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EL MITO DE LA CAVERNA

guaaaaaaa30 de Marzo de 2015

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Este texto pertenece al libro VII de República de Platón. En concreto este texto representa el mito de la caverna.

Platón es uno de los filósofos más grandes de todos los tiempos. Para muchos, el más grande. Su obra no sólo ha inspirado directa o indirectamente toda la historia del pensamiento sino que sigue (y seguirá) siendo fuente de inspiración y frescura filosófica para las posteriores generaciones. El atractivo de su pensamiento no estriba exclusivamente en lo que es estrictamente "filosófico"; rasgos como la perfección dramática de sus diálogos, la belleza de sus metáforas y mitos, la finura de las descripciones psicológico-morales y socio-políticas, el sentido del humor, sus intuiciones místicas, etc., hacen del pensador una figura de interés cultural general y no sólo filosófico. Además, la intención "no sistematizable" (Carta VII) del pensamiento platónico motivó el rechazo de un lenguaje "técnico" filosófico capaz de operar por sí mismo en el plano de la razón pura especulativa, al estilo de Aristóteles, Santo Tomás, Kant, etc. y alejado de la vida concreta de cada individuo y de cada comunidad histórica.

CAPITULO I

PLATÓN

El nombre real de Platón era Aristocles. Su apodo “Platón” podría deberse al ancho de sus hombros, resultado del entrenamiento que realizaba para la lucha, o al tamaño de su frente.

Nació en el 427 a.C. y maduró en pleno declive de la ciudad de Atenas. Platón era el más joven de los hijos de Aristón y Periccione. Tuvo dos hermanos, Adimanto y Glaucón; y una hermana llamada Potone. Ambos padres provenían de familias ricas y famosas de Atenas. Siendo joven Platón, murió su padre y su madre se volvió a casar. Es posible que Platón conociese a Sócrates cuando era joven, ya que Carmides, el hermano de la madre de Platón, era amigo cercano de Sócrates.

Platón estuvo en servicio militar desde el 409 a.C. hasta el 404 a.C. Sin embargo, su idea era hacer una carrera política más que una militar. Al final de la guerra del Peloponeso se unió a la oligarquía de los Treinta Tiranos, uno de cuyos jerarcas era Carmides, el hermano de su madre. Pero al no aprobar los actos violentos de dicha oligarquía, pronto la abandonó.

En el 403 a.C. tuvo lugar la restauración de la democracia en Atenas. Sin embargo, parecía haber abandonado sus ambiciones políticas, por lo que no volvería a entrar en la política. Especialmente tras la injusta ejecución de Sócrates en 399 a.C. Suceso que le llevó a creer que los estados estaban mal gobernados y decidió que no volvería a ejercer la política.

Realizó tres viajes a Siracusa, y en su primera vuelta a Atenas, alrededor del 387 a.C., fundó la Academia, institución dedicada a la investigación y a la instrucción en filosofía y ciencia. Se había sentido decepcionado por los estándares de quienes ejercían el poder público, por lo que esperaba formar en su Academia a jóvenes que pudiesen mejorar el liderazgo de las ciudades de Grecia. La Academia de Platón existió hasta el 529 d.C. cuando fue cerrada, después de 900 años, por el Emperador Cristiano Justiniano, asegurando que era un establecimiento pagano.

Finalmente, Platón murió en el 347 a.C., a los 80-81 años de edad, dedicándose en sus últimos años de vida a impartir enseñanzas en la Academia.

CAPITULO II

MITO O ALEGORÍA DE LA CAVERNA

DESCRIPCION

Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.

Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio", metáfora que encarna la idea de Bien.

La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.

CAPITULO III

PLATÒN

En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones relativas a la teoría del conocimiento. Pero tiene también claras implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología, la antropología e incluso la política y la ética; algunos intérpretes han visto también implicaciones religiosas.

La descripción del mito tal y como lo narra Platón en “República” se articula en varias partes:

1. Descripción de la situación de los prisioneros en la caverna.

2. Descripción del proceso de liberación de uno de ellos y de su acceso al mundo superior o verdadero.

3. Breve interpretación del mito.

I. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LOS PRISIONEROS

Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.

En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.

II. PROCESO DE LIBERACIÓN DEL CAUTIVO

A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero.

1. En el mundo subterráneo.

Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas cuyas sombras había visto antes. Se encontraría confuso y creería que las sombras que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada hacia los objetos antes percibidos.

2. En el mundo exterior.

Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna. Finalmente percibiría el sol, pero no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.

Al

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