Dilema ético: ¿matar a los culpables o a los inocentes?

I. INTRODUCCIÓN.

Comencemos esta introducción definiendo, ¿Qué es un dilema ético?

Bueno, un dilema ético es aquella situación en la que se hace presente un aparente conflicto operativo entre dos imperativos éticos en forma tal que la obediencia a uno de ellos implica la transgresión del otro. En pocas palabras, se denomina dilema ético cuando un individuo tiene razones para llevar a cabo dos acciones (o más), y cada una de ellas favorece un principio diferente, y no es posible cumplirlas sin violentar alguno de ellos. De esta forma, el individuo está en una situación en la que está condenado a cometer una falta: sin importar lo que haga, hará algo “equivocado” o faltará a una obligación.

En bioética, este tipo de dilemas son un conflicto de valores morales, para los que no hay una respuesta correcta o incorrecta, ya que son perspectivas totalmente diferentes, en este caso, la decisión que para alguien podría ser la correcta, para otra persona no podría ser así. Sabiendo esto, podríamos decir que un instrumento clave para resolver este conflicto es el diálogo, el cuál sirve para articular y resolver dilemas relacionados a la salud, el clima, la tecnología, la biología y en general, la relación entre los seres vivos.

II. CASO: “Experimento social: ¿matar a los culpables o a los inocentes?”.

Las películas de acción en ocasiones nos presentan situaciones demasiado dramáticas y que de forma usual, muestran acciones que nos dejan al borde del asiento, pensando “¿qué haría yo en el lugar de ese personaje?”.

En la película “Batman: el caballero de la noche”, dirigida por Christopher Nolan, se nos presentan diversos dilemas éticos que ponen en duda la veracidad del superhéroe en juego, Batman.

Cerca del tramo final, hay un dilema que se presenta (y que personalmente me gusta mucho); dos barcos están llenos de explosivos, en uno viajan personas normales de la ciudad, personas con una moral intachable, huyendo del caos que ha creado el criminal (El Guasón), y en el otro barco viajan criminales y presos trasladados de la prisión en la que estaban para evitar una posible fuga.

El juego que propone El Guasón para demostrar que en cada ser humano hay una parte malvada y egoísta dentro de ellos, es que dentro de cada barco deja el detonador de los explosivos, pero del otro barco, dándole a la gente que está dentro de cada barco la opción de salvarse si aprietan el detonador y hacen explotar el barco donde no están ellos. Para complicar más “el experimento social”, les da un límite de tiempo de 30 minutos, donde pasado el tiempo, él explotaría ambos barcos si no explota uno antes.

Básicamente, El Guasón les da el poder de miles de vidas en sus manos, puesto que tienen que ser seres egoístas y pensar en su propio beneficio para salvar sus propias vidas, envueltos en la desesperación de no saber que escoger o que elegir en ese corto tiempo.

III. ANÁLISIS: Dilema bioético.

¿Cómo podríamos comenzar con el análisis del dilema ético de esta situación? En la mente perversa de El Guasón, en el momento que llegue el tiempo límite, él piensa que ambos barcos explotarán a la vez, pues las personas ahí dentro están llenas de desesperación, incluso planteando el prevalecer el egoísmo por encima de todo (es una idea que se plantea en toda la película).

¿Explotar el barco contrario, que está lleno de personas (presos o gente libre de cualquier delito) para salvar sus vidas? En el planteamiento del dilema de los barcos, El Guasón estima un macabro juego en el que el beneficio de pulsar el detonador es mucho mayor que no hacerlo.

De hecho, resalta la idea de la supervivencia por encima de todo, eso es lo más (y podría decir, lo único) importante y que una vez que se juega, lo mejor para cualquiera de los dos barcos es hacer explotar el otro.

En la escena nos muestran los dos distintos escenarios: la histeria y la desesperación comienzan a inundarlos, a llenarlos de pavor y de miedo, por un lado los ciudadanos se ven envueltos en una enorme histeria colectiva, la cual los obliga a actuar de forma hastiada; los presos comienzan a alborotarse, los guardias

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