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EL MARXISMO


Enviado por   •  20 de Marzo de 2013  •  Ensayos  •  3.235 Palabras (13 Páginas)  •  298 Visitas

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EL MARXISMO

Pocas personas han marcado tanto el curso de la historia como Marx. Su figura es una de las más controvertidas de la historia de la filosofía, su pensamiento ha sido de enorme trascendencia en el ámbito social, político e ideológico y ha iluminado a muchos de los filósofos más importantes del siglo XX. Marx es heredero de tres corrientes de pensamiento:

a) La tradición alemana, especialmente la filosofía de Hegel, en sus años universitarios.

b) La tradición francesa: el socialismo utópico, producto de la Ilustración, que Marx conoció en su exilio de París.

c) La tradición inglesa: la economía clásica que estudió en el Museo Británico durante sus años pasados en Londres.

Fue un gran analista de la realidad social de su tiempo y se mantuvo al tanto de los cambios históricos, políticos y científicos que se producían en el mundo. Ya en París, pero sobre todo en Inglaterra se hizo consciente de la nueva situación del obrero industrial.

La tradición alemana: la filosofía hegeliana

La filosofía de Hegel tuvo dos epígonos: las llamadas derecha e izquierda hegelianas.

La derecha hegeliana hacía una lectura teológica de Hegel contribuyendo así a justificar el Estado burgués como racional, ya que “todo lo real es racional” en el sistema hegeliano. La Escuela de Tubinga es representativa de esta tendencia.

La izquierda hegeliana tomó los elementos críticos y dialécticos de la filosofía de Hegel en lo político y en lo religioso. La realidad presente es sólo un estadio transitorio de la realidad que ha de ser críticamente superada. Pero esa crítica aún se sitúa en la línea de la Ilustración, que, a juicio de Marx no es capaz de llegar a la raíz de los problemas, a las causas materiales de la situación criticada. Sus principales representantes son Bauer y Feuerbach.

Marx se sitúa contra la derecha y la izquierda hegelianas: contra la primera porque justifica el orden existente e impide transformarlo si aceptamos que las concreciones históricas son un momento de la manifestación de la razón. Contra la segunda, pese a las simpatías que siente por Feuerbach, porque cree insuficiente su crítica a la religión y a la política hechas desde la teoría. Le falta dimensión práctica: Marx tiende a un pensamiento capaz de explicar la historia y de criticarla para descubrir sus causas materiales y orientar su cambio.

Para situarse frente a la realidad social en oposición a la filosofía de Hegel, Marx desarrolla el concepto de alienación en su obra Manuscritos económicos y filosóficos. La alienación básica, la que propicia los demás tipos de alienación, es la alienación económica: el trabajo que proviene de la división de la sociedad en clases, de la oposición entre capital y trabajo y, de la propiedad privada. El ser humano, en sus acciones se exterioriza y se objetiva en lo que hace. En el trabajo, que es el rasgo específico del ser humano, transmite al objeto que produce una parte de sí mismo, se aliena en el objeto. El objeto es, de este modo, obra suya. Mientras el ser humano es productor y consumidor de sus propios productos, se reconoce en éstos y, al consumirlos, se supera la alienación que se había dado.

Ahora bien, en la sociedad capitalista no sucede esto, sino que el producto del trabajo del obrero no pertenece a quien lo ha hecho, es propiedad de otro, y por este motivo le resulta ajeno y extraño; así el objeto producido se enfrenta al productor como un poder ajeno a él. Ésta es la situación de alienación: el hombre se pierde a sí mismo en el objeto producido por el trabajo. De este modo, los humanos, lejos de realizarse en el trabajo se cosifican, se convierten en mercancía y como tal son tratados. De ahí nace su deshumanización y pérdida de libertad.

De la alienación económica surgen otras formas de alienación: la alienación social –división de la sociedad en clases- y la alienación política –división entre sociedad civil y Estado- Estas formas de alienación, económica, social y política tienen sus últimas ramificaciones en la alienación religiosa y la filosófica. Ambas las presenta Marx como justificaciones ideológicas de las restantes formas de alienación.

La tradición francesa: el socialismo utópico

La crítica de los socialistas utópicos (Saint-Simon, Fourier) contra el sistema capitalista era, a juicio de Marx, ideal y abstracta, pues no afrontaba la realidad económico-social burguesa. Hay que analizar la sociedad industrial del momento, no con abstracciones sino en lo concreto, con el fin de captar las contradicciones internas de su funcionamiento. Esta comprensión nos hace entrar en el movimiento real de la historia e influir eficazmente en sus tendencias progresivas. Es lo que Marx y Engels llamaron el paso al socialismo científico, que aprovechando los factores reales, dirigirá la sociedad hacia el socialismo.

La Revolución industrial había introducido la máquina en la primera mitad del siglo XIX. Bajo criterios ilustrados, la máquina era un bien social, una aplicación de la razón que debía contribuir al progreso, al bienestar y a la libertad. Así lo presentaban los ideólogos de la sociedad industrial. Pero la realidad que Marx conoció en París mostró que el maquinismo enriquecía únicamente a los capitalistas y dejaba en una situación dramática y miserable al obrero: jornadas de catorce horas, trabajo infantil, salarios de hambre, pésimas condiciones de higiene, etc. En lugar de ser fuente de bienestar, el trabajo producía esclavitud y empobrecimiento general. En el mundo del trabajo y de la producción Marx verá las contradicciones sociales y ello le llevará al estudio de la economía política para descubrir sus claves y dirigir la transformación social.

La tradición inglesa: la economía clásica

Del estudio de los economistas clásicos ingleses –Adam Smith y David Ricardo- Marx extrae un bagaje conceptual para elaborar su propia teoría. Estos economistas hablaban de tres factores que confluyen como fuentes de riqueza y bienestar en el proceso económico: la naturaleza, el trabajo y el capital. Marx afirma que la única fuente de riqueza es el trabajo, pues la naturaleza puede ser dominada fácilmente con la técnica y el capital sólo es trabajo acumulado y no consumido.

El error de los economistas clásicos consiste en declarar naturales las leyes de la economía, como por ejemplo que el obrero

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