Colombia Una Mirada Desde Las Ciencias Juridicas
jafetdelahoz25 de Noviembre de 2014
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De la oruga a la mariposa: Desarrollo evolutivo del niño y niña
De la Oruga a la Mariposa Para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita.
Ciclo de vida del ser humano: de la sombra hablada hasta la adolescencia
Autora: Carmen Escallón Góngora.
Médica Pediatra. Terapeuta de Familia
“Todo niño al nacer asume el haber nacido, el deseo de haber
aparecido en forma humana sobre la tierra, con independencia del
deseo del padre y de la madre”
Francoise Doltó
La vida del ser humano es un continuo transcurrir de nacimientos y muertes, formas diferentes de metamorfosis, de pasar de la quieta y misteriosa oruga a la extasiante y alada Mariposa. Es un ciclo que va desde los orígenes de lo humano, desde el misterioso homo sapiens hasta el homo sapiens sapiens, el mono que adquiere conciencia, es decir la capacidad de pensarse, de reconocerse, de comprender su mortalidad.
Ese legado filogenético le proporciona al humano la condición biológica del amor, una condición de vivir en el respeto por la especie y por las que le rodean. Legado que muchas veces ha sido pisoteado por la cultura, pudiendo afirmar hoy que el humano es biológicamente un ser inofensivo, no dotado de incisivos prominentes, ni de garras, pero aprende tempranamente a ser ofensivo para los semejantes, atacando con la palabra, con los actos y con el lenguaje corporal, hasta el punto de arrojar material nuclear sobre poblaciones enteras y destruir miles y miles de niños, jóvenes y viejos, por la avaricia y el odio.
El ciclo de vida del humano tiene una razón: conservar un planeta vivible y habitable para que siga la vida, un planeta que debe entregar conforme a la misma manera en que fue recibido un día de los antecesores los primates. Es esta la razón de la vida, pese a que algunos humanos han perdido el sentido de la vida y pretenden una vida dolorosa para ellos y los demás de su especie.
El ser humano desde sus orígenes inicia un ciclo que lo lleva a convertirse en una mariposa, para ello pasa por profundas transformaciones. En esas metamorfosis va denudándose y adquiriendo pieles cada día. Es así como el cuerpo se constituye en la pizarra donde está escrita la historia, la piel humana está poblada del ciclo vital, allí en ese tegumento está inscrita la estación uterina, la infancia, adolescencia y adultez, las ganancias y pérdidas, los encuentros y los desencuentros, los misterios, los asombros, los vacíos, las tristezas, la siembra, la cosecha, los abrazos y los abandonos.
El ser humano posee tantas muertes como nacimientos, va por la vida dejando pieles, y ganando sensaciones. Piel nueva que acaricia, que sana, que nutre. No es posible crecer sin crisis y para superarlas y superarlas con fortaleza, es indispensable saberse parte de una familia sana.
Durante el vivir, el ser humano se va encontrando con hechos que le asombran, que le estremecen, que le muestran el carácter sagrado de la vida. Vive momentos que le hacen introducir a su novela familiar un antes y un después. Cada paso de una etapa de la vida a otra, es una oportunidad de salvación y sanación natural, algo así como si el propio ser humano tuviese internamente sus posibilidades emancipadores y salvadoras.
El árbol para la mariposa.¡Quiéreme para que tenga el coraje de abandonarte!
La familia es determinante para acompañar al ser humano en su tarea de crecimiento y desarrollo. Es algo así como un árbol que debe dar sombra en los momentos en que el sol calcina, debe estar allí con sus ramas abiertas, debe permitir la identidad y la emancipación, tarea esta que se constituye en una de las principales funciones de la familia.
Existen familias flexibles que posibilitan las funciones mencionadas y las hay rígidas que llegan a encarcelar a sus miembros construyendo jaulas con invisibles barrotes de cristal, o con barrotes de oro, ligados al bienestar y la comodidad de los miembros a cambio de retenerlos allí. Estas familias impiden el paso de la oruga a mariposa, conteniendo como consecuencia miembros del sistema familiar, tristes, sumidos en la desesperanza y el olvido.
La familia colombiana tiene un papel protagónico ante la crisis social de tan alta magnitud: la de preservar la identidad, lograr en sus hijos raíces que se profundicen en el suelo de la vida y la adquisición de alas grandes, para así seguir haciendo sueños y creando vida.
