Nacimiento Y Evolución Del Hombre
Vcarrillo98914 de Mayo de 2014
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Los primates evolucionaron por mucho tiempo, hasta llegar al género Australopithecus, que son los homínidos más cercanos a nuestro género el Homo.
El 25 de octubre de 2000 en Kenia, un grupo de paleontólogos kenianos y franceses descubrieron los restos más antiguos encontrados de nuestros ancestros, un homínido de seis millones de años de antigüedad.
Actualmente se han identificado varias especies diferentes, agrupadas baja la denominación australopitecinos: el Australopithecus ramidus, anamensis, afarensis, africanus, robustus, graciles, bahrelghazali, boisei yaethiopicus. Estos habrían aparecido aproximadamente 4,5 millones de años atrás, extinguiéndose hace menos de un millón de años. Como los hallazgos de restos de homínidos se concentran en África oriental y meridional, se cree que fue en ese continente donde se desarrollaron.
Hace dos millones de años, una de las variaciones de los homínidos se parecía más al ser humano que a los Australopithecus. Se trata del denominado Homo habilis -hombre hábil-. Los hallazgos arqueológicos indican que medían un metro, tenían brazos muy largos, una cabeza mucho más redondeada y un cerebro mayor. Los huesos del cráneo eran más delgados, las manos eran semejantes a las nuestras, y los pies, como los actuales. La mandíbula era menos maciza, por lo que ya no se parecían tanto a los simios.
El Homo habilis fue la primera especie con un cerebro lo bastante desarrollado como para ser capaz de dar forma a una piedra: la golpeaba para dar forma a herramientas útiles. Fue el primero que uso plenamente sus manos. Pudo haber sido más cazador que recolector.
Alrededor de 1.600.000 años atrás, apareció el Homo erectus -hombre erguido-. Fue el primer homínido corpulento y pesado, como los hombres actuales. Podían alcanzar 1,8 metro de alto y pesar unos 80 kg. Tenían un cerebro más grande, que les permitió crear útiles de mayor calidad y ser grandes cazadores.
Se cree que la desaparición de los australopitecinos se debe a la dura competencia por conseguir alimentos que sostuvieron con los H. habilis y los H. erectus, que contaban con útiles herramientas y una mayor inteligencia, que les pudo haber permitido trabajar en equipo. Es probable que el Género Homo haya exterminado a sus predecesores.
Las glaciaciones y el poblamiento global
La situación climática y física de la Tierra cambió drásticamente hace 600 mil años, cuando inmensas masas de hielo cubrieron gran parte de los continentes, iniciándose la primera de una serie de eras glaciales.
Cuando los glaciares estaban en su máximo apogeo, el nivel de las aguas descendió unos 90 metros, dejando aflorar plataformas continentales en las zonas costeras, que funcionaron como puentes que permitieron el traslado del H. erectus, probablemente persiguiendo manadas de animales, desde África a Asia, y de allí al archipiélago indonesio en el océano Pacífico.
El frío los obligó a adoptar nuevas costumbres. Durante las noches ya no podían permanecer sobre un árbol o en el suelo, como seguían haciendo los póngidos. Comenzaron a construir refugios con piedras o colgando pieles de un palo. Si encontraban una cueva apropiada, se refugiaban en su interior, protegiéndose de la lluvia, la nieve y de la fuerza del viento.
Fue justamente al interior de las cuevas donde se han encontrado restos de H. erectus y de las primeras fogatas. El uso del fuego, que diferencia al Género Homo de todos los demás organismos, les permitió la cocción de los alimentos, con lo que la carne se volvía más tierna y mejoraba su sabor -probablemente descubrieron esto al comer animales que se habían quemado durante un incendio-, y se hacían comestibles algunos alimentos vegetales que de otro modo eran difíciles de ingerir.
Además, como el calor mata parásitos y bacterias, la cocción debió tener efectos positivos en su salud.
Nuestros parientes directos
Hace 300 mil años, los homínidos se habían desarrollado tanto que no solo igualaban a los hombres actuales en peso total, sino también en el cerebral. El primer vestigio de ellos se halló en 1856 en el valle de Neander, en Alemania, por lo que fueron llamados hombres de Neanderthal.
Sus cráneos eran menos humanos que los nuestros, ya que tenían protuberancias sobre los ojos, dientes anchos, mandíbulas salientes, la frente inclinada hacia atrás y la barbilla ligeramente hundida. Eran más bajos, robustos y musculosos que nosotros.
Como se asemejaban tanto al hombre actual, excepto en el cráneo, fueron considerados de nuestra especie con el nombre de Homo sapiens neanderthalensis -que en latín significa ‘hombre sabio’-.
