Critica Del Derecho Positivo
zurbi9 de Octubre de 2011
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ANÁLISIS SOBRE EL PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DESDE EL MODELO SOCIALISTA VENEZOLANO
Los antecedentes que enmarcan nuestra historia muestran que las causas de las situaciones de apremio económico y de violación de la soberanía, han venido siendo causadas por el infame manejo de los recursos económicos que ingresaban al país, durante los mandatos entre las décadas del 30 al 90. Así, podemos ver como los intereses particulares de turno se repartían a conveniencia los recursos que percibía el estado por concepto de las ventas petroleras, incrementando una deuda pública que seguía siendo utilizada en cualquier actividad menos en lo que debía serlo, pues se suponía que dichos recursos, entregados engañosamente por capitales extranjeros, serian destinados al fortalecimiento de los planes productivos y sector social del país. Al punto de que Venezuela fue objeto de un bloqueo marítimo desde 1902 a 1903 durante el gobierno de Cipriano Castro, como medida de represión por el incumplimiento de los pagos de la deuda, además por supuesto de representar una manifestación más de la intervención extranjera y una agresión a la soberanía.
Aun cuando quedó claro que las condiciones que provocaron esta penosa situación eran abusivas en contra del país, no por ello se detuvieron las acciones destructivas contra la economía nacional. Al contrario, al tener en los gobernantes y altos funcionarios del Estado fuertes aliados, las grandes potencias mundiales siguieron en su afán por apoderarse de los recursos que con todo y los problemas que afrontaba el país se seguían generando. Empresas extranjeras fueron altamente beneficiadas para el saqueo de nuestros recursos, ante la convenientemente indiferente vista de los representantes del poder nacional. Esto generaba la engañosa visión de que Venezuela no necesitaba de solicitudes de recursos al exterior, porque su economía se encontraba estabilizada y en franco crecimiento, cuando la realidad era que se desatendía por completo el compromiso con la sociedad y se extraían del país todos sus recursos por apenas insignificantes regalías. Al punto de que después de la década de los 30 comenzó nuevamente a endeudarse al país para poder al menos cubrir las según hasta entonces obligaciones que los gobiernos predecesores negaban su existencia.
Los intereses extranjeros tenían preferencia sobre la inversión social o en cualquier campo nacional. Se trataba de complacer los gustos de quienes aparecían como los únicos auxilios posibles para un aparato productivo poco rentable y generador de pérdidas. El resultado fue para el año de 1973, de una deuda externa que alcanzaba la cantidad de 3.613 millones de bolívares en 1973 y aumentó a más de 100.000 millones de bolívares a finales de 1979. Todo esto habiendo vivido Venezuela uno de sus mejores periodos de bonanza, pues los precios de su principal producto como es el petróleo, superaba los 14 dólares americanos. Es decir, que mientras más ingresos obtenía el estado por la alta productividad del mercado venezolano, menos se beneficiaba el habitante denominado “común”, quien era el que debía sobrevivir a situaciones de precario trato como ciudadano y además, como todavía puede verse en países como Grecia y España, es ese habitante el que debía responder por los malos usos que se le den las finanzas públicas. En efecto, era condición casi única de los organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que para poder entregar recursos ya de por si fraudulentos a una administración nacional que no los necesitaba, debían implementarse medidas en el sector económico productivo del país que afectaban de forma grotesca a las clases sociales más bajas, ante la mirada indiferente de gobernantes propios y organismos internacionales.
Nuestra condición económica actual, favorecida delante de muchas economías a pesar de la actual crisis mundial de los países capitalistas, es reflejo de las políticas exteriores que se han concentrado en lograr una independencia a nivel político, tratando de cumplir siempre con el compromiso social de llevar a la población ante todo, el máximo de beneficio posible. La política exterior actual del país trata de involucrar al sector productor privado, a fin de garantizar la participación de tan importante sector en el cumplimiento del compromiso social, pues son las empresas públicas y privadas las que deben suministrar a la población un trato justo y un nivel económico que le permita al ciudadano alcanzar satisfacer sus necesidades.
