones y se instala permanentemente en el mundo de las Ideas.

En esta cosmovisión, el punto central es el mundo de las Ideas. Su excelencia, su valor y su perfección destacan de tal manera que se pierde el valor de las cosas de este mundo. Podemos señalar algunas tesis positivas y algunos conceptos exagerados o de plano negativos. La excelencia y la superioridad del espíritu, la vida del alma que rebasa las fronteras del cuerpo, la existencia de valores independientes de la materia, la posibilidad de una trascendencia con respecto a este mundo, son afirmaciones que han proporcionado una cosmovisión llena de optimismo y de energía positiva para mucha gente. Desgraciadamente, junto a estas tesis se han colado otras con tinte negativo, como el desprecio del cuerpo y de la materia en general, así como la creencia de que el cuerpo es la cárcel del alma, y por tanto, constituye la raíz del pecado y de todo mal. Estos puntos de vista han provocado su correspondiente revancha en algunas cosmovisiones contem¬poráneas, como luego vamos a ver. La filosofía de Platón puede estudiarse con mayores detalles en mi libro: Historia de las doctrinas filosóficas, capítulo 7.

La crítica más acerva contra Platón ha sido sustentada por Nietzsche en el siglo pasado. Según este autor, la consecuencia fatal de las Ideas de Platón consiste en desviar la atención hacia otro mundo que no existe, con lo cual se pierde el valor de este mundo, que es lo único que tenemos. A este respecto véase una descripción profunda de las ideas de Nietzsche y su crítica demoledora en: Javier Hernández Pacheco: Friedrich Nietzsche, Editorial Herder.

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