Los H. erectus se extinguieron o talvez fueron aniquilados por la nueva especie -que era más inteligente y fuerte- entre 300 y 200 mil años atrás.
Los neandertales se trasladaron a Europa, vivieron durante los períodos glaciales, cazaron al mamut, el rinoceronte lanudo y el oso gigante de las cavernas, y supieron cómo encender el fuego. Sus útiles de piedra eran más variados, elaborados y precisos.
Estos hombres también fueron los primeros en enterrar a sus muertos. El hecho de que los quisieran proteger de ser devorados por los animales -ya que los homínidos anteriores abandonaban los cuerpos donde caían- ha sido interpretado como una valoración de la vida y una muestra de los afectos, ya que prestaban atención y cuidado a los individuos incluso después de la muerte. Con frecuencia se enterraban alimentos y flores con el difunto, lo que puede significar que de algún modo creían que la vida continuaba después de la muerte.
Cerca de 50 mil años atrás, aparece el hombre más parecido a nosotros, cuyo nombre científico es Homo sapiens y que es conocido como hombre de Cro-Magnon -por la localidad francesa donde fueron hallados restos de ellos en 1868-. Eran más altos, esbeltos y menos musculosos que los neandertales. Sus cerebros eran algo más pequeños, pero mayores en la parte frontal. Esta característica permite creer que poseían mayor capacidad intelectual y estaban en mejores condiciones para desarrollar un pensamiento abstracto y un lenguaje elaborado.
El hombre actual
Las dos variedades de Homo sapiens coexistieron durante 20 mil años. Aunque pudieron mezclarse ocasionalmente, hace 30 mil años los neandertales habían desaparecido. De ahora en adelante, ya no nos referiremos a homínidos sino a personas o seres humanos pertenecientes a la especie Homo sapiens sapiens.
Respecto a su distribución geográfica, se cree que hace más de 25 mil años migraron -desde África, Asia, Europa y algunas islas próximas a la costa-, aprovechando el descenso de las aguas a causa de las glaciaciones. De esta manera poblaron toda América, hasta Tierra del Fuego, y Australia, incluida Tasmania, isla situada frente a su costa sudoriental. La Antártida fue la única masa continental que permaneció inhabitada hasta la época contemporánea.
La última edad del hielo terminó hace unos 10 mil años, con lo que el clima se hizo más templado. Crecieron de nuevo los árboles y reaparecieron los bosques. Al mismo tiempo, desaparecieron los mamuts.
Con todos estos cambios del entorno, y producto de la distribución de la población por todo el planeta, lo que implicaba hábitat distintos -sol o hielo, bosque o llano, humedad o sequedad, altura y latitud-, alimentación diferente y herencia genética variada, se produjo una diversificación étnica.
La distinción entre una raza y otra probablemente se produjo entre el 8.000 y el 4.000 a.C., con diferencias de altura y proporción, estructura facial y color de piel, matices y contextura del cabello.
El uso de la piedra
El Lítico o Edad de la Piedra se extiende desde la primera aparición del hombre hasta alrededor del 4.000 a.C. Corresponde a la época en que el hombre hizo casi todas sus herramientas y armas de piedra. Este período se divide en dos: el Paleolítico y el Neolítico.
El Paleolítico o Edad de la Piedra Antigua, caracterizado por el uso de la piedra tallada, se extendió hasta el 10.000-8.000 a.C.
Las condiciones de vida eran extremadamente duras, a causa de las glaciaciones. Además, abundaban feroces animales, como el mamut, bisonte, elefante, rinoceronte, oso y el león.
El hombre vivía de la caza, la pesca y la recolección de frutas silvestres, y se agrupaba en pequeñas comunidades nómades, que se movilizaban siguiendo a los animales que migraban buscando pasto o impulsados por los cambios del clima. Habitaban en cuevas que les daban protección natural o en carpas de cuero.
Gracias al desarrollo progresivo de la inteligencia de los homínidos, fueron aprendiendo a fabricar armas y herramientas con piedras -técnica que lentamente fueron perfeccionando- y a manejar el fuego. Además de tallar la piedra, utilizaron huesos para hacer agujas y puntas de flechas y arpones.
En esta época también se iniciaron los entierros de los muertos para que no se los comieran los animales, junto a alimentos y herramientas.
De fines del paleolítico son los primeros artistas de la humanidad, de acuerdo a los descubrimientos de pinturas en cuevas del norte de España y Francia.
Los grandes cambios
El Neolítico, o Edad de la Piedra Nueva, corresponde al período en que se utilizaba la piedra pulimentada, que terminó alrededor del 4.000 a.C. en el
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