La familia es un sistema en constante transformación y las transformaciones de cada uno de sus miembros determinan lo que se llama ciclo de vida de la familia. No tiene las mismas necesidades, fortalezas y debilidades una familia en formación con relación a una familia con un hijo escolar o adolescente, o las familias con nido vacío. La edad del hijo mayor determina la etapa que está viviendo la familia porque de cierta manera los padres, madres, hijos e hijas “estrenan” comunicación, sensaciones, dificultades, interacción y muchos otros elementos que hacen de cada una de las etapas un momento único y pocas veces repetible.
Es así que la familia desde su inicio hasta la muerte de los padres, madres y abuelos pasa por las siguientes etapas:
v Etapa inicial de la familia.
v Familia ante la gestación del primer hijo(a).
v Familia con hijo(a) recién nacido.
v Familia con hijo(a) preescolar.
v Familia con hijo(a) escolar.
v Familia con hijo(a) adolescente.
v Familia en plataforma de lanzamiento.
v Familia con nido vacío.
v Familia ante la vejez y la muerte de los padres.
El ser humano por su parte vive desde su aparición en el escenario de la vida hasta la muerte, diferentes etapas y son muchos los caminos que le permiten llegar a ellas; para efectos académicos las señalaremos de una manera secuencial e inexorable, aunque lo que vemos en el vivir, es que estas etapas además de estar determinadas por la edad cronológica, lo están por los cambios emocionales, sociales y ecológicos que vive un individuo:
v Estación de la Sombra Hablada
v Estación de la Oruga o Estación Uterina.
v Estación de la Crisálida o de Fantasía y Juego- Infancia-
v Estación de la Mariposa o Expansión de la Conciencia – Adolescencia.
v Estación de la Danza de la Mariposa o de Intimidad y Fabricación del Nido – Adultez Temprana-
v Estación de la Protección y Cuidado de las Mariposas y las Orugas -Adultez Madura.
v Estación de Regreso a la oruga – Adultez tardía y muerte.
La oruga
La sombra hablada y la estación uterina.
¿Cuándo empieza la vida? Es una pregunta necia, aunque no quiere decir que esta necedad no nos acompañe en este ensayo. La vida, ese espiral que empieza con la estación uterina, pero que bien puede empezar con el abuelo(a) y la muerte de él y el origen de una nueva vida. Colocar al abuelo al principio del ciclo o colocar en ese sitio al bebé intrauterino, es solo cuestión de conveniencia, de llevar un orden en el relato. No tiene importancia en ese continuo sagrado y permanente que es la vida.
La estación uterina, contiene al ser humano en formación desde antes de la concepción, en el momento en que es “una sombra hablada” cuando su padre y madre lo hacen humano con la aparición de sus primerísimas estructuras psíquicas, al soñarlo, al imaginarlo, llamarlo por un nombre, imaginar sus rasgos, sus sonidos, pensarlo habitante de la familia. Allí empieza esta mágica y trascendente estación que en el momento de la concepción se vuelve tangible. Unión de dos legados, dos historias, dos biografías contenidas en el óvulo y el espermatozoide, unión de dos huevos que cada minuto aumentan sus células, período llamado embriogénesis.
El medio uterino es decisivo para la formación física y emocional del niño(a). Existe una íntima relación entre el bienestar materno y el bienestar del bebé. Una madre que recibe caricias, que tiene un buen soporte emocional, dado por la familia, el grupo de amigos y el sistema laboral, es una madre que tiene mayor posibilidad de acunar a su cría, de brindarle un nido apropiado para que el bebé realice su tarea en las profundidades del nicho uterino.
El útero más que una cavidad biológica, es una cavidad musical, espiritual, cósmica, en ella el bebé baila durante nueve meses y en esa semi penumbra se comunica con la madre y con el mundo exterior. Allí construye el primer capítulo de su biografía, o tal vez el segundo, siendo el primero el de la historia de sus padres y abuelos.
El bebé en la estación uterina adquiere toda una serie de percepciones sensoriales, el tacto se estructura a partir de la 7ª semana, es decir desde este momento es capaz de tocar la pista donde ejecuta el baile. La piel, ese órgano sexual y sensorial por excelencia se forma tempranamente y va recogiendo los múltiples estímulos del medio. La piel del bebé es constantemente masajeada por el músculo uterino, estrechando de esta manera la relación madre- hijo.
Desde la semana 11ª, el bebé es capaz de activar el gusto y el olfato, al ingerir el líquido amniótico perfumado y saboreado por los múltiples estímulos maternos. Cuando al líquido amniótico se le agrega una sustancia amarga, el bebé sólo toma un poco y la ecografía ha permitido ver expresiones en la cara, mostrando su desagrado. Al respecto afirma el profesor Jean Pierre Relier,
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