Por ser Venezuela el principal productor de petróleo de América Latina y una de las más grandes reservas a nivel mundial de hidrocarburos, reviste gran importancia para los países que son grandes consumidores como los Estados Unidos de Norteamérica, con quienes nuestras relaciones han estado en la palestra pública internacional, ya que representan un punto neurálgico para muchos sectores económicos del mundo. Dicho país representa el principal socio y la principal fuente de ingresos por concepto de la venta de petróleo lo que siempre ha hecho sentir a nuestra economía cualquier repercusión en materia política que tengan las relaciones diplomáticas. Se ha visto que el interés del gobierno nacional no es el de cerrarse a las oportunidades de inversión y de participación extranjera en el desarrollo económico, siempre y cuando se respeten las condiciones de soberanía y de justa distribución de los beneficios que involucra la explotación de los recursos no renovables, además de que se garantice la inversión social y el justo trato a la mano de obra nacional. Así mismo, resalta el hecho de que actualmente Venezuela promueve por medio de su política exterior la integración de países vecinos, con miras a lograr un mecanismo que permita tener igualdad en los asuntos internacionales ante los poderosos organismos que representan los intereses de grandes potencias con quienes antes nos veíamos en desventaja.
Las constantes alocuciones del gobierno venezolano por una mayor y mejor integración regional han dado como resultado la creación de organismos regionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), lo que ha permitido a la región enfrentar de cerca y con mayores condiciones de igualdad problemas de sus países y crear una estrecha relación política, comercial y social que permita a nuestros países salir de los problemas heredados por la mala injerencia de las grandes potencias mundiales. Otro ejemplo es la creación de la Unión de Naciones Suramericanas, que persigue el desarrollo integral en lo político, social, económico, cultural, financiero, ambiental y de infraestructura. Es decir, las políticas exteriores de nuestro gobierno, se encaminan hacia la producción de un estado sólido que permita a las personas contar con los medios para su desarrollo integral, dando valor al carácter humano. La creación de estos organismos regionales va garantizar también que en materia fronteriza los asuntos puedan ser discutidos con igualdad de condiciones, evitando posibles agresiones para buscar un equilibrio como estados soberanos e independientes, siendo cada país capaz de exponer con libertad sus asuntos en esta materia.
Es por ello, que le creación de organismos regionales de este tipo contribuye también al fortalecimiento de los derechos de soberanía de cada estado, ya que en materia de seguridad y defensa se persiguen acuerdos de cooperación entre los miembros, ya sea en caso de vigilancia como en el caso de agresiones. Se busca alcanzar un nivel de confianza mutua que permita a las fuerzas armadas de los integrantes tener y manejar conceptos comunes para la defensa de la región que permitan tener una seguridad integral, es decir alcanzar objetivos que favorezcan a todos como por ejemplo evitar conflictos, atacar al narcotráfico y colaboración para controlar el gasto en adquisición de material bélico. Todo esto permite a los estados aumentar sus capacidades multilaterales para la solución de situaciones y el establecimiento de un estado de seguridad garantizado. Por supuesto, todos los estados miembros no tienen los mismos problemas, pero se comprometen a colaborar sin afectar su soberanía en la resolución de esto, con el fin de solidificar, por encima de los obstáculos puestos por intereses adversos, las relaciones y el desarrollo socio productivo de la región, factor este que permite afrontar crisis que puedan amenazar con afectar al país. Debemos pensar en afianzar estas políticas de cooperación con el fin de obtener nuestro propio modelo de defensa y desechar así los patrones o agendas impuestas o asumidas erróneamente de países que disfrazan sus intereses coloniales con intensiones de supuesta cooperación, tal y como ocurría en el pasado.
Como parte de los acuerdos después de la segunda Guerra Mundial, en 1947, los países americanos firmaron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento jurídico que pretendía crear un mecanismo multilateral de defensa contra agresiones que provinieran tanto desde el mismo continente como las provocadas dentro de 300 millas a partir de la costa. Esto siempre y cuando no se vea afectada nuestra soberanía o puesto dicho tratado al servicio exclusivo de intereses injustos, pues a pesar de haber sido invocado muchas veces, particularmente durante el bloque a la República de Cuba en 1962, la guerra de las Malvinas en 1982, no fue practicado y aún continua como herramienta poderosa para defensa de intereses estratégicos. De nuestro gobierno han surgido propuestas de un debate al plantear el problema de la defensa colectiva de los Estados en procesos de afirmación de sus soberanías, rescate de su plena independencia y de profundos cambios de
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