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Ética y política

¿Cómo juega el discurso de la ética en la sociedad democrática?

Es muy importante porque el poder se puede legitimar con el discurso de la ética, donde el autor puede aparentar tener esos ideales el suficiente tiempo como para lograr sus cometidos (puede ser una maniobra para tener de su lado los elementos que necesite).

Moral

La moral ayuda a la regulación de las personas en las sociedades, esto por medio de valores y normas que todos los individuos han de llevar a cabo. La moral es una construcción social, que cambia con el paso del tiempo y de lugar en lugar; lo que en algunos lugares es considerado como inapropiado en otros puede no serlo.  

Ética y política en la sociedad democrática

La corrupción es un elemento que siempre ha estado relacionado a la política, en específico, con los actores políticos, es por ello que, la sociedad ha buscado la forma de corregir las faltas morales de la política.

En la época moderna con el desarrollo del mercado, se marca una diferencia entre lo público y lo privado, por lo que el poder se ya no se encuentra contenido en la ética; surgen dos tipos de ética, una publica y una privada, “una sola ética, válida para la actividad política como para cualquier otra actividad” (Weber, 1984: 160)”. Debido a esto en la modernidad, un buen gobierno será aquel que sea capaz de mantener el poder; no todo aquello que se vea como malo será una amenaza, y no todo aquello que se vea bueno será aliado (69, Schmitt).

El estado es el único que puede ejercer violencia legítima y cuando el estado democrático de masas logro su conformación esa represión aumento aún más. La razón jugo un papel muy importante en la estructuración de la ética pública, eliminando la autoridad extrema. Con la razón surge un sujeto moral autónomo.

La democracia de masas tuvo distintas aceptaciones, pero el que las tuviera era signo de no había un criterio objetivo que justificara la superioridad de una idea por encima de las otras.

La ética será un discurso legitimador de la democracia; “una ética política y una teoría de la legitimidad democrática y de los derechos básicos” (Cohen y Arato,1995: 351). Sin embargo, las ideas de estos autores son diferentes a el pensamiento de los autores más escépticos que aseguran que en realidad se busca encubrir las relaciones de poder. Pueden servir para que el discurso sea exitoso, sin la necesidad de ser verdadero, solo hacerlo parecer creíble.

Puede que las acciones cometidas por los gobernantes sean para satisfacer sus deseos, pero ello no significa que sean mala, porque benefician a la sociedad.

Weber considera necesario distinguir dos tipos de ética: de convicción y de responsabilidad. “La ética de la responsabilidad y la ética de la convicción no son términos absolutamente opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hombre que puede tener ‘vocación política’” (Weber, 1984: 176). De la primera toma los valores y de la segunda la forma de adecuarse; de esta manera se lograrán complementar. Pero tal como señalan Novaro (2000: 188) y Roth (1963: 254), si la ética de la convicción es mala o incompetente dejara de ser representativa y no generara cambio alguno.

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