EL NACIMIENTO DE LA ÉTICA, DEL HOMBRE Y EL OTRO

EL NACIMIENTO DE LA ÉTICA, DEL HOMBRE Y EL OTRO

Juan David Aguirre Metaute

“Nacemos humanos pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo. ¡Y se da por supuesto que podemos fracasar en el intento o rechazar la ocasión misma de intentarlo!”

Fernando Savater

Al nacer, necesitamos del Otro para significar lo que somos, y lo que seremos; nacemos humanos y estamos en el deber de ratificarlo y además, corroborarlo. No sólo nuestro nacimiento biológico sirve de antesala para llegar a serlo, es menester por supuesto, poseer un cuerpo, en tanto éste es significado por la interacción con los otros, y por lo tanto es víctima de un sometimiento prematuro, de una violencia simbólica de la cual él mismo es culpable.

Ocurre entonces, un primer nacimiento necesario, el cuerpo, éste, es víctima del lenguaje, y por lo pronto será víctima de un segundo nacimiento que le precede, el reconocimiento del Otro como un otro existente, es decir, como un Ser Humano, de hecho, el camino a recorrer es áspero, tal vez doloroso, la obtención del lenguaje bajo la opresión del Otro será su arma más eficaz en el devenir del sujeto.

El sujeto es efecto del lenguaje ; reiterará Lacan, pero su condición de humano es condición necesaria, y no sólo eso, en la interacción con los otros, el sujeto consecuencia del significante, deberá recurrir a la demanda que la sociedad le tiene para cuando nazca, y para ello, en el vínculo que le antecede se le ofertará un sometimiento a la generalidad, antes que su particularidad, y esto será condición necesaria para ser aceptado por el Otro.

Por lo tanto, el sujeto nace para ser Humano, y los demás provocan vertiginosamente dicho ideal; en el proceso, el sujeto significará todo cuanto vea, y viva; su experiencia y la obtención de creencias, pensamiento y opiniones, acarrearan sobre él, el látigo que la lengua y el lenguaje le han provisto, hasta en su contra será usado. Como tendrá que doblegarse, abyecto sucumbirá ante el lenguaje, éste le ordenará, lo condicionará y convertirá en deidad, en una trayectoria épica, pero no todos vislumbrarán el poder del lenguaje, cabizbajos perecerán.

Asimismo, éste nacimiento es condición necesaria de la ética, y con ello la norma es la que surge como un manual de sometimiento entre los hombres; de hecho, y aludiendo a Mary Midgley, esta autora expresa, en consonancia con el origen de la ética, toma a Hobbes como ejemplo para tratar de responder a dicho origen afirmando que hubo un momento hipotético donde los hombres se reunieron, dando como causalidad la catástrofe y yuxtaponiendo un momento donde el hombre vagaba solo por el mundo o el estado egoísta, es decir, la norma emerge en esa reunión, y con ello la ética indispone a cada nuevo ser humano.

DE SER HUMANO A DISCENTE, MAESTRO Y OTRO

“En efecto, los educadores hoy parecen poco dispuestos a soportar el ejercicio de la función civilizadora y, en contrapartida, exigir a los sujetos ese duro trabajo”

Violeta Nuñez

En consonancia con lo anterior, el proceso civilizador es la premisa del ideal de Ser Humano, por tanto, éste deberá acudir a su precoz formación, que da sus inicios en las instituciones creadas por la sociedad, así como; la familia, la escuela, la religión, el estado, etc. En ese vínculo con otro se encuentra intrínsecamente la formación de las partes, y viceversa, por lo pronto, el Otro ya reconocido tendrá la potestad de reconocer a los nuevos nacidos, inhibiendo el goce, o mejor, regulándolo, en procura de la otredad, de ser otro de sí mismo, he aquí donde la ética entre a jugar un papel hegemónicamente preponderante, o mejor aún, la moral, que en palabras de Fernández Buey la define como “es el comportamiento o conjunto de comportamientos y normas de conducta que consideramos generalmente válidos” , y estas prácticas son las que determinarán la aceptación dentro de la sociedad y/o en caso contrario será considerado un desviado de la norma. A todas éstas que Palacios argumente respecto de la moral, “de allí nuestra intención de poner a circular significados, valoraciones y lo que denominamos como bienes de la cultura y la sociedad” confirmando lo previamente mencionado.

Ese otro, el maestro, tiene la fatídica pero ilustre tarea de hacer emerger al sujeto, eyectarlo a la civilización,

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