Contrato Social
Enviado por jelnis • 17 de Febrero de 2014 • 5.524 Palabras (23 Páginas) • 433 Visitas
Objeto de este libro
El hombre ha nacido libre, y sin embargo, vive en todas partes
entre cadenas. El mismo que se considera amo, no deja por eso de ser
menos esclavo que los demás. ¿Cómo se ha operado esta transformación?
Lo ignoro. ¿Qué puede imprimirle el sello de legitimidad?
Creo poder resolver esta cuestión.
Si no atendiese más que a la fuerza y a los efectos que de ella se
derivan, diría: «En tanto que un pueblo está obligado a obedecer y
obedece, hace bien; tan pronto como puede sacudir el yugo, y lo sacude,
obra mejor aún, pues recobrando su libertad con el mismo derecho
con que le fue arrebatada, prueba que fue creado para disfrutar de ella.
De lo contrario, no fue jamás digno de arrebatársela." Pero el orden
social constituye un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás.
Sin embargo, este derecho no es un derecho natural: está fundado
sobre convenciones. Trátase de saber cuáles son esas convenciones;
pero antes de llegar a ese punto, debo fijar o determinar lo que
acabo de afirmar.
CAPÍTULO II
De las primeras sociedades
La más antigua de todas las sociedades, y la única natural, es la
de la familia; sin embargo, los hijos no permanecen ligados al padre
más que durante el tiempo que tienen necesidad de él para su conservación.
Tan pronto como esta necesidad cesa, los lazos naturales
quedan disueltos. Los hijos exentos de la obediencia que debían al padre
y éste relevado de los cuidados que debía a aquéllos, uno y otro
entran a gozar de igual independencia. Si continúan unidos, no es ya
forzosa y naturalmente, sino voluntariamente; y la familia misma no
subsiste más que por convención.
Esta libertad común es consecuencia de la naturaleza humana. Su
principal ley es velar por su propia conservación, sus primeros cuidados
son los que se debe a su persona. Llegado a la edad de la razón,
siendo el único juez de los medios adecuados para conservarse, conviértese
por consecuencia en dueño de sí mismo.
La familia es pues, si se quiere, el primer modelo de las sociedades
políticas: el jefe es la imagen del padre, el pueblo la de los hijos, y
todos, habiendo nacido iguales y libres, no enajenan su libertad sino
en cambio de su utilidad. Toda la diferencia consiste en que, en la
familia, el amor paternal recompensa al padre de los cuidados que
prodiga a sus hijos, en tanto que, en el Estado, es el placer del mando
el que suple o sustituye este amor que el jefe no siente por sus gobernados.
Grotio niega que los poderes humanos se hayan establecido en
beneficio de los gobernados, citando como ejemplo la esclavitud. Su
constante manera de razonar es la de establecer siempre el hecho como
fuente del derecho1. Podría emplearse un método más consecuente
o lógico, pero no más favorable a los tiranos.
Resulta, pues, dudoso, según Grotio, saber si el género humano
pertenece a una centena de hombres o si esta centena de hombres pertenece
al género humano. Y, según se desprende de su libro, parece
inclinarse por la primera opinión. Tal era también el parecer de
Hobbes. He allí, de esta suerte, la especie humana dividida en rebaños,
cuyos jefes los guardan para devorarlos.
Como un pastor es de naturaleza superior a la de su rebaño, los
pastores de hombres, que son sus jefes, son igualmente de naturaleza
superior a sus pueblos. Así razonaba, de acuerdo con Filón, el emperador
Calígula, concluyendo por analogía, que los reyes eran dioses o
que los hombres bestias.
El argumento de Calígula equivale al de Hobbes y Grotio. Aristóteles,
antes que ellos, había dicho también2 que los hombres no son
naturalmente iguales, pues unos nacen para ser esclavos y otros para
dominar.
Aristóteles tenía razón, sólo que tomaba el efecto por la causa.
Todo hombre nacido esclavo, nace para la esclavitud, nada es más
cierto. Los esclavos pierden todo, hasta el deseo de su libertad: aman
1 “Las sabias investigaciones hechas sobre el derecho público, no son a
menudo sino de la historia de antiguos abusos, cuyo demasiado estudio da por
resultado el que se encaprichen mal à propos los que se toman tal trabajo
(traites des intèrêts de la France avec ses voisins, por el marqués de
Argenson, impreso en casa de Rey, en Amsterdam) He allí precisamente lo
que ha hecho Grotio.
la servidumbre como los compañeros de Ulises amaban su embrutecimiento3.
Si
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